Sociedad y Justicia
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Advierten de los múltiples perjuicios por la contaminación lumínica

Cielos oscuros son derecho y patrimonio de la humanidad, afirman especialistas
 
Periódico La Jornada
Miércoles 8 de marzo de 2017, p. 41

Los cielos oscuros son derecho y patrimonio científico y cultural de la humanidad. No sólo representan beneficio para la ciencia o la poesía, sino también equivalen a ahorros de energía y reducción del dispendio de los recursos públicos.

Gran parte del gasto de los municipios se destina a alumbrado público, y en la mayoría de los casos está mal colocado y apunta al cielo, lo cual genera contaminación lumínica, que es perjudicial para la salud de las personas, afecta los ciclos de muchas especies animales, daña el medio ambiente y significa gasto de energía.

La noche del lunes, especialistas participaron en la presentación del libro El derecho a los cielos oscuros, resultado de la colaboración entre el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt); la Oficina en México de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco); la Coordinación de Investigación Científica de la Universidad Nacional Autónoma de México, y el Foro Consultivo, Científico y Tecnológico (FCCT).

Según datos de la ONU, más de la mitad de la población mundial –alrededor de 3 mil 300 millones de personas– vive en ciudades. En 2030 se prevé que aumentará a 5 mil millones, lo cual significa que más de tres cuartas partes habitará en urbes. Ello agravará los niveles de contaminación lumínica e impactará de manera importante al medio ambiente, aseveró Nuria Sanz, directora y representante de la Unesco en México.

El coordinador del FCCT, José Franco, destacó la importancia de los cielos oscuros para la humanidad, pues gracias a ellos se pudieron generar calendarios con los ciclos de siembra y cosecha, y rutas marítimas para el comercio y el desarrollo de culturas milenarias.

Enfatizó: Iluminar el cielo en lugar del suelo representa casi 70 por ciento del gasto municipal que comúnmente se utiliza para el alumbrado público y significa un gasto de energía enorme.

Proteger los cielos oscuros, enfatizó, beneficiará a los cuatro lugares que son los mejores sitios en el mundo para realizar la astronomía óptica e infrarroja: México, en la sierra de San Pedro Mártir; Chile; Hawai, parte continental de Estados Unidos, e islas Canarias.

El director general del Conacyt, Enrique Cabrero, manifestó que el catálogo de estrellas brillantes de la Universidad de Yale estima que el ojo humano puede ver casi 5 mil objetos celestes en una noche oscura, pero la contaminación lumínica de las grandes urbes sólo permite observar 50. Se está perdiendo 99 por ciento de la observación estelar a simple vista. Conservar los cielos oscuros, más que preservar una causa noble o romántica, es también una forma de proteger nuestra salud y medio ambiente, pues está probado que dicha contaminación puede generar efectos como irritabilidad, cansancio, estrés y muchas enfermedades, aseveró.

El Conacyt impulsa un consorcio de investigación, integrado por varios centros, sobre el estudio de las metrópolis. Entre sus especialistas hay uno que estudia la contaminación lumínica.

William Lee, coordinador de Investigación Científica de la UNAM, dijo que el derecho a los cielos oscuros significa normar y proteger, ya que es una herramienta para fomentar el desarrollo de la ciencia.

Preservar los cielos oscuros quiere decir diseñar una iluminación inteligente y propiciar respeto al medio ambiente, pues la contaminación lumínica es lo mismo que la del aire o visual, y algunos de los procesos ecológicos, como la migración de algunas especies, se ve afectada por el exceso de luz. Incluso llega a afectar los ciclos circadianos del ser humano.