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Con trabajo y más presente que nunca, la madrina del punk cumple mañana 70 años

En el escenario no tengo ningún deseo para mí, estoy para conectar con la gente: Smith
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En la pasada entrega de los premios Nobel, la veterana roquera estadunidense realizó una sentida interpretación del éxito A Hard Rain’s A-Gonna Fall en homenaje a su viejo amigo Bob Dylan, ganador del galardón en el rubro de Literatura, y quien fue el gran ausente durante la ceremonia realizada en SueciaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 29 de diciembre de 2016, p. 6

Nueva York.

No fue a recoger su propio premio, pero Estocolmo se convirtió otra vez en un gran escenario para Patti Smith. La veterana roquera estadunidense, quien este viernes cumple 70 años, fue la encargada de remplazar al Nobel de Literatura Bob Dylan, gran ausente en Suecia.

Dylan tenía otros compromisos y la madrina del punk rindió homenaje a su viejo amigo interpretando el éxito A Hard Rain’s A-Gonna Fall durante la ceremonia de entrega de los galardones. Estaba muy nerviosa y las palabras no le salían pero, como siempre, el público celebró su interpretación con sonoros aplausos.

Patti Smith parece estos días estar más presente que nunca. Tengo mucha energía y me gusta trabajar, dijo recientemente al diario New York Times. Vengo de una familia de clase trabajadora y lo hago desde los 13 años. Cuidé niños, coseché arándanos y trabajé desde en una fábrica hasta en una librería. Y desde luego, no piensa en la jubilación, según aseguró al diario británico The Guardian.

Muchos de sus compañeros de ruta y grandes amores del pasado ya no están: el fotógrafo Robert Mapplethorpe, con quien Smith alcanzó la fama, murió de sida en 1989 y el músico Fred Smith, padre de sus dos hijos, falleció en 1994, a los 45 años, de insuficiencia cardiaca.

Pero Smith logró sobreponerse, subió a muchos escenarios mundiales y publicó, entre otros, dos libros de memorias que fueron muy aclamados: Just Kids y M Tren.

Lo que me fascina de Patti Smith es que sigue creciendo y cambiando, se vuelve cada vez más interesante y adquiere nuevas habilidades, dijo David Remnick, editor jefe de The New Yorker sobre la cantante.

Los libros han cambiado la imagen de Smith, señala la editora Ira Silverberg. Ahora tiene el estatus de ícono cultural, mientras antes era más bien una figura de culto.

Patti Smith nació en Chicago en 1946 y creció en Nueva Jersey. A su familia no le sobraba el dinero, pero sus padres hicieron todo lo posible para que sus hijos tuviesen acceso a los libros y a la música.

Con poco más de 20 años, Smith quedó embarazada, pero dio al niño en adopción. Se mudó a Nueva York y realizó trabajos temporales hasta que conoció a su primer amor: Robert Mapplethorpe. Incluso hoy día los nombres de ambos siguen estrechamente ligados. Smith y Mapplethorpe se conocieron de casualidad, cuando la cantante golpeó accidentalmente la puerta del apartamento de él en busca de unos amigos. Fui a una habitación y vi a un chico dormido en una pequeña cama de hierro lleno de rizos oscuros. Cuando entré, se despertó y me sonrió, relata. Ambos fueron pareja hasta que Mapplethorpe reconoció su homosexualidad, pero siguieron siendo inseparables.

Misterio sin resolver

Smith intentó por todos los medios avanzar en su carrera artística, escribía a diario y daba conferencias. Este es un misterio que nunca pude resolver. ¿Qué es lo me lleva siempre a subirme a un escenario si apenas puedo soportar una cena de fiesta?, se pregunta.

De modo casual, la música comenzó a colarse en sus actuaciones y en 1975 Smith logró el despegue con el álbum Horses, en cuya portada figura la famosa foto en la que Mapplethorpe la retrató.

Con actuaciones en las que derrochaba energía, Smith recibió al poco tiempo el calificativo de madrina del punk. Pero a pesar del reconocimiento, y de varios discos posteriores, esta artista e ícono del rock nunca se vio a sí misma como música. La gente me evalúa de un modo equivocado, sostiene. “Yo sé lo que se siente siendo una estrella del rock, con limusina y chicas gritando, chicas que quieren cortarme el cabello. Pero no voy por el mundo viéndome como una estrella de rock y, ciertamente, no como música, porque no sé tocar ningún instrumento, sólo soy una aficionada.

Un lugar y un nombre

Yo canto, pero eso es algo que hace casi todo el mundo. Soy una intérprete y cuando no actúo, soy madre, tengo un gato y soy un ser solitario que escribe todos los días. Me reconozco como escritora, afirma. Soy realista conmigo misma. Sé que no puedo cantar como Amy Winehouse o Rihanna. Y tampoco tengo la belleza u otras cualidades que se tienen cuando se es joven. Pero en lo que puedo confiar es que cuando subo al escenario, estoy allí por una sola razón: para establecer una conexión con la gente. No tengo ningún deseo para mí, mi carrera no me importa. Ya tengo un lugar en la vida y un buen nombre. No quiero otra cosa que salir ahí y compartir la experiencia con la gente.