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Los inmuebles son adquiridos con dinero de la sobrefacturación de importaciones: expertos

Venezolanos encabezan la compra de residencias de lujo en Madrid y Miami
 
Periódico La Jornada
Domingo 30 de octubre de 2016, p. 26

Empresarios venezolanos encabezan la compra de residencias de lujo en Madrid, España, y ocupan entre el segundo y tercer lugar en la adquisición de mansiones en Miami, Florida. De acuerdo con especialistas, obtienen los recursos para las adquisiciones de la sobrefacturación de las importaciones en Venezuela.

Dichas compras en Madrid han permitido la recuperación del sector. La mayoría de los compradores son venezolanos, saben que es buen momento para invertir, afirmó Lucía Amarilla, asesora comercial de la inmobiliaria Ambassador.

El director de mercadotecnia y ventas de Caledonian, Manuel Albarracín, coincide: en años recientes, en Madrid, ha habido gran demanda de viviendas de lujo por latinoamericanos, especialmente venezolanos.

Según el diario español El Mundo, los venezolanos ricos concentran sus inversiones madrileñas en el barrio exclusivo de Salamanca. “Buscan –explicó a ese periódico Ignacio Pareja Sierra, socio de Momentum Real Estate– aquellas zonas donde tradicionalmente ha vivido el español rico. No el nuevo rico, que vive en La Finca, sino el millonario de toda la vida, y esto lo identifican con el barrio de Salamanca”.

Algo similar sucede en Miami. Entrevistado por Noticias Globovisión Economía, Eduardo Salazar, representante de International Sales Group (ISG), aseveró que los venezolanos ocupan el primer lugar entre los países latinoamericanos inversionistas en el mercado inmobiliario en esta área y el tercero a escala mundial. “Los principales compradores en Miami –dijo– son venezolanos. Proporcionalmente, Venezuela es el país que más compra en Miami”.

Esta tendencia fue confirmada al Diario de Las Américas por Alicia Cervera Lamadrid, socia gerente de la prestigiada inmobiliaria Cervera Real Estate, de Miami. Según ella, venezolanos y argentinos encabezan la lista de mayores compradores de mansiones en esta área.

El mismo periódico reportó en 2014 cómo, de acuerdo con constructores y agentes inmobiliarios consultados, el motor fundamental detrás de la fiebre de construcción de edificios en el downtown y Brickell de Miami es el dinero en efectivo, que viene principalmente del bolsillo de los venezolanos, después de argentinos, mexicanos y europeos.

Las cifras son inobjetables. Para la publicación Bienes Raíces América, 13 por ciento de ventas al exterior del sector en Miami fueron a parar a propietarios de esa región sudamericana. El precio de compra de sus operaciones en materia de bienes inmobiliarios promedió 488 mil dólares.

Sin embargo, la compra de residencias de lujo por parte de venezolanos ricos en el exterior no se circunscribe a Madrid o a Miami. El impacto de esas inversiones en Panamá provocó que el célebre músico Rubén Blades, crítico del gobierno de Nicolás Maduro, hiciera filosos comentarios sobre el comportamiento de los nuevos casatenientes.

En un debate con el escritor venezolano Ibsen Martínez, en el que el cantante ponderó el esfuerzo de los panameños en no generalizar un sentimiento antimigrante, dijo: “Algunos venezolanos, especialmente los de alto poder adquisitivo, llegan con una actitud de superioridad y de soberbia como la que contribuyó a producir la reacción popular que llevó a Chávez al poder y que en parte ayuda a explicar la caótica situación, enredada y dividida, que hoy se vive en esa hermana nación.

“Compran –añadió– dos casas en un barrio de lujo y de pronto se creen dueños del país, y con una condescendencia que ofende tratan a sus anfitriones como si fuesen siervos.”

¿De dónde vienen los recursos para realizar estas inversiones? Entrevistado por la agencia RT, el economista Luis Gavazut aventuró dos hipótesis. Según la primera, el dinero proviene del enriquecimiento de un segmento de la población venezolana ,gracias a las ganancias especulativas que tienen por el control de la economía que detentan.

De acuerdo con la segunda, los recursos son producto del saqueo de las divisas por empresarios bajo el mecanismo de la sobrefacturación de importaciones.

“Hay –dijo Gavazut– un enorme fraude importador: según estimaciones en algunos rubros, hasta 70 por ciento de dólares entregados para importaciones no terminan en los anaqueles, sino que son desviados a los bolsillos de los empresarios. Apenas 30 por ciento de todo el dinero que piden los industriales es lo que de verdad llega al país. De cada 10 dólares, siete nunca retornan.”