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Guadalupe Alonso reúne en el libro experiencias de argentinos que llegaron a este país

Autora evoca en Exilio y universidad la vocación de puertas abiertas de México

En este momento hay que leerlo como ejercicio ético, que reivindica lo mejor de esta nación, consideró la escritora Sandra Lorenzano

El ejemplar se presentó el viernes en la FIL de Minería

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Sabía del exilio argentino, pero nunca me imaginé las historias que me iban a contar. Creo que conocemos una historia muy superficial, apuntó la autora (en medio), en la imagen acompañada por Lorenzano y el fotógrafo Rogelio CuéllarFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Domingo 26 de febrero de 2017, p. 4

Las personas abandonan el país en el que nacieron porque se enamoran, porque van a buscar algo que no encuentran en su tierra pero en general uno se va porque no puede quedarse donde ha nacido. Con esa frase la escritora Sandra Lorenzano encerró todo lo que ocurrió y lo que ocurre con los exiliados, migrantes y refugiados.

Pasó en el siglo XX con la llegada de las dictaduras en países sudamericanos, lo que ocurre tanto en la frontera sur como en la frontera norte del país, y con aquellos que huyen de la guerra en distintas partes del mundo.

Y entonces el país que fue refugio se convierte en su hogar, y forman ahí familias, practican oficios o ejercen una profesión. Contar lo que hicieron los argentinos que llegaron al país es el espíritu del libro Exilio y universidad: argentinos en México 1976-2016, de Guadalupe Alonso Coratella, publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con fotografías de Rogelio Cuéllar.

Aquí se reúnen los testimonios de Pilar Calveiro, Pablo Yankelevich, Alicia Ziccardi, Carlos Zolla, Nota Rabotnikof, Méstor Braunstein, Verónica Langer, Ricardo Nudelman, Oliverio Jitrik, María Soledad Funes, Jorge Hirsch, Enrique Dussel, Hernán GH Taboada, Jorge Denti, Marcelino Cerejido y Sandra Lorenzano, quien participó en la presentación del libro que se realizó el viernes por la noche en el contexto de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM). Es acerca de cómo la universidad se convirtió en su casa.

“Guadalupe y la UNAM pensaron este proyecto para conmemorar esos 40 años de exilio, y se publica en un momento difícil de la vida de nuestro país, de la relación que tiene con los migrantes que llegan. Nosotros hemos llegado a este país durante el siglo XX y somos hijos de la generosidad de México, de una tradición de asilo, de política exterior realmente incomparable.

“México fue modelo, un país de puertas abiertas donde uno podía llegar y decir al poco tiempo –como dijimos tantos–: ‘esta es mi casa y aquí me quedo’. Vale la pena recordarlo frente a la política tan brutal que estamos teniendo en la frontera sur. Sé que nos corresponde reclamar también lo que ocurre en la frontera norte, pero no es fácil hacerlo cuando en el sur estamos violentando a los migrantes sudamericanos”, añadió Lorenzano.

En este momento tenemos que leer estos testimonios como ejercicio ético, que reivindica lo mejor de México y que nos recuerda a todos los mexicanos, por nacimiento o adopción, que somos mucho más que nuestros gobernantes en turno, y ese ejercicio ético vale tanto para México como para Argentina, puntualizó.

Guadalupe Alonso recordó entonces que cuando le propusieron escribir este libro sabía del exilio argentino, pero nunca me imaginé las historias que me iban a contar. Creo que conocemos una historia muy superficial, o quizá la historia oficial, pero a través de esa historia nunca vamos a conocer ese testimonio de quienes lo vivieron de primera mano y eso es lo más valioso del libro que deja muchísimas reflexiones sobre todo en el momento en que vivimos: cuando las migraciones van por todos lados, por todo el mundo, donde nuestros migrantes han sido rechazados, y pensar que un lugar como México, que ha recibido a los exilios, que ha sido tan noble, nos debe llenar de orgullo. Muchas veces se nos olvida ese México generoso.

No sólo historias de drama

Exilio y universidad… permite también reflexionar acerca de lo importante que es que permanezca una memoria de los hechos, que constantemente se esté refrescando, porque de otra manera somos propensos a olvidar los hechos que llevaron a ciertos países a tener dictaduras, gobiernos totalitarios, en un momento en que ocurren cosas extrañas: gobiernos de derechas, líderes con tintes fascistas, pero, aclaró, no son historias de puro drama, porque estos argentinos tienen sentido del humor.

El fotógrafo Rogelio Cuéllar destacó que en este libro muchos argenmex quedaron fuera. Intuyo que vamos a seguir trabajando y habrá un segundo tomo, porque es importante recuperar esta historia. No sabía qué tan importante han sido todos estos personajes que nos han compartido y alimentado. Creo que hoy más que nunca hay que mirar hacia otros lados. Hay que seguir trabajando un segundo tomo y luego los exiliados chilenos y los uruguayos y de todos aquellos que nos han dado mucho.