Espectáculos
Ver día anteriorJueves 4 de agosto de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

La estadunidense Cynthia von Buhler la creó, inspirada en la reunión de un barón francés

Fiesta Illuminati, velada decadente y libertina al estilo surrealista

El tema animal fue el hilo conductor del encuentro, cuya entrada costó alrededor de 8 mil 500 pesos

Es una mezcla de danzas de fuego, baños de leche, burlesque y acrobacias, que se repite dos veces al mes

Los invitados nunca cuentan lo que ocurre

Foto
Una cantante de ópera interpretaba su repertorio y bailarines sobrevolaban con sus acrobacias las cabezas de los comensalesFoto Dpa
 
Periódico La Jornada
Jueves 4 de agosto de 2016, p. a11

Nueva Yok.

Dos mujeres desnudas estaban de pie, la una frente a la otra, ante una hoguera. Sus rostros estaban ocultos bajo máscaras de animales mientras bailaban lentamente, observadas por unos 30 neoyorquinos de sonrisa nerviosa que no estaban del todo seguros de qué hacían en la Fiesta Illuminati.

Hora y media antes, los invitados habían sido recogidos por un autobús-limusina en Manhattan y trasladados a una alejada zona de Connecticut. Ninguno sabía exactamente adónde iban: los teléfonos inteligentes les fueron confiscados hasta que terminó la noche y las ventanas del vehículo estaban entintadas, por lo que no pudieron ver el exterior.

Cuando por fin llegaron a su destino, el Pig King (rey cerdo) saludó a los invitados y los condujo hasta un palacete junto a un lago. A los asistentes, entre ellos banqueros, juristas y médicos neoyorquinos, los esperaba un menú de ocho platos y cocteles. El primer plato se les sirvió en una sala llena de arte y ejemplares de animales extinguidos, mientras una cantante de ópera interpretaba su repertorio y bailarines sobrevolaban con sus acrobacias las cabezas de los comensales.

El concepto de las fiestas Illuminati lo creó la artista estadunidense Cynthia von Buhler. Ella y su marido, junto con una docena de actores, ejercen de maestros de ceremonia a lo largo de la velada. Al parecer se inspiró en la Illuminati Ball, de 1972, también conocida como Fiesta Surrealista que ofrecieron la baronesa y el barón Rothschild en su palacete francés, entre cuyos invitados estaba el genio español Salvador Dalí.

Máscaras ocultan la identidad

Después de ver las fotos de la fiesta de los Rothschild quise organizar una velada decadente y libertina. En las Fiestas Illuminati reina el poder. Es una noche que cuesta olvidar, afirma Von Buhler, de 51 años. Tanto los actores como los invitados ocultan sus rostros bajo máscaras, desde obras de arte cuajadas de perlas a cuernos de toro, cabezas de vaca o máscaras de monos. Los animales tienen un papel clave. Me fascina la relación que las personas tenemos con ellos.

Pronto, un cerdito vivo saludó también a los presentes. Se llama Persephone y corretea entre las mesas de los asistentes a la espera de que le den algo de comer. El tema animal es uno de los hilos conductores de la velada: la oscura pieza teatral que se representa en distintos actos a lo largo de la noche gira en torno a la traición y a un conflicto entre el rey cerdo y un mono. Ninguno de los invitados pareció entender del todo la trama, aunque la noche es más una mezcla de danzas de fuego, baños de leche, números burlesque y acrobacias. Mucho más no se sabe, pues los participantes se comprometen a no revelar lo que allí ocurrió.

Luego de la media noche, el retorno a Nueva York

Poco antes de la media noche, la luz de la Luna iluminó el tranquilo lago rodeado de árboles. Una suave música invadió el embarcadero mientras los invitados, sonrientes, exaltados y un tanto confundidos, se preparaban para regresar a Nueva York. No sabía qué esperar exactamente, todo era secreto y no nos contaron ningún detalle. Pero eso es precisamente lo que quería: el efecto sorpresa. En cualquier caso, fue una noche surrealista, contó Te’Rhon O’Neal, un banquero de Manhattan.

Eso sí, una aventura tan exclusiva cuesta lo suyo: la entrada asciende a 450 dólares (unos 8 mil 500 pesos). No ganamos mucho, porque los costos son muy altos, sostuvo Von Buhler. Más bien, lo hacemos porque nos parece importante. Las fiestas comenzaron a celebrarse en febrero y tienen lugar dos veces al mes, previsiblemente hasta octubre. Hasta ahora, en todas las ocasiones se agotaron las entradas.

Entre tanto, Von Buhler ya está trabajando en su siguiente proyecto: una nueva versión de su obra teatral inmersiva Speakeasy Dollhouse: The Bloody Beginning, en Brooklyn. En la actualidad, el teatro inmersivo, en el que el público participa activamente en el desarrollo de la función, goza de gran éxito en Nueva York. Adoro a los neoyorquinos, pero creo que todo el mundo debería vivir experiencias extraordinarias a lo largo de su vida, afirmó la artista. Siempre y cuando uno sea abierto y no le importe ver de vez en cuando un poco de piel desnuda.