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La demanda de seguridad, pretexto para exigir mi salida

Sigue entre sus planes buscar la candidatura presidencial

Existen otras motivaciones para sacarme del poder, sostiene el mandatario. Aunque reconoce que tardó 24 meses en lograr resultados, ahora vamos a pasar de la seguridad pública a la seguridad ciudadana

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Periódico La Jornada
Martes 2 de agosto de 2016, p. 11

Cuernavaca, Mor.

Camino al choque mayor con un abigarrado conjunto de fuerzas que lo quieren fuera del poder, el gobernador Graco Ramírez no acepta fallos de fondo en el modelo policial que ha impulsado, aunque deja de llamarlo único para nombrarlo hegemónico. Concede: Se agarraron de una declaración mía en la que dije que resolvería el problema de la inseguridad en 18 meses.

Los 18 meses se convirtieron en 24 y Ramírez se acerca a su cuarto año de gobierno en medio de un alud de denuncias sobre la incapacidad de su administración para terminar con el escenario delincuencial que ha colocado a Morelos en los primeros sitios en varios de los llamados delitos de alto impacto.

La semana pasada, representantes de un centenar de organizaciones, grupos e instituciones, se reunieron para delinear un plan para sacar a Ramírez del gobierno. La universidad local, con su rector, Alejandro Vera, a la cabeza, y la diócesis de Cuernavaca, con el obispo Ramón Castro en la vanguardia, son los pilares del frente.

En un sillón de la casa de gobierno, Graco Ramírez se empeña en proyectar seguridad: No hay ningún tema en el cual no podamos acordar, vía el diálogo.

Para el gobernador, el asunto de la seguridad es una suerte de falsa bandera que esconde otras motivaciones. De entrada, asegura, los primeros grupos que comenzaron a hablar de su salida (reunidos en lo que se conoce como la Coordinadora) fueron movidos y financiados por el diputado federal del PRI Matías Nazario, ex jefe de comunicación de Jorge Carrillo Olea.

Nazario, actualmente uno de los colaboradores más cercanos del presidente nacional del SNTE, Juan Díaz de la Torre, busca ser candidato a la gubernatura y, además, en el relato del gobernador, está molesto porque la administración actual acabó con el negocio de los préstamos a maestros, vía Sofoles.

Entre sus pasos iniciales, la Coordinadora demandó juicio político contra Graco y presentó una acusación por el mal uso de 2 mil 800 millones de pesos. La acusación se fundó en un documento de Luis Manuel González, auditor estatal, separado de su cargo por el Congreso en virtud, dice Ramírez, de que cobraba a los ayuntamientos por arreglarles las cuentas: “Emprendieron una campaña, con movilizaciones de 800 o mil gentes, hasta que llega el obispo…”

Los matrimonios igualitarios y Graco Satanás

Considerado en círculos eclesiásticos como uno de los obispos de Bergoglio (por su cercanía al ideario del papa Francisco), Ramón Castro ha convocado a cinco marchas por la paz y ofreció un salón de la Catedral para la reunión de los opositores a Ramírez (la conspiración de la Corregidora, le gusta decir, en broma, al gobernador).

Para Graco Ramírez la demanda de seguridad ha sido sólo una bandera que esconde los verdaderos motivos del obispo: oponerse a la despenalización del aborto y a los matrimonios igualitarios.

La reforma sobre matrimonios igualitarios pudo ser votada en el Congreso local sólo después de que el presidente Enrique Peña Nieto se manifestó en favor, lo que condujo a los diputados del PRI a aprobar lo que antes rechazaron.

Como se trataba de una reforma constitucional, requería la aprobación de los ayuntamientos. Siguió una cruzada de hostigamiento a los regidores; tocaron las campanas en las parroquias para llamar a los feligreses y fueron a las casas de los presidentes municipales a exigirles que no votaran esto, que se iban a ir al infierno.

