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Recrearon los experimentos de Stanley Milgram de hace 50 años

La obediencia supera a la conciencia, según sicólogos sociales de Polonia
The Independent
Periódico La Jornada
Martes 21 de marzo de 2017, p. 3

Las personas están alegremente dispuestas a aplicar toques eléctricos fatales a otras, descubrió un nuevo estudio, el cual mostró que persiste una horripilante obediencia a la autoridad, aun cuando se piense que lo que se hace es algo muy malo.

Hace unos 50 años, científicos entre los que figuraba Stanley Milgram realizaron un experimento para probar hasta dónde las personas estaban dispuestas a aplicar toques eléctricos a otras si se les animaba a hacerlo*. Aunque en realidad no se aplicaba ninguna corriente eléctrica, a los sujetos se les dijo que sí, y escuchaban gritar a las supuestas víctimas cuando creían estar aplicándoles descargas potencialmente mortales.

El llamado experimento Miligram se convertiría en una demostración definitiva de la disposición de los humanos a llegar a extremos si son dirigidos por una autoridad, ejecutando órdenes aun cuando causen daño o incluso la muerte.

Ahora, sicólogos sociales han recreado esos experimentos y encontraron que la gente obedecía de modo similar. “Al enterarse de las pruebas de Milgram, la gran mayoría de personas afirman: ‘Yo nunca me comportaría de esa forma’”, señala Tomasz Grzyb, sicólogo social que participó en la investigación. Nuestro estudio ha vuelto a ilustrar el tremendo poder de la situación con la que se confronta a los sujetos, y con qué facilidad pueden aceptar acciones que les parecen desagradables.

La investigación fue llevada a cabo por sicólogos de la Universidad SWPS de Ciencias Sociales y Humanidades, en Polonia, y publicada en la revista Social Psychological and Personality Science. Los científicos explican que les interesaba ver cuáles serían los resultados si la prueba se aplicaba en Europa Central.

Nuestro objetivo era examinar qué nivel de obediencia encontraríamos entre residentes de Polonia, escribieron los autores.

Debe enfatizarse que nunca se habían realizado pruebas del paradigma Milgram en Europa Central. La singular historia de los países de la región hacía que el tema de la obediencia a la autoridad nos pareciera excepcionalmente interesante.

Los científicos no recrearon el experimento original en su totalidad, en parte por restricciones éticas que les impedían emprender algunas partes horrorizantes del trabajo anterior. Pero crearon un ambiente similar, sencillamente usando niveles más bajos de descargas para probar la obediencia de los participantes. Reclutaron 80 voluntarios, con igual número de hombres y mujeres, de entre 18 y 69 años de edad. Se les dieron hasta 10 botones para presionar, y se les dijo que cada uno correspondía a un nivel mayor de descarga.

El nivel de obediencia de los participantes fue muy similar al de los estudios originales. Alrededor de 90 por ciento de los participantes estuvieron dispuestos a llegar hasta la máxima intensidad de descarga, aunque hubo cierto límite cuando se pensaba que quien las recibía era una mujer. Sin embargo, los investigadores aclaran que el tamaño de la muestra era muy pequeño para concluir esto último en definitiva.

Los investigadores dijeron que los hallazgos documentan que la sociedad no parece haber cambiado mucho, pese a que el estudio original ocurrió a la sombra de la Alemania nazi y la Segunda Guerra Mundial. Medio siglo después de la investigación original de Milgram sobre la obediencia y la autoridad, una impactante mayoría de sujetos aún están dispuestos a electrocutar a un individuo indefenso, expresó Grzyb.

*Los toques eléctricos eran supuestos castigos por respuestas incorrectas a un cuestionario. Los examinados eran en realidad actores que fingían dolor creciente (N. del T.).

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya