Francisco Coreanito Mateos aguantó de boxeador profesional hasta que el cuerpo le recordó que tenía que retirarse porque ya era un escalón para los prospectos. Pero como todo peleador, pospuso su retiro hasta que cayó noqueado en sus recientes combates. El último fue en 2010.

Sin embargo, no terminó reproduciendo otras biografías del fracaso. A pesar de vivir al día, presume que no terminó afectado de sus facultades por los golpes con un gimnasio al aire libre que montó en los Viveros de Coyoacán.

No es un local en el que están ávidos de la llegada de un diamante en bruto, sino un espacio al aire libre donde se ha construido una comunidad, principalmente de jóvenes universitarios y adultos con profesiones diversas.

Tengo un gimnasio modesto, pero soy mi propio jefe y colaboro con la comunidad. Eso es una responsabilidad muy bonita y además un lujo. Aunque me ofrecieran trabajo para preparar un campeón, no aceptaría porque vivo haciendo lo que más disfruto, comentó.

Este sábado hará por tercer año consecutivo una exhibición entre sus alumnos, a la que también ha invitado a peleadores de varias zonas de la Ciudad de México. El propósito es promover el boxeo, que según su percepción ha funcionado desde que montó el gimnasio en 2010, justo con los 10 mil pesos que le pagaron por su última derrota como pugilista profesional.

Mis alumnos son gente de otros niveles sociales que no piensan dedicarse al boxeo, pero hemos construido lazos de afecto y respeto. La gente me quiere por lo que le doy y eso me llena de orgullo, señaló.

En la exhibición de este fin de semana espera superar lo que ha conseguido en las dos anteriores. Invitó al ex campeón mundial Rafael Márquez y al peleador Dante Crazy Jardón para lograr mayor asistencia.