Opinión
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Europa y Asia en el horizonte de México
D

uncan Taylor no pudo haber sido más claro: con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos se abre para México la gran oportunidad de diversificar sus relaciones con el resto del mundo. El embajador del Reino Unido en nuestro país fue uno de los participantes en una mesa de reflexión sobre ciencia, tecnología e innovación (CTI) realizada el jueves pasado en las instalaciones de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), ubicadas en el sur de Ciudad de México.

Fue una reunión muy interesante, en la que participaron también Qiu Xiaoqui, embajador de la República Popular de China, y el embajador de Japón, Akira Yamada. Por la parte mexicana, estuvieron el director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Enrique Cabrero Mendoza; el coordinador de ciencia, tecnología e innovación de la Oficina de la Presidencia, Elías Micha Zaga, y Jaime Urrutia Fucugauchi, presidente de la AMC.

Aunque todas las intervenciones fueron muy importantes, me voy a referir aquí sólo a las participaciones de los diplomáticos citados, pues son indicativas de las posibilidades de colaboración científica de México con Asia y Europa en un momento crucial, en el que se ha venido definiendo una política antimexicana por el nuevo gobierno de Estados Unidos, nación que ha sido hasta ahora el principal socio comercial de México y con la que hemos tenido históricamente la mayor colaboración científica, aspectos que podrían verse seriamente dañados con la llegada de Trump y la construcción de un muro que separaría más que simbólicamente a las dos naciones.

El embajador británico actualizó algunos aspectos relacionados con la reciente separación de su país de la Unión Europea. Dijo que el Brexit favorece el desarrollo de las relaciones del Reino Unido con las naciones fuera de esa zona, entre las cuales se encuentra México, y anunció que su gobierno destinará .7 por ciento de su producto interno para inversiones en el exterior, dentro de las cuales, afirmó Taylor, se está considerando a nuestro país. La relación entre las dos naciones en el terreno científico se ha fortalecido a partir de la celebración del Año Dual México-Reino Unido, del cual han surgido proyectos conjuntos de investigación científica y financiamiento, mediante nuevas fuentes de recursos, como el Fondo Newton.

Al igual que Alemania, nación que ha manifestado también su interés por incrementar la cooperación científica con México (como ya se ha descrito en este mismo espacio: La Jornada, 29/11/16), el Reino Unido muestra que hay un camino que hoy puede transitarse para ensanchar las relaciones científicas y económicas con Europa… Pero no es el único.

En efecto, Asia está también en el horizonte mexicano, y este es, en mi opinión, uno de los datos más sobresalientes de la reunión realizada en la AMC. El embajador de Japón, Akira Yamada, se manifestó en favor de la apertura con México, la que, dijo, significa no sólo la apertura en los mercados, sino además en la cooperación científica. Yamada explicó que el sorprendente desarrollo científico y económico de su país se debe a que, al carecer de recursos naturales, se han tenido que aprovechar los recursos humanos; describió la evolución de pequeñas industrias a grandes consorcios tecnológicos, como Sony, y enumeró varios logros recientes de la ciencia japonesa. Al igual que sus colegas de China y el Reino Unido destacó el importante papel de las empresas en el desarrollo de la ciencia y la tecnología en su nación.

Uno de los aspectos reveladores en la intervención del embajador japonés es la existencia en su país de una política por la cual la ciencia no sólo es un tema de interés de las élites, sino de toda la población. Se trata de un cambio cultural en el que se ha modificado la mentalidad de las empresas y la sociedad para hacer ver que el conocimiento cambia la vida de todas las personas, por lo que se ha convertido en tema de interés para todo el pueblo. Concluyó diciendo que Japón está dispuesto y abierto a la cooperación con México.

China es la nación que ha experimentado en años recientes un acelerado desarrollo de sus capacidades en ciencia y tecnología en un proceso al que el embajador Qiu Xiaoqui se refirió como La Primavera, que, según el diplomático, ha llevado a su país a los primeros lugares en cuanto al financiamiento de la investigación y desarrollo en 2015, sólo por debajo de Estados Unidos. Su gobierno reconoce en la ciencia y la tecnología a la fuerza productiva más importante, y ha decidido impulsar el desarrollo económico a partir de ellas, dijo Qiu Xiaoqui. China, en voz de su embajador, reafirma su disposición a colaborar con México.

Lo anterior ilustra las posibilidades de colaboración científica y económica con Europa y Asia, que en una reunión de alto nivel, como la del jueves (de alto nivel, por realizarse a 2 mil 600 metros sobre el nivel del mar, bromeó el embajador chino), es básicamente lo mismo, pues salvo los políticos y algunos economistas mexicanos, todo mundo entiende que el desarrollo económico hoy está sustentado en CTI.

Ahí están los caminos que se pueden transitar. Si a la ciencia mexicana se le dotara de mayores recursos, podría convertirse en punta de lanza de la diversificación de las relaciones científicas y económicas con el mundo… Algo a lo que nos está empujando el lenguaje amenazante de Donald Trump.