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Reúne 151 obras maestras de arte moderno, contemporáneo y popular

La muestra China no es como la pintan revela la transición que vive ese país

Reseña la tradición que ha perdurado por milenios, pero también una fuerte influencia de Occidente

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La colección procede del Museo Nacional de Arte de China, que cuenta con más de un millón de piezas en su acervo y tiene siete pisosFoto José Antonio López
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Esta muestra es apenas un acercamiento, asegura Ery Cámara, curador del Antiguo Colegio de San IldefonsoFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de enero de 2017, p. 6

Si China no es como la pintan, entonces qué China esperamos, descubrimos o nos falta por revelar, pregunta Ery Cámara, curador del Antiguo Colegio de San Ildefonso. En esta muestra, el recinto alberga 151 obras maestras, entre óleos, aguadas, grabados, esculturas, papel recortado, marionetas de teatro de sombras y máscaras, provenientes del Museo Nacional de Arte de China (MNAC).

Organizada a propósito del 45 aniversario del inicio de relaciones diplomáticas entre la República Popular China y México, Cámara recuerda que el país asiático es “un mundo vasto y complejo, tanto de creencias como de culturas y etnias. Solemos resumir al decir chinos, pero éstos son muchos chinos. Por otro lado, la tradición permea la cultura china porque son milenios. Hay tradiciones que trascendieron, como la caligrafía, de donde nace la pintura, que es ‘la idea escrita’. No es imitar, sino transcribir una idea al valerse de esta inspiración de la caligrafía para pintar. Muchas veces las mismas posturas de la mano, de los dedos o de los tipos de pinceles se utilizan tanto en la caligrafía como en la pintura”.

El MNAC, con sede en Pekín, cuenta con más de un millón de piezas en su acervo y tiene siete pisos. Cámara sólo recorrió uno para seleccionar las obras que componen la exhibición, que se extiende en 14 salas del Antiguo Colegio.

La muestra, explica, trata de abarcar “el espectro de la transición que ocurre hoy en China, porque ves la tradición, pero también una influencia muy fuerte de Occidente. Hay un consumo exacerbado de Zara, Chanel, hay malls por todos lados. Dices: cómo es posible que tengan tanto patrimonio tan rico y se voltean hacia ese consumo”.

Persecución

Independientemente de la influencia occidental, el entrevistado encontró que los colores de la arquitectura y la moda siguen siendo los de los templos tradicionales chinos. Como que hay una tradición que los persigue y no los deja, expresa.

El discurso curatorial se divide en tres secciones: Dimensiones múltiples: la aguada en tinta y color en el arte contemporáneo de China; Integración China-Occidente y la expresión Xie yi en el arte contemporáneo de China, y Cantos de idilio: obras del arte popular de China.

Da la bienvenida al visitante una escultura en bronce de Confucio, elaborada por Wu Weishan, director del Museo Nacional de Arte de China; sin embargo, la mayoría de la obra expuesta es bidimensional. Para el curador, tanto las posturas de las manos como las cualidades de la tinta china, que ellos crearon, les permiten hoy transgredir lo tradicional y agregar a ese acervo cultural la introducción de colorantes y todos los tintes sintéticos que en la actualidad aparecen, que enriquecen su paleta.

Ejemplifica con la pieza de tinta sobre papel El rey mono, de Ma Shulin, en la que se recrea la ópera ante nuestros ojos, porque son los mismos colores que utilizan en los trajes de esta manifestación. Por eso digo que hay una tradición que se permea y se reitera cada vez con nuevas influencias. Algunos chinos tratan de imitar las vanguardias europeas de finales del siglo XIX y principios del XX.

A Cámara le hubiera gustado agregar a esta colección la disidencia china; sin embargo, ésta viene de un museo nacional y se puede entender que ellos también vigilan su imagen. Añade: “En la exposición se nota algo de ideología, la China que queremos. Es el espectro del hombre parado como si fuera un monumento y toda la marea de la revolución verde a su alrededor (óleo Marea, 1984, de Zhan Jianjun). No podría falta una vista de la Plaza Tiananmen”.

Un verdadero deleite son las salas que albergan el arte popular. En la sala dedicada a las marionetas del teatro de sombras, el curador destaca la calidad del dibujo de este trabajo finísimo, venido no de la academia, sino de la tradición popular que dentro de la familia se aprende y ejerce. Son toda una revelación los trabajos de papel picado, todo en rojo, de Gao Fenglian, de 75 años, de la provincia de Shaanxi.

Cámara apunta que la artista “no dibuja antes de recortar. Es decir, tiene el papel, viaja la mente y corta sin equivocación. Allí es donde se entiende que hay que lograr el Xie yi, o estado meditativo, porque sólo así no te puedes equivocar”. Aquí se ve “el origen del papel picado nuestro, que debemos al galeón de Manila y a la nao de China”.

Otros paralelismos se muestran en la capilla: Dije: por qué no hurgar también en las tradiciones tibetanas. Justo nos topamos con la celebración de la muerte y trajimos una pieza que parece mexicana. La única diferencia es el tercer ojo que tiene en la frente. También hay una que se asemeja a un chinelo: Cuando uno los ve bailar se da cuenta de que en los ritos para celebrar la naturaleza todos somos animistas.

Todavía falta mucho por conocer de China, y esta muestra es apenas un acercamiento. Si el MNAC hace un esfuerzo por divulgar su acervo, Cámara señala la falta de documentación mucho más enriquecida que la acompañe, que permita ver aquello que es chino y no se encuentra en otra parte, y aquello que también el chino saca de otras partes para mezclarlo con lo suyo: Hay que tomar la muestra como plataforma de reflexión.

La exposición China no es como la pintan permanecerá hasta el 19 de febrero en el Antiguo Colegio de San Ildefonso (Justo Sierra 16, Centro Histórico).