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Economía Moral

Agnes Heller y las teorías de las necesidades humanas / I

La alumna más conocida de Lukács: del marxismo crítico al posmodernismo

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Fotografía reciente de Agnes Heller, quien tiene 87 años de edad
E

n esta serie abordaré tres fases teóricas sobre las necesidades humanas, por las que ha transitado Agnes Heller (AH). La primera, en la que escribe en 1961 el ensayo Teoría, praxis y necesidades humanas (TPN), cuando tenía 32 años, expresa la creatividad y radicalidad de la joven AH. En la segunda escribe, 13 años después, en 1974, Teoría de las necesidades en Marx (TNM), es una fase de AH madura. Las dos son fases plenamente marxistas de AH, que incluyen sus varias y muy conocidas obras sobre la vida cotidiana. La tercera fase corresponde a 1993, año en que publica Una revisión de la teoría de las necesidades (RTN), cuando AH va entrando a la tercera edad (64 años de edad) y ha dejado de ser marxista: mi propio punto de vista filosófico había cambiado de forma lenta pero constante, dice en dicho artículo, “hasta alejarse incluso de la versión más modificada posible de ‘marxismo’, en una dirección que podríamos llamar ‘posmoderna’”. Es importante tener en mente la estrecha relación original entre Agnes Heller y György Márkus, los dos miembros más destacados de la llamada Escuela de Budapest, como se conoce al grupo que trabajó cerca de György Lukács. AH y su esposo Ferenc Fehér, también miembro del grupo (ambos judíos que se libraron de Auschwitz, donde fue ejecutado el padre de AH, por azar), Márkus, y otros miembros del grupo fueron reprimidos en su país, Hungría, en 1956 y en 1973 (fueron expulsados de la Academia de Ciencias y de la Universidad, y sus escritos vedados de cualquier publicación). En 1978 se expatriaron y se fueron a Australia. Cinco años después, los tres citados publicaron Dictatorship over needs (Basil Blackwell, 1983) en el cual analizan sistemáticamente el régimen que los obligó a exiliarse. En español fue publicado en 1986 en México por el FCE con el desafortunado título Dictadura y cuestiones sociales. Inician así el Prefacio: “nos esforzamos por entender la totalidad del ‘socialismo real’, por poner al descubierto este nuevo y formidable sistema de opresión interna y externa, por disipar las ilusiones que existen sobre la verdad de su fisonomía”. Concluyen el Prefacio diciendo: Los tres estamos persuadidos de que el mundo necesita más socialismo, no menos, del que tiene hoy día.

Pier Rovatti (PR), destacado filósofo italiano, que dirigió la revista Aut-Aut, escribe el prólogo de TNM, y nos ayuda a ubicar las ideas sobre las necesidades (N) en la vasta obra de AH. Indica que en Teoría marxista de la revolución y revolución de la vida cotidiana, AH señala que “debemos considerar una ilusión metafísica aquella según la cual deberíamos abolir primero la alienación económica y política para luego estar en condiciones… de humanizar las relaciones cotidianas entre los hombres”, de lo cual AH deriva la necesidad de asumir la idea marxiana de comunismo y de movimiento comunista como proceso global. Según PR en la idea de comunismo conviven, para AH, dos instancias de fondo irrenunciables: la de la realización individual y la de la comunidad como el lugar de la democracia directa. “La vida individual, en términos del joven Marx –dice PR narrando las ideas de AH– se realiza cuando la vida se convierte en objeto para el hombre, esto es, cuando el hombre puede vivir para-sí-mismo conscientemente como género; la vida individual, por consiguiente, se contrapone al hombre particular cuyo fin es la auto-conservación y cuya necesidad consiste en la identificación con todas las convenciones y exigencias del sistema. De ahí la exigencia política de una restructuración de la vida cotidiana… la exigencia de un nuevo modo de vida”. A la par de esta exigencia, AH plantearía en Estructura familiar y comunismo otra muy radical de superación de la estructura familiar como parte de la exigencia comunitaria. Según PR las ideas contenidas en estos dos artículos son algunas por las cuales fue expulsada de la Academia de Ciencias: el pluralismo y el abandono del movimiento obrero revolucionario, (paradójicamente) la exigencia revolucionaria y la identificación de las necesidades radicales con la actitud hippie. Añade que, sin embargo, la comisión de investigación se centró en TNM y en TPN para expulsarla. PR señala que el discurso de AH en estos dos escritos se organiza en torno al concepto de N, noción que constituye el fundamento materialista de la temática del valor (en sentido axiológico). El concepto de N proporciona la posibilidad de un análisis teórico e histórico simultáneamente, mientras que el de valor –si carece de soporte material– corre continuamente el riesgo de deslizarse hacia el análisis estático y esencialista de la naturaleza humana, y por consiguiente idealista”, añade PR. “Agnes Heller no abandona el tema del valor (que incluso sigue constituyendo el rasgo distintivo de su marxismo), pero ahora lo sitúa dentro del tema de la necesidad… y parte de una evidencia factual: la aparición histórica de las necesidades radicales”.

En TPN, dice PR, AH introduce orgánicamente su nuevo punto de vista, según el cual sólo un tipo de praxis es efectivamente revolucionaria y es aquella que toma cuerpo en la revolución social total, que supera no sólo el reformismo socialdemócrata (la reforma de toda la sociedad por medio de reformas parciales) sino también el rasero de la revolución política que no desarrolla un poder de masas. Tanto en Heller como en Marx, las necesidades son el fundamento de la praxis totalizadora y verificación práctica de la teoría, añade. “En el análisis de AH –continúa– emerge la convicción de que el plano de las necesidades determina y remite a sí toda la teoría marxista: la transición revolucionaria es revolución de un sistema de necesidades basado en la necesidad de poseer a otro sistema de necesidades, radicalmente distinto, fundado en la riqueza de las necesidades cualitativas”. Es evidente aquí la cercanía de estas ideas con las de Erich Fromm en Del tener al ser (Paidós, México, 1991). La relación misma entre teoría y praxis, continúa PR, puede hallar aquí una interpretación no teoricista; en palabras de AH en TPN: “la eficacia práctica de una teoría depende de su habilidad para ‘seguir la pista’ de las necesidades humanas concretas”. Para AH, continúa PR, científico es:

aquel modo de leer a Marx partiendo de la pregunta sobre las necesidades radicales. Es decir, el criterio de cientificidad estriba en la capacidad y el rigor de la interrogación sobre el comunismo como necesidad, la capacidad para captar ese nivel teórico en el interior de la contradicción que caracteriza la fase actual del capitalismo: la necesidad de dar respuestas acerca del individuo, de lo social, sobre el papel y el carácter del trabajo, sobre el sentido de la riqueza general .

Rovatti concluye que la tentativa de AH de lectura de Marx a través del problema de las N representa una novedad teórica: el redescubrimiento en Marx (en todo Marx, pero sobre todo en los Grundrisse) de las necesidades radicales como nivel subjetivo, pero factual, determinado históricamente, de las contradicciones del capitalismo avanzado, del problema de la constitución de una conciencia revolucionaria adecuada.

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