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FIL 30 años

El escritor español ofreció una charla en la cátedra dedicada al autor de Rayuela en la UdeG

Antonio Gamoneda diseccionó en la FIL los símbolos en la literatura de Cortázar
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Antonio Gamoneda en el paraninfo universitario, durante su conferencia Las funciones poéticas en la narrativa de Cortázar. Lo acompaña Luis Vicente de AguinagaFoto Arturo Campos Cedillo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 28 de noviembre de 2016, p. 8

Guadalajara, Jal.

Con precisión de diseccionador, el poeta español Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931) expuso la anatomía de la literatura de Julio Cortázar, la dividió y subdividió en partes, y sus órganos expuestos a la luz mostraron con claridad cómo entre la narrativa aflora la poesía con todas sus funciones.

Gamoneda, invitado por la cátedra Cortázar de la Universidad de Guadalajara (UdeG), ofreció una conferencia magistral en el paraninfo universitario, la cual tituló Las funciones poéticas en la narrativa de Cortázar, en la que ofreció los símbolos poéticos que conviven con la prosa entre cronopios y fuegos que son uno solo.

La característica de estas funciones poéticas es que no son asimilables, incorporables a la narración denotativa, precisamente por su naturaleza imperceptible, como hechos exteriores que puedan ser objeto de denotación, dijo Gamoneda.

“Con Cortázar no sabemos qué está activando en la narración; tampoco podemos entrar en el corpus onírico de los sueños y su presencia”, afirmó el el premio Cervantes 2006.

Posibilidades poéticas

Para eso, el escritor argentino, según Gamoneda, usa muchas veces símbolos; por ejemplo, en el caso del cuento Todos los fuegos el fuego, el mismo título es un símbolo en sí, pues la narración habla de dos fuegos al menos, que el autor reúne a pesar de que su historia se da en momentos distantes.

En todo caso, a todas estas posibilidades funcionales, poéticas, las llamo realidades porque, si no tienen una verdad objetiva exterior, tienen la que les confiere la representación mental o intelectual; me parece que es una realidad respetable, agregó.

Identificó también el uso de funciones poéticas y no narrativas para realizar relatos paralelos en el mismo texto, una forma con la cual Cortázar iba preparando al lector para su inserción poética en el relato, diciendo, por ejemplo, que el personaje juguetea con una revista y unos cigarrillos que luego se convierten en parte de la misma descripción.

Con independencia de las funciones, Cortázar crea paralelismos evidentes en esta narración breve.

También habló de lo impredecible de los cronopios, seres juguetones contratados por otros seres circunspectos, llamados famas, que son muy formales y que se identifican con la seriedad de la realidad o de la vida normal.

Eso pertenece a la realidad poética, que tiene un curso generativo en la construcción del lenguaje poético y luego alcanza representaciones intelectuales en el lector, en el autor y en las páginas del libro. Se trata de una realidad concebida, pero ya es una magnificación del relato que se ha logrado únicamente a partir de resortes o de funciones que podemos llamar de signo poético, afirmó.

Para concluir su conferencia, cuya presentación estuvo a cargo de Luis Vicente de Aguinaga, el poeta español dijo que, como el propio Cortázar decía, la realidad tiene, además de otras, dimensiones sociales, existenciales, morales y sentimentales.

Que tengamos suerte y veamos esa realidad, finalizó.