Buena parte de los mexicanos que declaran no tener religión lo hacen no necesariamente porque no crean en la existencia de un Dios, sino porque están desencantados o molestos con la forma en la que se comporta el alto clero en el país, de acuerdo con una investigación reciente del sociólogo Carlos Nazario Mora.

Durante un foro realizado en el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, el especialista en temas religiosos explicó que, de acuerdo con el Censo General de Población 2010, 4.7 por ciento de los habitantes del país afirma no tener religión, una cifra que podría llegar hasta 7 u 8 por ciento en 2020, según estudios recientes.

Uno de los hallazgos del análisis de Nazario –con el que obtuvo el grado de doctor en sociología por El Colegio de México– es que los ateos y agnósticos sólo representan 34 por ciento de los entrevistados, mientras casi 57 por ciento puede incluso ser creyente, pero decidió alejarse de la religión por no estar de acuerdo con la forma en que se manejan los altos mandos eclesiásticos.

“Este 57 por ciento de los desafiliados (término académico para referirse a las personas sin religión) son ‘rechazadores’, es decir, que su desencanto es más bien con las jerarquías institucionales de la Iglesia. Remarcan sus vacíos institucionales, que van desde las asociaciones corruptas entre el clero y los políticos, hasta la pederastia y el enriquecimiento desmedido.”

En esta lógica, 40 por ciento sigue creyendo en Dios, aunque sólo 7 por ciento lo considera un aspecto muy importante en su vida y el restante 93 por ciento piensa que es poco o nada importante. Asimismo, 83 por ciento rara vez o nunca reza en el ámbito privado y 89 por ciento nunca acude a servicios religiosos.