Cultura
Ver día anteriorSábado 29 de octubre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Disquero
El nuevo libro de los anhelos de Leonard Cohen
Foto
 
Periódico La Jornada
Sábado 29 de octubre de 2016, p. a16

Leonard Cohen ha abierto el libro de los anhelos.

Su nuevo disco, You want it darker, es un grueso volumen en cuyas páginas viaja toda su existencia, sopesada en equilibrio: he ahí al potro salvaje y desbocado, junto al sabio sereno que se autorretrata así: the wretched beast is tame, en la pieza cuarta de las nueve que conforman esta obra de belleza infinita.

Pero la desdichada bestia no ha sido sometida aún.

La nueva obra del monje budista Leonard Cohen ha sido recibida como una sinfonía de los adioses, olvidando que las despedidas forman parte del vocabulario de aquel niño cuyo primer ritual fue cuando murió su padre y su instinto lo guió hacia la recámara paterna, de donde extrajo una corbata y un retrato de su progenitor y enterró esos objetos en el jardín. Fue el primer ritual de su vida que no es otra cosa que un ritual de lo carnal y lo espiritual, de la lujuria y la sensatez, de la voluptuosa inteligencia con la que ha construido todo un libro de anhelos.

Su nuevo álbum es la sumatoria, el summun, la quintaesencia, el codex, el alfa y el omega. Es todo Cohen. No es una despedida. Es la sumatoria de todos sus anhelos.

Los anhelos de Leonard Cohen, ese gran devoto de la dulce lujuria, ese maestro del placer carnal que no tiene conflicto con el crecimiento espiritual sino que por lo contrario, se explican mutuamente: la carne, el espíritu, el placer, la sabiduría, la lujuria, el conocimiento, la locura, la inteligencia, el brillo, la oscuridad. El anhelo como suspiro y como gemido al mismo tiempo. El anhelo como llanto y como risa.

Now so long, Marianne, it’s
time that we began
to laugh and cry and cry and
laugh about it all again

El anhelo como llanto y como risa. El anhelo es una lágrima al mismo tiempo que sonrisa. El nuevo disco de Leonard Cohen es un nuevo libro de los anhelos que nos conduce a una enseñanza, un aprendizaje, una verdad descomunal:

El sentido de la existencia se llama equilibrio.

Un cuarteto de cuerdas vienés, el aroma de la suntuosa lujuria pos-Visconti (luché contra mis demonios, que eran muy clasemedieros, se burla de sí mismo en este disco, como es su sana costumbre; no hay disco de Cohen donde no se burle piadosamente de sí mismo), guitarra acústica, un coro de sinagoga, música flamenca (otra historia de amor y muerte que lo marcó, y que narro en uno de los capítulos de mi libro La música, ese misterio, ya en circulación) y las voces femeninas, ¡ah, las voces femeninas! Ese sello angelical de todos, todos los discos de Leonard Cohen.

La cita que hice párrafos arriba de los versos de So long Marianne se debe a que en este disco/reflexión/ajuste de cuentas/sumatoria de anhelos, Leonard Cohen nos dice, nos confirma que es el hombre que aman las mujeres, como Mozart fue amado por muchas mujeres, y ellos, Volfi y Lenny, las aman a todas ellas y Leonard siempre ha sabido que el amor de su vida tiene nombre y apellido: Marianne Ihlen, protagonista de esa canción/poema y de Bird on the wire y de prácticamente todos los versos de amor que hay en su obra.

El centro, el equilibrio, la hondura de su nuevo disco descansa en el track seis: Traveling Light, que se inicia de manera inequívoca: música griega porque se conocieron en una isla lujuriosa de Grecia y en un verso nombra a su amada sin nombrarla: my falling star, luego de decir: “I’m traveling Light/ it’s au revoir”. Viajo ligero/ es el adiós.

La aparición de You want it darker levantó revuelo porque estuvo precedida por una entrevista que concedió Leonard Cohen a The New Yorker, donde dijo: estoy listo para morir. El primer verso categórico de su nuevo disco dice: “I’m ready, my Lord” luego de una invocación salmódica: hineni, hineni (heme aquí; expresión litúrgica que suele completarse con haz de mí tu voluntad).

