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Llegan esposados al país, afirman funcionarios de la Secretaría de Gobernación

Autoridades estadunidenses dan trato de criminales a los connacionales repatriados
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Migrantes deportados esperan en un parque cercano a la línea fronteriza con Estados Unidos en Nogales, SonoraFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Sábado 18 de febrero de 2017, p. 8

Los mexicanos deportados de Estados Unidos llegan al país esposados, advirtieron funcionarios de la Secretaría de Gobernación (SG).

¿Qué es lo primero que hace México una vez que reconoce la identidad de sus connacionales, ante el servicio de inmigración y aduanas del vecino país? Proporcionarles agujetas y un cinturón, así como revisión médica.

Es así porque durante la repatriación las autoridades estadunidenses toman previsiones de seguridad como si los migrantes fueran criminales.

El gobierno mexicano afirma, sin embargo, con base en información de su contraparte, que menos de 6 por ciento de los devueltos proceden de una sentencia penal, es decir, salieron de la cárcel y de inmediato fueron deportados (La Jornada, 16/2/16).

Ante estas circunstancias, el Instituto Nacional de Migración, dependiente de la SG, asume como prioridad la revisión médica de los connacionales, así como afrontar los elementos de seguridad aplicados por las autoridades estadunidenses.

En 2014, México y Estados Unidos firmaron acuerdos para la deportación ordenada; desde entonces se privilegian para esa acción 11 puntos de la frontera común. La devolución ocurre entre 6 de la tarde y 8 de la noche.

En 2016 fueron deportados 204 mil mexicanos y, durante enero de 2017, 13 mil 479.

“Efectivamente (los mexicanos deportados) vienen esposados y sin agujetas ni cinturón. Cuando llegan a nuestro territorio se les da agujetas y cinturón estándar; es conmovedor que nuestros paisanos lo primero que hacen es hincarse para ponerse las agujetas.

Luego se les ofrece un pequeño refrigerio y atención médica; como siguiente paso se confirma su identidad, se les da su acta de repatriación y, en su caso, se les expide su clave única del registro de población para tener acceso a cédula fiscal y tener un trabajo. Ahí se empiezan a relajar porque hay que reconocer que llegan estresados, comentó a La Jornada el subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de Gobernación, Humberto Roque Villanueva.

Marie-Laure Coubes, investigadora de El Colegio de la Frontera Norte (Colef) y coordinadora de las encuestas de migración sobre las fronteras norte y sur, dijo que durante el periodo 2000-2016 se ha incrementado la deportación de mexicanos que tenían más de un año de residir en Estados Unidos.

También ha bajado la migración indocumentada, así como los intentos de reingreso a esa nación de migrantes deportados.

No obstante, persiste el tema de la separación familiar, derivado del incremento de deportaciones de padres o madres, así como de hijos menores de edad, residentes en Estados Unidos.

Rafael Alarcón, también investigador del Colef, alertó acerca de la amenaza de intensificación de las deportaciones, así como el cambio de perfil preferentemente con base en una orden de remoción, la cual sí tiene consecuencias administrativas o penales en caso de reingresos subsecuentes al vecino país.

En tanto, el sacerdote Pat Murphy, director de la Casa del Migrante, hizo énfasis en la adhesión, en la frontera norte, de solicitantes de refugio; tan sólo en Tijuana hay casi 3 mil en esa circunstancia, de ahí la necesidad de buscar un plan nacional de integración social y laboral.

Los comentarios anteriores, de los investigadores y el cura Murphy, fueron emitidos en un foro en el Colef.