En la más reciente marcha, dice el gobernador, la agenda del obispo queda al descubierto porque “acuden los grupos que defienden el ‘matrimonio natural’. Entonces ya las mantas son contra la reforma que hicimos. Se ve abiertamente la polarización que él alimentó con cierta secrecía y audacia, y afloró ya la cruzada del odio. Le ganó el contenido verdadero de su acción que toma de pretexto la inseguridad y la paz”.

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El mandatario morelense, durante la charla con La JornadaFoto Arturo Cano

Desde la aprobación de la reforma, asegura Graco, el obispo ha recorrido las parroquias con un discurso de odio, personalizando en mí a Satanás, que soy parte de la conjura del infierno, en fin, locura y media.

Del mando único al hegemónico

Graco Ramírez admite: Me tardé 24 meses para empezar a tener resultados en seguridad. Ni modo que los tuviera con policías en manos de la delincuencia.

Pero todo ha cambiado, asegura: Hice un C-5, tres cuarteles, dos helicópteros, mil cámaras. Y ahora vamos a pasar de la seguridad pública a la seguridad ciudadana, a formar comité de vigilancia vecinal en los 2 mil polígonos del territorio de Morelos. La seguridad como tarea de todos va a ser una segunda gran etapa de nuestro modelo de seguridad.

–Que los ciudadanos se rasquen con sus propias uñas, que cierren calles…

–Es el tema. Para que no estés privatizando las calles vamos a hacer este modelo público de seguridad ciudadana.

–Habló mucho tiempo de mando único. Lo que ahora dice suena más al mando mixto que se ha discutido en el Senado.

–Me atengo al modelo como lo establezca la ley. El mando único en Morelos es el hegemónico, el preferentemente dominante.

–Quienes piden su salida tienen como bandera el tema de seguridad. Pueden hacerlo porque hay materia.

–Hay elementos. Pero la seguridad ha mejorado.

–En varios delitos de alto impacto, Morelos sigue estando en los primeros lugares.

–Pero ya no en el primero o segundo. En el quinto, sexto, el octavo. Esto es un proceso.

En este punto, el gobernador recurre a un cuadernillo engargolado: un inventario de las cifras del delito y de los casos que han despertado más protestas por la capacidad de respuesta de familiares o círculos de las víctimas. Señala una hoja en la que se ve la cifra de secuestros del arranque de su gobierno al año presente: de 150 a 21. ¡Maestro, esto es una hazaña!

–Entonces, ¿resulta que estamos frente a un asunto de percepción? Recientemente el Presidente de la República pidió perdón por un tema de percepción…

–Bueno, ahí no es de percepción, sino de hechos. Aquí el tema es otro. Por eso le vamos a entrar a la seguridad ciudadana, para que la percepción cambie.

Ramírez acepta que la sociedad morelense sufrió varios años el infierno del crimen (sus adversarios juran que las llamas no se han apagado) y que por ello la gente sigue teniendo la idea de que la seguridad no ha mejorado. Según encuestas ordenadas por su gobierno, asegura que sólo 10 por ciento de los ciudadanos encuestados afirma haber sido víctima o tener un familiar que fue víctima de un delito (en el arranque de su gobierno era 80 por ciento). Pero cuando les preguntas si hay seguridad, 60 por ciento dice que no.

–Una historia persistente en Cuernavaca: una familia con cuatro varones, tres de los cuales han sufrido abusos de la policía del mando único.

–Puede haber abusos. Pero antes no había policía. Antes no actuaba, se dedicaba a cuidar delincuentes.

Una policía como la que, según Graco, actuaba en los años de Carrillo Olea, quien hace un par de años se fue del estado porque me tiene cierto respetillo y vio que venía en ascenso la confrontación.

En medio de la tormenta, Ramírez dice no haber abandonado su intención de buscar la candidatura a la Presidencia de la República, con una izquierda demócrata, no con un proyecto mesiánico.

Antes, claro, deberá sortear el trance local que un funcionario de la Universidad Autónoma de Morelos, ve, como Graco, inevitable: Son muchos los agravios, ya no hay marcha atrás, dice, tras devorar un sándwich de pollo, el escritor Javier Sicilia.