En la conferencia de prensa de la presentación de su disco, en Los Ángeles, Leonard Cohen devolvió el resuello a los que se espantaron con su nueva, enésima despedida: “bueno, sí –dijo al principio con voz dificultosa, entrecortada por un silbido desde sus pulmones, pero en cuanto empezó a bromear volvió a ser Leonard Cohen, el joven– dije que estaba listo para morir, es cierto, pero creo que estaba exagerando. Siempre he sido propenso a ser dramático –rió a carcajadas, junto al coro de carcajadas celebratorias de los reporteros– pero en realidad tengo planeado vivir para siempre”.

Foto
Marianne Ihlen y Leonard Cohen en la isla griega de Hydra

Book of longing, El libro de los anhelos es uno de sus tomos de poemas. Lo publicó en 2006, como una continuación de su Book of Mercy, de 1984, uno de cuyos poemas se titula Death of a Lady’s Man. El autor del himno I’m your man, el hombre que ama a las mujeres porque es uno de los pocos que comprende su misterio, no se despide. Su nuevo disco no es su despedida. Es simplemente un anhelo.

Anheló cuando Marianne Ihlen, el amor de su vida, expiró, hace exactamente tres meses, el 28 de julio: deseo que tengas buen camino; todo el amor, te veré en el camino, le dijo en una carta, anunciando su muerte, en pos de ella, que ha muerto ya antes que él. El amor de su vida. El anhelo de su vida.

Marianne Ihlen apareció en la vida de Leonard Cohen en el momento en que él estaba en crisis. Ella le resolvió la escritura. Le dio un beso y una guitarra. Una sonrisa y una estilográfica. Muchas caricias y muchos pensamientos (Year by year/ Month by month/ Day by day/ Thought by thought, canta en Steer my way, otra de las piezas de su nuevo álbum).

Leonard Cohen apareció en la vida de Marianne Ihlen en el momento en el que ella estaba en crisis. Él fue quien le devolvió las sonrisas. Le dio un beso y un anhelo. Una sonrisa y una estructura de pensamiento (I wish there was a treaty/ Between your love and mine, canta en la coda final de este su nuevo disco).

Hace tres meses, al enterarse que Marianne Ihlen tenía poco tiempo de vida, le escribió una carta de amor, una enésima carta de amor, que ella escuchó, entendió, recibió en su corazón el bien, Marianne, somos tan viejos que nuestros cuerpos se caen a pedazos, recibió en su corazón el ya sabes que siempre te he amado, escuchó el sólo quiero desearte un buen viaje, y después de recibir en su corazón el adiós, mi vieja amiga. Todo el amor, te veré en el camino e inmediatamente de escuchar el quiero que sepas que estoy tan cerca de ti que, si extiendes la mano, creo que puedes tocar la mía.

Y en ese instante, Marianne Ihlen extendió su mano y tocó la mano de su amado. Y expiró.

Y él ahora le canta así:

It’s au revoir
My once so bright
My fallen star

El nuevo disco de Leonard Cohen es el más hermoso de todos los que ha hecho, porque luce el brillo del amor, la luz de su alma, la estrella que forman sus sonrisas. ¿Cómo se puede atrever alguien a decir que el amor de la vida de Leonard Cohen es Marianne Ihlen si lo aman tantas mujeres? Basta con mirar la fotografía de ellos, jóvenes y hermosos, sonriendo en una isla griega, donde se conocieron y donde supieron lo que ahora le escribió Leonard, en su lecho de muerte: tú sabes que siempre te he amado; nuestros cuerpos se caen a pedazos; habrá un momento en que desaparezcan nuestros cuerpos; pero el amor no muere. Es indestructible.

El amor es un anhelo.

El nuevo disco de Leonard Cohen es una hermosa carta de amor. Es un libro del buen amor. Contiene música de gran elegancia, suntuosa elegancia, voluptuosidad, poesía, profunda y alta poesía. Equilibrio.

Su enseñanza mayor, luego de escucharlo y vivir al mismo tiempo experiencias reales y escuchar esta música tan bella, se formula así:

El sentido de la existencia se llama equilibrio.

Larga vida al monje budista Leonard Cohen, ese maestro de la impermanencia, el desapego, el equilibrio de la carne y el espíritu, la risa y la lágrima, la lujuria y la sabiduría, el adiós y la bienvenida, la dicha y la dicha y la dicha. Y la alegría.

[email protected]