Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Director: Iván Restrepo
Editora: Laura Angulo
Número Especial diciembre enero 2017 No 209

Tortuga verde regresando al mar

Presentación

Horacio de la Cueva
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Juan Martínez
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César Tejeda
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Evodia Silva
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Las islas que conforman el archipiélago de Revillagigedo tienen un origen geológico relativamente reciente. Isla Clarión, la más antigua, emergió del mar hace unos 5 millones de años, San Benedicto lo hizo hace 3.5 millones y Socorro hace 2.5. Roca Partida no ha sido datada, pero se estima que su edad es intermedia entre la de Clarión y San Benedicto. Todas ellas son volcanes que surgen del fondo marino a unos tres kilómetros de profundidad.

El descubrimiento del archipiélago inicia con las primeras exploraciones de la Mar del Sur, ahora Océano Pacífico, que auspició Hernán Cortés desde la Nueva España. Hernando de Grijalva descubrió isla Socorro el 21 de diciembre de 1533 y San Benedicto el 28 de diciembre. Ruy López de Villalobos descubre isla Clarión. En 1615, el capitán holandés Joris van Spielbergen observó por primera vez las cuatro islas y con ello descubrió también al islote Roca Partida. Como España y Holanda estaban en guerra, estos avistamientos no fueron registrados. El posicionamiento de las cuatro ínsulas lo realizó el capitán Camacho, seguido brevemente por el inglés Colnett, quien nominó al archipiélago con su nombre actual.

Al mismo tiempo que la exploración continuaba y se corregían pequeños errores de ubicación, a principios del siglo XIX empezó también la colecta de especies animales y vegetales de las islas Revillagigedo, principalmente por buques y científicos ingleses y estadounidenses. México, un país que libraba su guerra de independencia a inicios de siglo, aquejado por intervenciones extranjeras y guerras internas, participó poco en la exploración de estas islas. Destaca la expedición de Longinos Banda en 1867, la primera al archipiélago Revillgagigedo realizada por el México independiente.

A principios de siglo xx los estudios de biodiversidad y exploración propiciados por la Academia de Ciencias de California sentaron las bases del conocimiento de plantas y animales del archipiélago. Su expedición de 1925 fue la primera binacional y el inicio de una amplia y fructífera voluntad de cooperación entre México y Estados Unidos que continúa hasta hoy. De esa expedición surgieron los nombres topográficos de las islas que rememoran buques de exploración, científicos e instituciones de investigación. Así, las playas, caletas, montes y volcanes en el archipiélago de Revillagigedo se convirtieron en un reconocimiento permanente de la investigación científica. Con el establecimiento del sector naval militar en isla Socorro en enero de 1957 se incrementó la participación de instituciones y científicos mexicanos como nunca antes.

Al estar aisladas con respecto a las tierras continentales, las islas poseen ecosistemas únicos, pues albergan una gran riqueza de animales y plantas con alto grado de especialización.

Debido a estas características, los sistemas insulares son más frágiles ante las intervenciones externas, ya sean naturales o por la acción humana. Al depender unas especies de otras, dichas alteraciones pueden afectarlas en efecto cascada.

En las islas de Revillagigedo se reconocen algunos aspectos por atender. Por ejemplo, dos islas albergan varias especies de vertebrados introducidos en diferentes momentos que se han reproducido con éxito, representando una amenaza para las plantas y animales insulares. Una estrategia para regular los ciclos naturales es la de remover a las especies introducidas. En este sentido, es fundamental que las acciones de remoción sean cuidadosamente planeadas para evitar que dichos procesos terminen por afectar a las especies nativas en peligro de extinción. Una prioridad debe ser proteger y evitar fragmentar las zonas críticas y de anidación de las aves nativas. Por ello, es crucial evaluar todos los escenarios, evitando en lo posible la apertura de nuevos caminos para el paso de vehículos todo terreno, los cuales, además, son propagadores de semillas que se atoran en ellos. Las especies de plantas invasoras deben ser removidas y se debe evitar la propagación de las que ya existen en las islas.

Con la inscripción del Archipiélago de Revillagigedo como Patrimonio Mundial Natural de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) se ha solicitado que tanto la pesca comercial como la deportiva sean excluidas dentro de las 12 millas de mar territorial. Para ello se requiere una mayor inspección y vigilancia coordinada de diferentes dependencias gubernamentales la Secretaría de Marina (Semar), la única dependencia federal con presencia permanente en la región, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca).

En particular es necesario que la Comisión de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) tenga mayor permanencia y en un mayor número de islas. Igualmente, estudiar detalladamente las condiciones que permiten el ingreso de barcos que realizan pesca furtiva, permitiría atender la problemática desde su origen y con ello evitar o minimizar acciones punitivas posteriores.

En cumplimiento con la legislación nacional y varios tratados internacionales, nuestro país debe seguir fomentando y facilitando la investigación científica en el archipiélago de Revillagigedo.


Pájaro bobo de patas rojas

Como se demuestra en este suplemento, las investigaciones científicas en Revillagigedo han aportado información valiosa sobre la biodiversidad insular y las condiciones excepcionales en las que ha evolucionado la vida en el archipiélago. Varias especies endémicas terrestres descritas han llamado la atención de científicos en todo el mundo. Lo mismo ocurre con el ecosistema marino: además de albergar especies endémicas, la estructura del archipiélago lo convierte en una red de nodos de conectividad biológica de especial relevancia.

Por ello, entre las políticas de conservación nacionales es fundamental fortalecer el componente de la investigación científica insular. Ello implica, entre otras cosas, agilizar los procesos administrativos para los investigadores nacionales que desean realizar estudios en estos espacios. Actualmente, algunas autorizaciones pueden tardar desde ocho meses a un año. Otros trámites reciben respuesta después de lo que prevé la normatividad vigente.

Este número especial de La Jornada Ecológica recoge las experiencias y hallazgos de los científicos nacionales que han dedicado casi tres décadas de trabajo a esta región insular. Su testimonio permitirá al lector comprender la singularidad del archipiélago de Revillagigedo. Además, se hace un especial reconocimiento a las decenas de investigadores que han realizado valiosos estudios sobre la biodiversidad y los ecosistemas del archipiélago. Esperamos que el lector disfrute este fascinante recorrido a través de la mirada de los científicos de las islas del archipiélago de Revillagigedo, en celebración por haber sido inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, el 17 de julio de 2016.

Las contribuciones de científicos de diferentes disciplinas se engalanan con las imágenes de dos jóvenes fotógrafos mexicanos de amplio reconocimiento: Claudio Contreras Koob y Rodrigo Friscione Wyssmann; así como de imágenes de los propios investigadores. Enhorabuena.

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