Opinión
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Riqueza mexicana
I

ndiscutiblemente la mayor riqueza que tiene México es su cultura, que se ha conformado a lo largo de los siglos con elementos de distintas épocas y orígenes. Comencemos por las que existían en el territorio antes de la llegada de los españoles, de tal valor y solidez que siguen vivas en muchos aspectos de la vida actual.

Aún existen 56 grupos indígenas que en su mayoría conservan sus lenguas ancestrales. Mantienen vigentes innumerables tradiciones y costumbres que se expresan en fiestas, gastronomía, música y artesanías que en muchos casos alcanzan niveles de arte.

A esto se suma la herencia virreinal que nos dejó notables muestras en literatura, arte, arquitectura y música. En esa época se forjó la cocina mexicana con la extraordinaria combinación de los ingredientes nativos y los que llegaron de Europa y Asia. No es de extrañar que haya sido declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 2010.

Después de la Independencia, México se abrió al mundo, particularmente durante el Porfiriato, y se integraron nuevas costumbres y estilos con fuerte predominio de la cultura francesa.

La Revolución habría de gestar un sentimiento nacionalista que revaloró la herencia prehispánica e indígena. Esto se reflejó en el arte. Basta recordar el movimiento muralista que tuvo resonancia internacional. También marcó a la literatura y a la música.

El México contemporáneo tiene un nuevo lenguaje que refleja la globalización, pero a la vez refuerza elementos de identidad. Llama la atención la fuerza que han tomado en las décadas recientes festejos como las pastorelas, que estaban prácticamente extintas, el Día de Muertos, que también ha sido reconocido por la Unesco como patrimonio mundial, y recientemente la charrería.

Es tan vasto el tema que se requerirían muchas crónicas, porque así como la capital de México es una ciudad de ciudades, igualmente podemos considerar que nuestro país está integrado por muchos países. Pensemos en un estado como Oaxaca, con varios grupos indígenas, cada uno con su lengua, vestimenta y tradiciones, vestigios arqueológicos impresionantes, arquitectura virreinal notable y una gastronomía excepcional. Pocas naciones en el orbe tienen esa vastedad de elementos culturales.

Sin embargo, la poderosa penetración del exterior mediante la tecnología, hace cada día más difícil la preservación de los valores culturales identatarios.

Cuidar a escala nacional este tesoro, promoverlo y difundirlo requiere de una persona con experiencia en el medio, talento y compromiso. Sin duda, estas cualidades las posee María Cristina García Cepeda, cariñosamente llamada Maraky, recién nombrada al frente de la flamante Secretaría de Cultura.

Se inició en el medio desde muy joven y fue escalando posiciones en distintas dependencias y organismos culturales. Dejó su huella en varias de ellas; basta recordar que propuso las becas para escritores en lenguas indígenas cuando colaboró con Víctor Flores Olea.

En el primer periodo que estuvo en Conaculta con Rafael Tovar, impulsó la creación del sistema nacional de creadores de arte. Al frente del Auditorio Nacional logró traer la transmisión de las óperas del Metropolitan Opera House de Nueva York. Esto es una pequeña muestra de sus logros, que nos permiten predecir que Maraky nos va a dar muchas sorpresas.

Esperamos que pronto designe al titular del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y ojalá se otorgue el nombramiento de director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a Diego Prieto, quien quedó como encargado tras la renuncia de María Teresa Franco. Es una persona de gran experiencia en la institución, donde ha desempeñado con entrega y eficacia diversos cargos.

Como estamos cerca de las nuevas oficinas de Maraky vamos a comer a El Venadito, situado en avenida Universidad 1701. En su viejo local ofrece de las mejores carnitas de la ciudad. Mis tacos favoritos son de maciza con chiquita, acompañados de chicharrón crujiente y una chela bien fría.