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México SA

Realidad mata discurso

Tijera en ristre, otra vez

Jelipe: ¿manos limpias?

C

omo es notorio, si de discursos se trata la siempre feliz famiglia financiera del sector público federal no tiene llenadera, y mientras más huecos sean, mejor. Apenas en diciembre pasado el sucesor del ahora aprendiz de diplomático (circuito que, por cierto, también recorrió el propio José Antonio Meade: de Hacienda a Relaciones Exteriores y de ésta de nueva cuenta a Hacienda) presumía que la economía mexicana está preparada para afrontar impactos internos y externos y que gozaba de fortaleza y sectores sólidos para su crecimiento.

I’ñor, e inmediatamente después se pavoneaba, porque la conducción de la política económica (mexicana) no está supeditada a los resultados del proceso electoral en Estados Unidos. No empezamos a prepararnos después de la elección; hicimos muchas cosas desde antes y las hemos venido haciendo de manera sistemática. Hemos venido preparando nuestra economía con mayores elementos de fortaleza en sectores que contribuyan a consolidar el crecimiento, siempre sobre la base de finanzas públicas sanas y robustas.

Pues bien, como en aquellos no lejanos tiempos en los que, como titular de Hacienda, Luis Videgaray veía un futuro promisorio para los mexicanos, dada la solidez y bla, bla, bla de la economía mexicana, ayer José Antonio Meade alcanzó a detallar en qué consiste aquello de la fortaleza para el crecimiento y las muchas cosas que hicieron antes de la elección presidencial en Estados Unidos.

Si la frase se les hace conocida, favor de no reírse, que es muy serio: la Secretaría de Hacienda no descarta implementar nuevos recortes al gasto público. Así es: impecable la chamba que hicieron, es decir, afilar el instrumento para aplicar un nuevo tijeretazo y así, según él, consolidar el crecimiento de quién sabe qué cosa, porque el de la economía se mantiene en el raquitismo.

La Jornada lo resumió así: Hacienda no descarta aplicar nuevos recortes al gasto ante la incertidumbre que prevalece en la economía nacional e internacional, aunque hasta el momento los ingresos públicos se han mantenido en línea con lo presupuestado por el Congreso, dijo José Antonio Meade. Si tuviéramos que ir haciendo ajustes los iremos haciendo (¡si no, pues no!), pero hoy los datos que tenemos de enero y febrero van bastante en línea con lo que requerimos para darle apoyo al presupuesto que nos fue aprobado.

Da gusto tener funcionarios así de claros y eficientes. En vía de mientras, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Instituto Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, advierte que luego de conocer las cifras oficiales de crecimiento económico de nuestro país en 2016, comenzaron a proliferar los ajustes a la baja en las estimaciones del producto interno bruto (PIB) para el año en curso. El primer pronunciamiento vino por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SCHP), cuyas expectativas se modificaron para quedar en un rango de crecimiento entre 1.5 y 1.7 por ciento, en contraste con el 2.5 por ciento pronosticado en el Presupuesto de Egresos de la Federación de 2017.

Días después el Banco de México anunció correcciones a la baja en sus expectativas, ubicándolas entre 1.3 y 2.3 por ciento, cifras inferiores al rango previamente estimado de entre 1.5 y 2.5 por ciento. De esta forma, 2017 podría convertirse en el tercer año consecutivo en el que la tasa de crecimiento resulta inferior a la obtenida durante el periodo previo.

La complicada coyuntura ha sido un factor que ha impedido alcanzar tasas de crecimiento más elevadas (NdelaR: una coyuntura que, dicho sea de paso, se prolonga por 35 años), pero también es una realidad que el descuido del mercado interno y la falta de un plan de desarrollo para la industria nacional han limitado la evolución de la economía mexicana.

Ejemplo de lo anterior se observa en el desempeño del comercio exterior. La depreciación del tipo de cambio debió impactar favorablemente en el saldo de la balanza comercial; sin embargo, esto no fue así, ya que gran parte de los insumos que se utilizan en la producción provienen del extranjero, de tal manera que el atractivo alcanzado por un tipo de cambio más barato se diluyó casi al instante. Adicionalmente, cuando las condiciones externas no son las adecuadas, la industria mexicana resiente las consecuencias significativamente al no contar con un mercado interno que le sirva de apoyo para sortear la adversidad, lo que provoca que la economía de nuestro país pierda uno de sus motores de crecimiento.

El final de 2016 trajo consigo un incremento en el PIB de 2.3 por ciento, inferior al obtenido en 2015 (2.6 por ciento). Lo anterior, como resultado del nulo crecimiento de las actividades secundarias, así como por una tasa del sector terciario ligeramente inferior a la obtenida en 2015 (3.4 en comparación con 3.5 por ciento del año previo). En este sentido, las actividades terciarias fungieron nuevamente como el principal motor de crecimiento de la economía mexicana ante la desaceleración del sector industrial, situación que podría mantenerse durante los primeros meses del año en curso.

De acuerdo con el Banco de México, se estima que la inflación se ubique por encima del objetivo de la institución y es probable que hasta 2018 pueda disminuir su crecimiento. No obstante, durante el mes de enero el nivel de precios del productor (9.8 por ciento) fue más del doble que la inflación registrada para dicho mes (4.7 por ciento), situación que impactará en el mediano plazo a los precios de bienes y servicios trayendo consigo consecuencias desfavorables en el desempeño de las actividades comerciales, las de mayor peso dentro de las actividades terciarias. De esta forma, para que nuestro país alcance niveles de crecimiento más elevados es necesario que asuma un papel activo ante las condiciones económicas externas y no sólo reaccionar ante actos adversos.

Las rebanadas del pastel

En 2006, en tiempos de su campaña por el hueso mayor, el tal Jelipe presumía, y Margarita e Hildebrando le aplaudían: tengo las manos limpias de corrupción. Pues bien, todo indica que sus delicadas manitas, llenas de sangre, también lo están de podredumbre, cuando menos en el caso Odebrecht-Pemex. Es el mismo fulano que prometió no endeudar a México y con él en Los Pinos el saldo del débito prácticamente se duplicó. Y también el de vivir mejor y tantas otras sandeces.

Twitter: @cafevega