CIDH: desgaste estéril
e acuerdo con información proporcionada por la Red Solidaria Década contra la Impunidad y por el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional, el mes próximo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) abordará el caso del asesinato del activista Arturo Hernández Cardona, cometido en junio de 2013.
Se tratará específicamente lo referente a la seguridad que el Estado mexicano debe otorgar a la familia del dirigente y a un testigo presencial del homicidio, pues resulta que las medidas cautelares que les habían otorgado ya les fueron retiradas sin que haya concluido el proceso judicial, dejándolos en estado de indefensión.
En otro momento, el anuncio sería motivo de optimismo y, tal vez, hasta de algarabía, pero no ahora que la CIDH ha mostrado un alto grado de desgaste ante la resistencia del gobierno mexicano a cumplir sus recomendaciones.
La intervención de organismos internacionales de defensa de los derechos humanos no ha tenido el peso suficiente para obligar al gobierno a dar seguimiento efectivo a los casos que le han encomendado.
Vamos, ni el veredicto de la Corte Interamericana de Derechos Humanos se ha hecho efectivo, como lo demostró el caso de Rosendo Radilla, cuestionado por familiares y organizaciones defensoras de las garantías individuales.
Por otra parte, la participación de la CIDH dejó una huella indeleble por conducto del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) en el asunto de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
En términos generales, el trabajo de investigación del GIEI fue echado por la borda por el gobierno de la República, al desoír recomendaciones determinantes para esclarecer el crimen.
El GIEI, después de más de un año de investigación, tuvo que salir del país porque no se autorizó la ampliación de su estancia, y a partir de ahí el problema dejó de tener seguimiento.
Luego entonces, que la CIDH tome cartas en el asunto de Hernández Cardona alienta, pero no produce la confianza de que su participación vaya a dar resultados favorables para las víctimas; si no los logró en la desaparición de 43 quién sabe si vaya a hacerlo tratándose de uno.