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La Maldita Molocha armó un megaslam junto a 21 mil fanáticos

Molotov celebra dos décadas de historia y locura maciza
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La banda soltó todos sus éxitos para el delirio de sus fieles en una noche cheleraFoto Ocesa/Lulú Urdapilleta
 
Periódico La Jornada
Domingo 11 de septiembre de 2016, p. 8

Ante 21 mil seguidores, Molotov festejó con un concierto 20 años de una carrera de éxitos, de ser para la banda La Maldita Molocha, totalmente Palacio... de los Deportes, dentro de su gira Chingatomadre.

Noche de slam y cerveza ante el grupo más chelero del ambiente. De a cien pesos el vaso de agua de cebada y los vendedores no se daban abasto.

El público creó el concierto, mentando madres desde la primera rola: Que no te haga bobo Jacobo, y aunque el interfecto ya no camina en este planeta tiene colegas que cumplen la función de servir no a la comunidad, sino a los dueños de los medios de comunicación. Esa rola multimedia marcó la velada, con acento en la palabra puto, convertida en po-lisemia social para significar a quien se pasa de lanza o es un ser que se pone rodilleras.

El poder del bajo

Amateur y Uhu con el ritmo heavy, explosivo, el poder de la patada del bajo.

Tan sólo un preámbulo para Chinga tu madre, canción que pone el acento en la peor maldición que puede caer sobre los hijos históricos de Hernán Cortés y La Malinche. No sólo eso, es recibir una mentada que humilla y toma venganza.

El palacio es la empatía pura con el rock ciento por ciento mexicano cinco estrellas, de exportación, que ha hecho corear a los rusos.

Here We Kum y Lagunas, para llegar a Parásito y Here Comes, hasta La raza, la reivindicación sonora de lo que es ser racita en tierra gringa. Con Voto latino se denota el poder de la piel quemada por el sol en los campos de California, avispa con la migra y los alguaciles, los uniformados, los representantes del Tío Sam. La frontera ha sido nómada y la historia demuestra que los mexicanos siguen siendo de allá, de esas tierras invadidas por el expansionismo gringo de finales de 1800.

Se anuncia una rola vintage adelantada en el tiempo contra Donald Trump, que es bautizado el Queso Oaxaca, por su peinado. El poder de Molotov radica en el estruendo.

Use it y lo machacón, para mover el cuerpo y azotar la cabeza.

Esta rola es de que chingue su madre quien no la chifle. Y se oye Yofo. DDT, para decantar con la versión molocha de Perro negro, de El Tri, a la que en esta ocasión se le quitó su biz coto para escucharse arrabalera, heavy, con rabia.

Fuga, una idea que se antoja. Gimme de Power, coreada por 21 mil almas. La claridad de que el voto es inútil, de que no hay democracia. Cada quien elige al gobernante que lo va a reprimir, que va a usar el garrote. Esto lo supieron y advirtieron Diderot y Voltaire, y Maquiavelo. Si le das más poder al poder más duro te van a venir a coger, gritan los molochos. El palacio es una alberca de olas bravas, de slam y energía. El ritmo y la conciencia, el rock y la claridad.

Frijolero, la venganza de Randy ante el abuso de los guardias gabachos. Es septiembre y la rola alcanza niveles patrios. Que no se metan con los paisanos.

Hit Me: Este país podría ser más chingón, pero los administradores no lo permiten, reflexiona Molotov.

Cerdo, dedicada a los mánagers del grupo y a quienes comen migajón con azúcar.

Animo, delincuencia y Marciano 1 y 2, largas, luego vendría La verga, una de sus rolas, dijeron, más inspiradas. El falo se resignifica e identifica en decenas de frases de uso cotidiano, en el albur y en el poder de la cama y de la burocracia.

Queen, con el agradecimiento a Mercury, tema en el que los veinteañeros demuestran que saben hacer coros. Cholo, divertida e irónica. Perra arrabalera, cruel manera de referirse a una dama de cascos ligeros. Nada qué pedirle a Paquita la del Barrio. Quen pompó, dedicada a casos como el de la casa blanca. El público chifla y rechifla.

Un manicomio

Pastel, que es propicia para festejar sus 20 años. DDD, Rasta, hasta la poderosa y explosiva Molotov, homónima y pleonástica. Hacen como que se van. La hacen de tos. Se tardan tanto que los de arriba se vengan clasistamente aventando vasos con líquido a los de abajo. Las mentadas están de a peso. Regresan y argumentan que son unos viejitos que festejan sus 20 años cerveceros y que tuvieron que ir a su diálisis.

Chanwich vuelve un manicomio al palacio. El slam está en su apogeo y se forman varios círculos de amor. Matate Teté, para nada de Cri Cri, sino la invitación a aplicarse la eutanasia.

En medio de la locura maciza, Molotov prepara su descarga que no es fuegos de artificio. Suelta Puto. La parafernalia. ¡Puto, puto, puto...!, con toda su carga y odio, su pesadez y potencia acumulada en dos décadas de historia.