Opinión
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México SA

Economía mediocre

Un centavito menos

Concurso de cínicos

A

legraos, mexicanos embaucados, que la gloriosa economía nacional sigue sin cubrirse de gloria y mantiene el mediocre ritmo que desde hace más de tres décadas la caracteriza, con ganas de empeorar. Reformas van, reformas vienen, y no hay quien la saque del hoyo, de tal suerte que la ya famosa frase de sí merezco abundancia (esposa de Javier Duarte dixit) ni de lejos se aplica a este caso.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de plano ya ni siquiera se toma la molestia de sumar y restar. De tiempo atrás cuenta con un machote por medio del cual informa sobre el comportamiento de la economía mexicana, al que sólo le modifica la fecha de emisión, toda vez que acumula 35 años reportando que la susodicha creció… 2 por ciento como promedio.

No hay forma: todo lo vendieron, todo lo privatizaron, todo lo modernizaron, todo lo reformaron, y el 2 por ciento como promedio anual aparece marcado con hierro caliente en el presente y el futuro de los mexicanos, lo que no quiere decir que la riqueza no se genere ni exista, sino que selectivamente se reparte en un círculo cada vez más estrecho, con todo y que desde el comienzo del gerencial gobierno neoliberal fue extremadamente reducido.

Lo mejor del caso es que todos los gerentes de Los Pinos (de Miguel de la Madrid a Enrique Peña Nieto) prometieron a los mexicanos el paraíso, el acceso al primer mundo, el bienestar a manos llenas, el futuro promisorio, la modernidad que los haría libres, la (valga el término) noruegización de sus estándares de vida y tantas otras maravillas, que más tardaron en ofrecer que la economía en desplomarse, pues ésta venía de crecer a tasas reales superiores a 6 por ciento anual, ritmo que se mantuvo durante casi seis décadas.

Pues bien, en el déjà vu económico, ayer el Inegi de nueva cuenta rellenó su machote y dio a conocer que en 2016 la economía mexicana creció (¡sorpresa!) 2.3 por ciento en términos reales, una proporción menor a la registrada un año antes. En el último trimestre de 2016 el producto interno bruto (PIB) avanzó 0.7 por ciento en términos reales.

Con tal resultado se redondea la información para los primeros cuatro años de gobierno peñanietista: de 2013 a 2016 (es decir, en el periodo en el que Peña Nieto se comprometió a mover a México, según dijo, aunque en los hechos lo sacudió y de qué manera) el promedio anual de crecimiento económico fue de… 2 por ciento, es decir, lo mismo que en las pasadas tres décadas. ¡Aleluya!

La Jornada lo reportó así: la economía mexicana entró en una fase de desaceleración, aun antes de la entrada del nuevo gobierno en Estados Unidos, que replanteó la relación comercial vigente durante los pasados 24 años, dejó ver información oficial divulgada este miércoles.El producto interno bruto (PIB), la medida más amplia del desempeño de la economía, creció 2.3 por ciento en 2016, informó esta mañana el Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inegi). Ese crecimiento fue menor al 2.6 por ciento de 2015. Para 2017, analistas privados calculan un crecimiento económico de uno por ciento.

Además, la desaceleración de la economía mexicana en 2016, respecto de 2015, fue resultado de que el sector agropecuario registró una variación positiva de 4.1 por ciento, mayor a 1.5 por ciento de 2015, reportó el Inegi. No obstante el mayor dinamismo, el bajo peso del sector agropecuario en el PIB total no benefició sustancialmente a la tasa de toda la actividad económica, que incluso moderó su desempeño bajo comparación anual.

En tanto, el sector industrial, que aporta un tercio del valor de la economía, se estancó en 2016, al crecer cero por ciento, mientras en 2015 lo hizo uno por ciento. Ello fue consecuencia de una mayor contracción del sector minero, particularmente no petrolero. Adicionalmente, el sector manufacturero mostró un ritmo debilitado y la construcción se vio afectada por las contracciones en obra pública.

Y por lo que toca al sector servicios, que representa 62.7 por ciento del PIB, continuó creciendo por arriba del promedio nacional pero su comportamiento fue marginalmente por debajo de 2015 (3.4 contra 3.5 por ciento en 2015). Los rubros con contribución positiva fueron información en medios masivos, servicios financieros y de seguros, corporativos, educativos, esparcimiento y profesionales. En contraparte, comercio, transporte, inmobiliarios, alojamiento temporal y restaurantes (Roberto González Amador).

¿Qué más reformarán y/o modernizarán los brillantes tecnócratas?, porque ya no tienen nada qué vender: todos los bienes de la nación fueron desincorporados (eufemismo tecnocrático por privatizados); los beneficiarios privados de tal acción a lo largo de los años se convirtieron en patrones de la nación y los gerentes de Los Pinos en sus sirvientes; el futuro promisorio brilla por su ausencia y comienzan a desesperarse los sempiternamente pacientes habitantes de esta República de discursos. ¿Qué sigue? Fácil: otro 2 por ciento.

Y como la tecnocracia es muy creativa, 30 años después decidió revivir aquel mecanismo instaurado en el arranque del sexenio de Miguel de la Madrid, conocido como Fideicomiso para la Cobertura de Riesgos Cambiarios (Ficorca), cuyo inventor y administrador fue Ernesto Zedillo. Por medio de tal mecanismo el gobierno subsidió dólares baratos a la gran empresa; el costo fue para la nación y el beneficio para los meros meros.

Pues bien, ahora el gobierno pone en marcha un programa de coberturas cambiarias, con un monto hasta de 20 mil millones de dólares. Entonces, ¿quién dice que este país no cambia?

Las rebanadas del pastel

Cínicos entre los cínicos: 1. Luis Videgaray, aprendiz de canciller (no hemos recibido en ningún momento ninguna falta de respeto o ningún insulto; lo quiero dejar muy claro porque esto es algo fundamental para el diálogo que existe hoy entre México y Estados Unidos); 2. Sean Spicer, salvaje secretario de Prensa del salvaje Donald Trump (la relación con México es fenomenal ahora mismo y creo que hay un diálogo increíble y robusto entre las dos naciones)… Paren de sufrir, que la generosidad gubernamental reapareció: hoy, sólo hoy, el precio por litro de las gasolinas Magna y Premium será un centavito menor al de la víspera. ¡Gracias, Enrique! A ese paso, en 10 meses los mexicanos tendrían los mismos precios que en diciembre de 2016. Entonces, no desesperen. Ya falta menos… Y el dolarito se vendió ayer hasta en 20.31 nanopesitos.

Twitter: @cafevega