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La Fundación de Arquitectura Tapatía quiso comprarlo, informa Federica Zanco

Ninguna institución pública mexicana ha pedido repatriar el archivo Barragán

Nunca fui ni soy dueña del archivo, no me fue dado como regalo de compromiso; fue adquirido con la intención de evitar su dispersión, que en ese momento era urgente, explica

La italiana dice a La Jornada sentirse orgullosa de colaborar en proyectos de particular interés para México

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Pieza de la estadunidense Jill Magid, incluida en la muestra Una carta siempre llega a su destino: los archivos Luis Barragán, que se puede visitar en el Museo Universitario Arte ContemporáneoFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de mayo de 2017, p. 5

Ninguna institución pública mexicana ha solicitado de manera formal que el archivo profesional de Luis Barragán, que desde 1996 se encuentra en Suiza, regrese a México, dice Federica Zanco, directora de la fundación que resguarda ese acervo.

En algún momento, añade, la Fundación de Arquitectura Tapatía pidió comprarlo, pero Zanco les informó que no estaba disponible a la venta.

El archivo fue comprado a la Galería Max Protech por la Fehlbaum & Co (entidad de la familia Fehlbaum, propietarios de la empresa Vitra), quienes luego crearon la Barragan Foundation (BF), con la misión de conservar, estudiar y manejar ese avervo.

Federica Zanco, por tanto, no es la dueña, como lo ha divulgado erróneamente la artista Jill Magid para justificar su proyecto artístico en el que tomó cenizas del arquitecto mexicano para convertirlas en un diamante, que luego mandó engarzar en un anillo, pieza central de su exposición Una carta siempre llega a su destino: los archivos Barragán, montada en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (Muac).

Acervo no secuestrado

Magid ha dicho que quiere intercambiar con Zanco ese objeto por el archivo profesional de Barragán, pero la directora de la fundación es tajante cuando explica a La Jornada: Nunca fui ni soy dueña del archivo, no me fue dado como regalo de compromiso. Fue adquirido con la intención de evitar su dispersión, que en ese momento era urgente.

Incluso, añade, el archivo tampoco pertenece a Vitra, “que es una empresa familiar de medio tamaño, enfocada en la producción de mobiliario y sin algún interés ni influencia en el manejo del acervo.

Tampoco nunca he tenido nada que ver con la propiedad o el manejo de Vitra, aunque estoy casada con Rolf Fehlbaum, quien ha sido copropietario de esa firma y ahora forma parte de su consejo como presidente emérito. Pero nunca he tenido ninguna porción propietaria ni posición profesional en Vitra y tampoco tengo que ver con el Vitra Design Museum, que es otra organización autónoma, que tiene sus propias colecciones, archivos, actividades, directores, equipo y consejos de administración y asesoría.

El archivo pertenece a la Barragan Foundation, en la cual laboran cuatro personas que coordina Federica Zanco, todos hacemos un poco de todo y nunca es suficiente. El acervo, insiste, no está secuestrado, está siendo trabajado con la finalidad de producir varias claves de acceso para futuras investigaciones.

Desde la adquisición del archivo, continúa, la BF ha colaborado con el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), la Secretaría de Cultura, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el mismo Museo Universitario de Arte Contemporáneo (Muac), donde ahora exhibe Magid.

No obstante ser un pequeño grupo de trabajo, la arquitecta italiana se muestra orgullosa al decir que han logrado contribuir en varios proyectos de particular interés para Mexico, por ejemplo, en la producción y presentación de La Revolución Callada en el Palacio de Bellas Artes, en ocasión del centenario del nacimiento de Barragán.

También se involucraron en las conferencias relacionadas con el Pabellón Mexicano en la pasada Bienal de Arquitectura de Venecia, así como en publicaciones, actividades académicas y de difusión cultural.

Asimismo, añade, han prestado imágenes y obras del acervo a numerosas instituciones y museos internacionales, como el de Arte del Condado de Los Ángeles, que prepara una exposición.

De igual manera han colaborado con reconocidos investigadores y autores brindando apoyo o asesoría, ya sea en sus investigación, con reproducciones de imágenes y documentos, o dándoles información sobre fuentes documentales, bibliográficas y biográficas, como Kathryn E. O’ Rourke (para su libro Modern Architecture in Mexico City), Miquel Adriá (La sombra del Cuervo: arquitectos mexicanos tras la senda de Le Corbusier), Hygina Moreira Buzzi (Do Visível ao Tangível: em Busca de um Lugar pós-utópico), Wim Van Den Bergh, Kim Zwarts (Luis Barragán: The eye Embodied) y Keith Eggener (Luis Barragán’s Gardens of El Pedregal).

La oficina y archivos de la Barragán Foundation están localizados en Birsfelden, Suiza, explica Zanco, en un edificio de un piso situado cerca de las oficinas centrales de Vitra. El despacho ocupa una parte de la planta baja, y los dos cuartos en el sótano son los que “ofrecen condiciones ideales desde el punto de vista de la seguridad y la conservación de los documentos.

Aunque esta área no esté abierta al público, durante los recientes años hemos tenido el gusto de recibir ahí a representantes de varias instituciones públicas u organizaciones privadas mexicanas, como a la actual titular de la Secretaría de Cultura federal, María Cristina García Cepeda (en ese entonces directora del INBA); al embajador de México en Suiza, Jorge Castro-Valle; a la actual directora de la Casa Barragán, Catalina Corcuera Cabezut, y a varios historiadores, curadores, críticos, periodistas o personas interesadas en Barragán, sus archivos o nuestra labor.

Entre estos últimos destacan César Cervantes y Enrique de Anda Alanís, dos de los inconformes con la acción de la estadunidense Jill Magid.

Restauración y prevención

Federica Zanco explica que los documentos gráficos se resguardan y están “dispuestos en plano (sin rollos y sin pliegues, quitando eventuales elementos metálicos o de otro tipo que resulten dañinos), organizados por proyecto en carpetas antiácido y en cajones metálicos.

“Los que estaban dañados o en condiciones precarias han sido restaurados. Sin embargo, seguimos monitoreándolos, ya que la degeneración de papeles, colores y trazos es constante, en particular en los dibujos realizados con plumón.

“Las impresiones fotográficas también están en su mayoría organizadas por proyecto y tema, y en proceso de ser progresivamente transferidas a contenedores específicamente fabricados para su conservación óptima. Los negativos y diapositivas ya han sido procesados. Las publicaciones también. Los recortes de periódicos y otros materiales todavía necesitan revisión y parcial transferencia a sobres y cajas especiales.

“Las piezas de mobiliario, objetos y maquetas están resguardadas en las bodegas acondicionadas del Vitra Design Museum, cortesía que agradezco mucho a esa institución, porque ocupan un volumen que no tenemos en los cuartos de archivo.

“Lo más valioso de este archivo no es una pieza en singular, sino los vínculos que se establecen entre ellas, pues son testigo de un proceso de trabajo creativo. Por esta razón, la primera ley de archivo que aprendí durante mis estudios es de no descomponer su organización original antes de saber lo que se está haciendo. Para mí, la palabra archivo se asocia con paciencia. Mucha paciencia.

“En 2018 –adelanta– estará listo un libro tradicional, en dos tomos. Sin embargo, los resultados del largo proceso de investigación y preparación para esta publicación, oportunamente organizados y re-trabajados, pueden constituir una base de datos eventualmente consultable por Internet. Se trata de programar, financiar y trabajar para realizar este nuevo proyecto.”