Opinión
Ver día anteriorJueves 2 de febrero de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Ciudad Perdida

Lista, la constitución local

Ahora, las leyes complementarias

Final de fiesta

E

n la Asamblea Legislativa todo está listo para que desde ya se empiece a trabajar en la reforma política que se deberá construir para emparejarla a las disposiciones que impone ahora la constitución política de la Ciudad de México.

Decimos ya porque aunque el periodo de sesiones no empiece de inmediato, existen diputados que ya comenzaron a pedir toda la documentación necesaria para analizar los cambios que requieren las nuevas leyes. Desde el régimen de alcaldías hasta la revocación de mandato, y también la imposición del voto efectivo, un instrumento novedoso que busca dar valor real al sufragio después de depositado en las urnas.

Uno de los rasgos del autoritarismo que se esconde bajo la espesa capa de la democracia es precisamente eso: la poca o nula importancia que los mandatarios otorgan a los ciudadanos inmediatamente después de la elección. Millones de pesos, por miles, gastan los partidos políticos, los candidatos y los embozados miembros de la iniciativa privada, que donan grandes cantidades a las campañas para convencer a la gente de que este o aquel candidato será un buen gobernante, para que una horas después, al término de la jornada electoral, a nadie le importe, y menos al triunfador.

Eso resulta parte de todos los avances que en lo político-electoral se dieron en la Asamblea Constituyente, cuyo peso histórico, además del social y económico, se reflejó en las primeras planas de casi todos los periódicos que circularon este miércoles.

Y es que al final de los trabajos la asamblea rompió con la frialdad con que inició su labor, el 15 de septiembre del año pasado. Fue como final de fiesta. Muchos de los rencores políticos se desvanecieron, uno a uno, entre aplausos y porras. Los diputados alcanzaron la mesa en la que estaba la urna de plata donde se depositaron los votos para la elección de la mesa directiva de la Asamblea Constituyente de 1917, y firmaron las cinco hojas de los mismos tantos que acompañaron al texto de la ley.

Parecía como si las sonrisas, los apretones de manos, los abrazos, hubieran estado contenidos durante los cuatro y medio meses que utilizó la Constituyente para construir las reglas de convivencia que deberán acatar todos los habitantes de la ciudad, lo mismo los que confiaron en que la nueva carta magna de la ciudad les serviría, como los que negaron sistemáticamente su importancia.

Los ojos de Dolores Padierna volvieron a brillar con esa intensidad que le negaba la pasión con la que discutía y negociaba con los adversarios; el rostro de Gabriela Cuevas dejaba el rictus de fuerza, de dureza, y exhibía una sonrisa que no se le miró seguido, durante los trabajos; Clara Jusidman, señora de punta a punta, no dejó nunca la mirada que escudriña, y analiza, por más que el cansancio se hubiera apoderado de todo su ser.

Ana Julia Hernández repartía regaños y premios, siempre atenta y sin falta, y Mayela Delgadillo se convertía en una de las voces más firmes de la ciudadanía, y así lo hacía sentir al pleno, siempre que consideraba alguna injusticia, mientras que Elvira Daniel, a la que algunos llamaron la diputada 2-22 iba y venía por todo el recinto impetuosa e intensa, actitud que contrastaba con Guadalupe Muñoz, siempre en la tarea de hallar el fondo, la intención de palabra.

Porfirio Muñoz Ledo (El Constituyente) cerró otra etapa de su vida, tal vez la más importante de todo su quehacer. El sabio tomaba la tribuna y dictaba conferencias, bueno, miniconferencias, porque el tiempo siempre fue el factor apremiante, y también por ahí pasó Santiago Creel chorreando caballerosidad política; Enrique Jackson, mago de las estrategias, desde el silencio de su curul, movió peones, torres y caballos de un tablero que no le resultaba ajeno, aunque Bernardo Bátiz, peleón hasta el último momento, hizo suya la defensa de la pluralidad y la justicia, y Alejandro Encinas, presidente de la mesa directiva, mostró maestría en el manejo de situaciones más que complicadas, que se dieron en la cotidianidad.

Análisis aparte merecerán los trabajos de Jaime Cárdenas e Irma Eréndira Sandoval, porque lo merecen.

La constitución política de la Ciudad de México está lista, es de la gente.

De pasadita

Los constantes brotes de violencia que se están viviendo en la ciudad nos obligan a señalar que las cosas se siguen descomponiendo. Los enfrentamientos que se dieron ayer tenían sus avisos en los robos que desde las motocicletas sin registro se han hecho en toda la ciudad. ¡Aguas!