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Este viernes se realizará el Festival Internacional Rafael Santa Cruz

Dedican encuentro al cajón peruano en el Teatro de la Ciudad
 
Periódico La Jornada
Martes 22 de noviembre de 2016, p. a10

El cajón, nacido de las manos de africanos traídos como esclavos a Perú, tendrá su festejo en México. El próximo 25 de noviembre se le dará un lugar preponderante en el tercer Festival Internacional Rafael Santa Cruz, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

La invitada especial es Tania Libertad; también participarán Ramón Gutiérrez, Lina Ravines, su compañía flamenca y el Ballet Afroperuano.

Rafael Santa Cruz, quien falleció el 4 de agosto de 2014, cuyo nombre se le ha puesto al festival, es un peruano reconocido por su labor de investigador y promotor del cajón por medio de estos festivales.

Protegido por la Unesco

Ante las declaraciones de españoles andaluces, que querían adueñarse de la creación del cajón, Santa Cruz y Porfirio Vásquez incidieron para que la Organización de Naciones Unidas para la Educación la Ciecnia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) lo reconociera como patrimonio cultural de Perú en 2001.

Asimismo, escribió el libro El cajón peruano y decidió hacer el primer festival, que se realizaba de forma consecutiva en Lima hasta cumplir ocho ciclos. Sus cajoneadas han obtenido dos récords Guiness, el primero en 2012, con la participación de mil 476 cajoneros profesionales y aficionados, y el segundo en 2013, con mil 554.

En su octava edición (2015) logró juntar a 2 mil 37 personas que tocaron a un solo compás. El festival se ha vuelto tan popular en Perú que ahora es uno de los más importantes; por esa razón decidieron traerlo a México, dijo en entrevista el director del acto, Juan Carlos Vásquez, Juanchi.

En la Ciudad de México el primer festival tuvo lugar en 2014 en el Centro Nacional de las Artes (Cenart). El segundo se llevó a cabo en el Altar a la Patria, en el Bosque de Chapultepec. Ambos duraron tres días y se convocó a los cajoneros a percutir de forma masiva, tal como se hace en Perú; sin embargo, debido al escaso apoyo económico, su tercera versión sólo duró un día. No obstante, se espera que en los próximos años el espectáculo otorgue acceso al público en general de forma gratuita, concluyó Juanchi Vásquez, quien también es músico, maestro, investigador del folclor peruano y ex presidente del Movimiento Negro Francisco Congo.

En el ocaso de la colonización española la Iglesia católica prohibió la ejecución de los tambores por su paganismo y por la comunicación que mediante ellos establecían los negros (en los llamados tambores parlantes), además de que les molestaba que tocaran el panalivio, canción con la que se sublevaban y lamentaban su condición de exclusión, denunciaban abusos y difundían sus penas. Hacia 1813 el tambor fue acallado por completo; sin embargo, renació en el cajón en 1840.

Los cajones de madera en los que llevaban las mercancías fueron mirados por los negros como el nuevo instrumento musical para percutir; también lo fueron las cucharas de madera, las sillas, las mesas o las calabazas huecas. Con ellas transmitían sus repiques y ritmos de rebeldía. En el siglo XIX Porfirio Vásquez le dio la forma que se conoce en varias partes del mundo: una caja rectangular de madera con un orificio.