Opinión
Ver día anteriorViernes 27 de enero de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Gastronomía política en Francia
L

a cocina francesa es famosa en el mundo y parte esencial de su cultura, pero los gastrónomos parecen preferir la cocina política y dedican a ella las charlas de sobremesa. Gourmets, degustan, saborean y juzgan. Conocedores, no se les puede mentir en cocina ni en política: la confianza es esencial.

En Francia, la cuestión que ocupa a los ciudadanos e invade los medios de comunicación no es la onda de frío ni el resultado de la carrera náutica de la Vendée Globe o el torneo de tenis de Melbourne. Es otro asunto. ¿Cuál? La constante en este país a la vez conservador y revolucionario: la cuestión política. El debate, pleno de polémicas, nunca ha cesado y está hoy más presente que nunca pues se prepara una nueva elección presidencial.

En varios países, se producen, últimamente, algunos eventos inesperados: divorcio del Reino Unido con la Unión Europea (Brexit), elección de Trump a la presidencia estadunidense, nueva autoridad de la Rusia de Putin, y otros cambios que desmintieron todas las previsiones y perturbaron la opinión pública y los expertos.

Un fenómeno semejante se observa en Francia. La próxima elección presidencial, de la cual todo mundo discute aquí, presenta cada día nuevos aspectos sorpresivos. Primero, la renuncia del presidente socialista François Hollande a presentarse a las elecciones por un nuevo mandato. Cosa nunca vista bajo la quinta República y que la izquierda sufrió como un choque devastador pues no estaba preparada a esta sorprendente decisión. A la derecha, otra sorpresa. El resultado de la primaria organizada para elegir al candidato de la derecha y del centro a la elección presidencial fue contrario a todo lo previsto. Alain Juppé, considerado vencedor por sondeos y expertos, fue eliminado, junto con el ex presidente Sarkozy, por François Fillon. Y ahora, la izquierda agrega una nueva sacudida a las incertidumbres. Más dividida que nunca, incapaz de unirse tras un favorito, organiza una elección primaria ciudadana para escoger un candidato amenazado por una futura y casi segura derrota, lo cual no puede levantar entusiasmo alguno y causa el temor de ver desaparecer al Partido Socialista en las próximas elecciones presidenciales.

Hoy, dos aspirantes se disputan la candidatura de la izquierda: Manuel Vals, ex primer ministro de Hollande, y Benoît Hamon, frondista socialista opuesto al gobierno. Dos líneas opuestas por completo, al extremo de amenazar de explosión su partido. Más grave aún: otros dos candidatos se declaran también de izquierda, Emmanuel Macron y Jean-Luc Mélenchon, quienes rehusaron participar en las primarias, se hallan mejor situados en los sondeos. En suma, el Partido Socialista y toda la izquierda están divididos y se encuentran al borde de la catástrofe.

Macron, nunca electo en ninguna parte, no pertenece a ningún partido político. Fue consejero económico del presidente Hollande, secretario general adjunto del Elysée y, por último, ministro. Este funcionario de un gobierno socialista tiene la reputación de ser, al contrario, un verdadero hombre de derecha. Se le considera responsable del viraje liberal de Hollande. Los principios de su carrera en el banco Rothschild es denunciada por sus adversarios, quienes lo ven como un ambicioso joven lobo, su verdadera naturaleza de financiero carrerista bajo la máscara de izquierda. Él, por su parte, pretende no ser de derecha ni de izquierda. Una especie de objeto político no identificado. Éxito mediático asegurado. Que puede desinflarse de un día a otro como llevarlo a la victoria.

Mélenchon, en cambio, representa el ala extrema de la izquierda aliada al Partido Comunista. Muy hostil a la presidencia de Hollande, no ha cesado de atacar su gobierno, al que califica de traidor a la izquierda.

Las contradicciones de Hollande y de su política desembocan en este triste resultado. ¿Se encuentra en vías de desaparición el Partido Socialista de Mitterrand? La cuestión se plantea. Los electores decidirán.