Opinión
Ver día anteriorSábado 10 de diciembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Infancia y Sociedad

Castro, Trump y Dios

E

sta columna nació del amor por los niños y del odio a sus verdugos; por eso duele tanto la muerte del comandante Castro y exaltamos aquí las grandezas de su vida sinigual. Fidel Castro es el héroe más importante de la infancia latinoamericana, aunque muchos niños no lo sepan, todavía.

De los cientos de miles de niños que en las ciudades latinoamericanas hoy pedirán limosna, comerán sobras o venderán su cuerpecito por unas monedas, ninguno es cubano. La revolución convirtió a Cuba en un paraíso para la niñez (yo lo vi): demostración de que para el bienestar de la niñez se requieren más recursos éticos que económicos. Te lo prometió Martí y Fidel te lo cumplió –consignó Nicolás Guillén.

Hoy el quebranto histórico se entiende mejor con ayuda de Gramsci: El mundo viejo se muere, el nuevo tarda en nacer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos.

Ante la desaparición de Fidel y la aparición de Trump, quise rezar, pero sólo encontré un Padre nuestro apropiado para la ocasión: el del poeta chileno Nicanor Parra, que puede ser útil también para explicar a los niños que la historia no se hace con milagros y castigos celestiales, sino con la conciencia y la voluntad humanas:

Padre nuestro que estás en el cielo /Lleno de toda clase de problemas / Con el ceño fruncido / Como si fueras un hombre vulgar y corriente / No pienses más en nosotros.

Comprendemos que sufres / Porque no puedes arreglar las cosas / Sabemos que el Demonio no te deja tranquilo / Descontruyendo lo que tú construyes. / Él se ríe de ti / Pero nosotros lloramos contigo: / No te preocupes de sus risas diabólicas. / Padre nuestro que estás donde estás / Rodeado de ángeles desleales / Sinceramente: no sufras más por nosotros. / Tienes que darte cuenta / De que los dioses no son infalibles / y que nosotros todo perdonamos.

De cuanto se ha dicho sobre Fidel Castro, me quedo con el dibujo de Silvio Rodríguez: “Yo no sé si él cree que es posible el cielo en la Tierra. Él lo que sí cree es que es imposible no luchar por eso…Va a prevalecer su dignidad, su sentido de los principios: su visión de la historia…”

¡Yo soy Fidel! claman en el adiós niños, jóvenes, mujeres, artistas y los más de 200 mil médicos que hizo la revolución.Tiene razón el dueto Buena Fe: No pudieron detenerlo cuando era de carne y hueso. Ahora Fidel es invencible: renacerá una y otra vez.

Poderoso tigre de fuego, protector de todos los suyos: el magnífico abogado de Cuba, el extraordinario estadista, el estratega genial. El más digno y valiente guerrero de Latinoamérica nos hereda el reto enorme de mejorar y multiplicar su utopía: Todos los enemigos se pueden vencer.