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Aprender a Morir

Hacerse un buen regalo

¿P

or qué confundimos sexualidad con amor? En buena medida porque la sexualidad genera oxitocina, que es también la hormona del apego, aunque algunos sostienen que fortalece la monogamia y la fidelidad. En todo caso, suponemos que amamos lo que nos proporciona placer sin aprender a amarnos a nosotros mismos para saber amar.

Creencias menos convencionales y centradas en un ego sabio sugieren que primero cambie la persona como condición para luego intentar, con otras, cambiar al mundo, o cambiar yo sin pretender cambiarte a ti, en esos azarosos encuentros y desencuentros de anhelos frustrados y soledades mal asumidas, pues una cosa son los valores impuestos o socialmente aceptados y otra, muy distinta, la realidad y sus cada vez más deplorables reglas del juego.

Ante esta indefensión, manipulación y confusión, al ser humano le urge, como compromiso ético, empezar a crear, individual y colectivamente, nuevos paradigmas de crecimiento personal; otras ópticas para vernos y ver las cosas; criterios menos dóciles para aceptar opiniones, no por generalizadas, menos dañinas. Vaya, si ciertos valores son suscritos conjuntamente por el Estado, la academia, la religión y Hollywood, es inaplazable empezar a descreer de esos valores para procurar tener una vida no sólo más digna, sino menos programada y aturdida.

Romper paradigmas o conceptos aparentemente fuera de discusión, impuestos por intereses político económicos y seudomorales sobre, por ejemplo, sexualidad y fidelidad, o convencernos de la apropiación del propio cuerpo como condición para evitar volverlo propiedad de otro, objeto, moneda de cambio y receptor de agresiones varias. Cuestionar creencias, no sólo creer; revisar costumbres que confundimos con bienestar; deslindar el concepto amor de la sexualidad y de la exclusividad excluyente, ese mandato por el que tantos corazones se rompen a diario y tantas uniones con posibilidades de crecimiento recíproco son canceladas.

¿Cuántas parejas divorciadas e hijos traumados por descubrir la infidelidad del otro, que sólo intentaba respirar? ¿Cuántos egos heridos porque su apego, confundido con amor, fue defraudado y amedrentado? ¿Infidelidad es sinónimo de desamor y traición? ¿Alguien lo ordena o es dictado por la sociedad en oposición a mi naturaleza? ¿Exclusividad es sinónimo de honestidad? Regalémonos entonces el permiso de dudar de lo que hemos considerado verdades absolutas.