Opinión
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Premio José Emilio Pacheco
E

scribo en la pantalla Cristina Rivera Garza y leo con sorpresa 114 mil resultados en 0.48 segundos: poemas, novelas, cuentos, consejos a jóvenes escritores, tallerista, maestra, catedrática. Pierdo el aliento al sumar y multiplicar ensayos, presentaciones en librerías, conferencias, mesas redondas, la Casa de América en Madrid, la Universidad de Houston, la de San Diego, Premio Roger Caillois, nacimiento en Matamoros, Universidad Nacional Autónoma de México, La mano oblicua, explorar los límites, entrarle al toro por los cuernos, beca Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) en novela, beca Fonca en poesía, honoris causa de la Universidad de Houston, creadora de la cátedra de español, Sistema Nacional de Creadores Artísticos, premio de poesía Punto de Partida, Nadie me verá llorar, Premio Sor Juana Inés de la Cruz, y en unos cuantos segundos oigo la sirena de la ambulancia de una de sus declaraciones: En lo personal me tienen sin cuidado las virtudes.

¿Cristina Rivera Garza es la mujer maravilla, un fenómeno cultural o una joven escritora que trabaja? Nacida en 1964, su talento es nuevo y surge de un espacio también nuevo, muy poco convencional, inesperado en todos sus megabites y sus visitas en la página web. Hoy se ocupa de José Revueltas después de haber revivido a Amparo Dávila y habernos metido en La Castañeda para hacernos ver el encarcelamiento y la locura en un hospital siquiátrico del siglo XX en México. Nadie me verá llorar, La cresta de Ilión son desde ahora obras claves en la literatura mexicana. La presencia en Houston de Cristina, ahora que los jóvenes creadores viven a Trump como la peor de las amenazas al talento del otro, es una puerta que se abre a la creación y a la fe en sí mismo del joven poeta, el novel cuentista, la novelista en ciernes porque a Cristina Rivera Garza no hubo muro capaz de silenciarla. No hablo de política, sino de la creación literaria riveragarziana, la más fuerte, la más capaz de derribar barreras y limitaciones.

Nada mejor en este momento, nada más oportuno en las actuales circunstancias que el Premio Excelencia en las Letras José Emilio Pacheco que concede cada año la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey) a una joven escritora mexicana grande por sus aportes y sobre todo porque podría ser desde ahora río de dos riberas y garza que cruza las aguas tumultuosas (y sobre todo, garza que no se cree divina).