Espectáculos
Ver día anteriorMiércoles 19 de abril de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Traspasar las líneas rojas, como la monarquía o la religión, puede costarles la cárcel

Caricaturistas de Marruecos recurren a redes sociales para eludir prohibiciones

Sin prensa audaz, su trabajo no encuentra lugar en las ediciones impresas, consideran

 
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de abril de 2017, p. a11

Rabat.

Los caricaturistas marroquíes, considerados incontrolables, deben sortear líneas rojas para ser publicados. Algunos se autocensuran y dibujan dentro del marco impuesto, pero los más irreverentes acuden a las redes sociales para eludir las prohibiciones.

La censura es algo intrínseco a nuestra profesión, admite Rik –Tarik Bouidar es su verdadero nombre–, cuyos dibujos ilustran cada día el diario marroquí l’Economiste.

Junto a un puñado de caricaturistas de su país, Rik participa en una exposición desde el 12 de abril en el Instituto francés de Rabat dedicada al dibujo de prensa en Marruecos. Está apadrinada por el célebre dibujante francés Plantu, también fundador de la asociación Cartooning for peace, que reúne a caricaturistas de todo el mundo.

Me gustan los dibujos audaces, dice Plantu, quien desde hace 45 años publica sus caricaturas en primera página del diario francés Le Monde. Es necesario traspasar las líneas rojas, añade, durante un debate con sus colegas marroquíes.

Para éstos, sortear esas líneas es difícil: Conocemos las prohibiciones en este país. Con el tiempo y la experiencia, sabemos lo que puede ser aceptado y lo que no, explica Rik. Según todos los caricaturistas consultados por la Afp, la líneas rojas en Marruecos son la monarquía, la religión y la integridad territorial, en el tema muy sensible del Sahara occidental. Traspasarlas puede costar cárcel, fuertes multas o prohibiciones.

Fue el caso, en junio de 2003, del periodista satírico Ali Lamrabet, director de dos semanarios Demain magazine y Doumane (prohibidos desde entonces), condenado a cuatro años de prisión por ultraje a la persona del rey por haber publicado varias caricaturas.

Fue liberado seis meses más tarde gracias a un indulto real, pero se le prohibió dos años después ejercer su profesión en Marruecos durante una década, tras un juicio por difamación en otro caso, vinculado esta vez al Sahara occidental. El dibujo incriminado fue realizado por Khalid Gueddar, dibujante de ácido humor, quien también ya tuvo problemas con las autoridades, y fue el primero en atreverse a caricaturizar al rey Mohamed VI. En 2010 fue condenado a tres años de prisión, con suspensión de pena, por un dibujo en el que se aludía al matrimonio de un primo del rey con una ciudadana alemana.

Declive de libertades

Khalid Gueddar afirma haber visto soplar un viento de libertad sobre la prensa marroquí en los años 2000, para asistir luego a su declive.

No se puede hablar de dibujo de prensa sin hablar de prensa en general. Si tuviéramos una prensa valiente, audaz, el dibujo de prensa estaría en mejor situación. Pero la prensa marroquí está en coma, afirma este antiguo colaborador del semanario satírico francés Charlie Hebdo.

La censura del Estado ha dejado paso a la autocensura en el seno de las redacciones (...), asegura el caricaturista Curzio, seudónimo que alude al escritor italiano Curzio Malaparte. Los dibujos más atrevidos no pueden ser publicados y acaban en las redes sociales. ¿por qué la prensa ya no se atreve? Lo ignoro, dice Curzio, cuyos dibujos raramente son publicados por los diarios, pero sí en las redes sociales.

Curzio, caricaturista irreverente de marcado humor negro, rehusa revelar su identidad. Le encanta ironizar y reírse de los integristas religiosos.

Así ocurrió al día siguiente de los ataques en París contra Charlie Hebdo, al publicar un dibujo en el sitio francés Mediapart.

Pese a las dificultades, los caricaturistas siguen esgrimiendo lápices y humor para despertar conciencias, según Curzio, y porque se sienten guardianes de la libertad de prensa, estima Gueddar.