El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) reportó a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE por sus siglas en francés) que en labores de vigilancia para erradicar la influenza aviar de alta patogenicidad AH7N3, confirmó la circulación del virus en una granja del municipio de Tepatitlán de Morelos, Jalisco.

El hallazgo ocurrió en la misma zona en la que se detectó el virus en 2012 y forma parte de las acciones de vigilancia epidemiológica activa que se llevan a cabo para liberar al país de la influenza aviar de alta patogenicidad AH7N3, pero en estos días por protocolo y para evitar cualquier tipo de propagación se sacrificaron 15 mil aves en esa granja y las demás se pusieron en cuarentena.

La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) señaló que en el país existen 145 millones de aves ponedoras y aclaró que este no es un nuevo brote, sino que es un efecto de lo ocurrido en 2012, cuando fueron sacrificadas 24 millones de ejemplares en diversas fincas del citado municipio.

En Guadalajara se informó que las 170 mil gallinas que la empresa Procesadora de Aves Valle tiene en una nave productora ubicada en Tepatitlán podrían ser sacrificadas tras la detección del brote, del cual las autoridades se enteraron el 18 de abril pasado tras realizar inspecciones de rutina.

La nave productora fue aislada y puesta en cuarentena junto con las 155 mil gallinas que aún siguen con vida. Jalisco es el principal productor nacional de huevo y carne de pollo, con más de 50 por ciento de las ventas en el país.

El Senasica detalló que se trata de aves de larga vida, vacunadas contra el virus de influenza aviar AH7N3, que no presentan signología, ni mortalidad, por lo cual el virus se detectó por medio de pruebas de laboratorio.

Inmediatamente se instaló la cuarentena correspondiente y se aplicaron las medidas sanitarias indicadas, por lo que se procedió a la despoblación, limpieza y desinfección, vacío sanitario y centinelización de la granja.

Los países adheridos a la OIE tienen la obligación de reportar cualquier foco de infección animal, y a la vez esta organización da a conocer la situación a los demás países que la integran para que refuercen sus medidas sanitarias si compran productos en la región que reporte algún brote.