Comercio global en riesgo
Trump, amenaza potencial
Banca: atraco a la clientela
on todo y que el energúmeno de la Casa Blanca amenaza con ciertas medidas potenciales en el ámbito del comercio
y que su actitud inquieta
a no pocos gobiernos del planeta, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) –con más entusiasmo que otra cosa– estima que la perspectiva económica para América Latina y el Caribe apuntan hacia una mejoría
a lo largo del presente año, y que dos de las mayores economías de la región –Argentina y Brasil– finalmente saldrán del ciclo recesivo.
En la temporada de proyecciones, estimaciones, análisis y conexos de los organismos financieros internacionales y regionales, el BID no podía quedar fuera de la kermés y presentó su Informe macroeconómico de América Latina y el Caribe de 2017, del que se toman los siguientes pasajes.
La región ha sufrido un periodo de crecimiento negativo los últimos dos años –el primer periodo de dos años consecutivos de crecimiento negativo desde comienzos de los años 80– pero las perspectivas para 2017 son de una mejoría en los resultados económicos. Esta perspectiva más optimista depende de al menos dos supuestos fundamentales: un escenario relativamente benigno para el crecimiento mundial, sin grandes shocks entre los socios comerciales o mercados financieros importantes, y una recuperación –aunque más modesta de lo previsto anteriormente– en Argentina y Brasil, las dos economías más grandes de las seis economías regionales en recesión en 2016.
Seis países en la región se encontraban en recesión en 2016, entre ellos Argentina y Brasil. Predecir el crecimiento cuando las tasas de crecimiento actuales son negativas es sumamente difícil y no tiene nada de sorprendente que las proyecciones de las tasas de crecimiento de ambos países para 2017 fueran revisadas considerablemente en los pasados meses. ¿Qué ocurriría con el crecimiento regional si estas dos grandes economías sufrieran más cambios?
América Latina y el Caribe afrontan un mundo muy incierto. Aunque el escenario de referencia es razonablemente positivo, con un crecimiento global más fuerte y una recuperación prevista en Argentina y Brasil, hay riesgos externos e internos importantes. Por el lado externo, una incertidumbre considerable rodea la magnitud de diferentes medidas de políticas públicas en Estados Unidos que pueden impulsar el crecimiento en ese país pero, al mismo tiempo, afectar las relaciones comerciales globales.
Si bien lo anterior puede ser neutral o positivo para Estados Unidos, los impactos del comercio pueden pegar a México directamente y, si China se ve afectada, América del Sur puede sufrir un impacto mediante precios más bajos de las materias primas. Si el estímulo de Estados Unidos es mayor de lo previsto, propiciando una normalización monetaria más rápida que la anticipada, puede que los mercados financieros resulten perjudicados y que las condiciones de financiamiento para las economías emergentes se vean más limitadas.
Los impactos de los shocks en el crecimiento de Brasil y Argentina también siguen siendo muy importantes para la región. El éxito de la actual recuperación en estas dos grandes economías es tan importante como los riesgos externos, si no más, para las perspectivas de crecimiento regional. Desde luego, los dos están relacionados. Un crecimiento global más fuerte, el aumento de los precios de las materias primas y la ausencia de shocks negativos en el comercio ayudarán a las dos economías a recuperarse con éxito.
El crecimiento global de referencia de 2017 (3.4 por ciento contra 3.1 en 2016) se basa en un crecimiento algo mayor en Estados Unidos (1.9 por ciento), en la zona euro (1.6) y en China (6.5). Sin embargo, existe cierta incertidumbre en relación con estas tres cifras. En Estados Unidos, si bien ahora se prevén estímulos fiscales, recortes de los impuestos, desregulación y una vía algo más marcada hacia tasas de interés más altas, la magnitud de estas políticas y su impacto siguen siendo inciertos. Un paquete de estímulo fiscal mayor a lo esperado podría impulsar aún más el crecimiento pero probablemente también conduciría a una normalización monetaria más rápida y a un dólar más fuerte, lo que implica condiciones financieras más restrictivas para las economías emergentes.
Ciertas medidas potenciales en el ámbito del comercio también han despertado inquietudes, dado que Estados Unidos se propone renegociar el TLCAN y baraja la posibilidad de imponer aranceles a países que tienen grandes superávits comerciales con Estados Unidos. Paralelamente, se habla de introducir un impuesto de ajuste fronterizo
como parte de la reforma del impuesto corporativo. Cualquiera de estas dos políticas podría afectar a países con grandes volúmenes de exportaciones a Estados Unidos, como China, Alemania, Japón y México, entre otros. También se especula sobre la posibilidad de que estos países respondan con sus propias medidas, generando así incertidumbre en las relaciones comerciales globales.
Se ha debatido extensamente sobre el colapso del comercio mundial. Considerando los valores del comercio en dólares estadunidenses, su valor disminuyó aproximadamente 20 por ciento entre 2014 y 2016, y sólo ha aumentado marginalmente a partir de su punto más bajo en enero de ese año. Sin embargo, la caída de los valores del comercio global en dólares se explicó sobradamente por la disminución de los precios, medidos en tal divisa. Los volúmenes globales del comercio disminuyeron ligeramente entre enero y mayo de 2015, pero luego recuperaron su tendencia al alza, aunque a un ritmo inferior.
Uno de los factores que explican la caída en los valores del comercio en dólares en 2014 fue la disminución de los precios de las materias primas en esa moneda. Puede ser que los volúmenes del comercio también se hayan vuelto más sensibles a los cambios en el crecimiento debido al aumento en las cadenas globales de valor. En el caso de América Latina y el Caribe, los valores del comercio en dólares de algunos países han sido muy golpeados por la disminución del precio de las materias primas en dólares, mientras que en otros, sobre todo en México, puede que el comercio haya sufrido del efecto multiplicador de las cadenas globales de valor.
Las rebanadas del pastel
Con total impunidad otro de los brazos del crimen organizado, el de los barones del dinero, roba a su clientela bancaria, al cobrarle cerca de ¡5 mil! comisiones distintas en los ires y venires del crédito, los depósitos, la nómina y etcétera, etcétera. Tan sólo en 2016 el botín sumó más de 143 mil millones de pesos, ante la sonrisa complaciente de la autoridad
financiera.
Twitter: @cafevega