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Pedagogía sin pedagogos
D

espués de tres años de intentar imponer una reforma educativa –con el apoyo de miles de policías y generando un conflicto social que ha cobrado vidas invaluables–, Peña, Nuño y compañía presentan ahora una reforma pedagógica. Absurdo tras absurdo, el siguiente paso de esta reforma pedagógica se encomendó al Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), un think-tank en el que predominan economistas tecnócratas neoliberales, sin trabajo ni experiencia alguna en pedagogía. En la misma rimbombante ceremonia de presentación del nuevo modelo, el director de este centro exhibió su ajenidad con el tema educativo al declarar: La reforma educativa es la gran apuesta por el futuro del país. De lograr sus objetivos permitirá un crecimiento sustentable, una mejor calidad de vida y combatir de fondo los grandes males nacionales: la inequidad, la impunidad y la ignorancia ¡Wow! ¡Órale!

Sin duda, estos señores no han leído la advertencia de Justo Sierra, entre muchas otras, acerca de las exageraciones respecto del poder de la educación: No creemos que se trata de una panacea ni social ni moral, advirtió hace más de un siglo y explicó, con razón, que para que la escuela contribuya a resolver los problemas sociales, es indispensable “la acción coincidente de las condiciones del trabajo nacional. Consideramos, pues –explicó–, a la instrucción como un factor de mejoramiento, no de perfección, no de transformación absoluta; debe, por tanto, estar condicionado por otros factores que con ella concurran a formar no un pueblo feliz –esta es una lastimosa utopía–, sino mejor armado para la lucha por la vida, y dichoso o desventurado, con plena conciencia de su estado social que es lo que para nosotros quiere decir un pueblo libre”.

Justo Sierra expresa las críticas que en esos años empezaron a hacerse al educacionismo que había infectado a no pocos liberales. El educacionismo es, en certera definición del maestro Fernando Carmona, esa idea de que la educación (escolar) es la panacea, que primero debe educarse al pueblo ignorante y todo lo demás se dará por añadidura. Las funciones político-ideológicas de este imaginario han sido develadas desde entonces. Se trata, entre otras cosas, de ahuyentar cualquier intento de someter a análisis y crítica la verdadera causa de las situaciones sociales y económicas indeseables: un sistema de explotación y dominación injusto e inhumano. Hoy todos los días, Nuño, Peña y compañía machacan su propaganda: la reforma educativa es la salvación de la patria y la garantía de la felicidad de los mexicanos. Deberían leer estos arribistas la antología Educar, panacea del México independiente, de Anne Staples, de El Colegio de México (1985). Hace 35 años, en Educación y desarrollo, la ideología del Estado mexicano (1982), documenté y analicé críticamente esta ideología y su sucedánea: el economicismo.

¿Cómo justificar la elección de los economistas del CIDE para realizar una tarea pedagógica? En nuestro país existen importantes instituciones, académicamente muy sólidas, con un fecundo trabajo en el campo de la educación y específicamente en la pedagogía; entre ellas la UNAM, que cuenta con un Colegio de Pedagogía, un Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación, y otros muchos grupos académicos en institutos y facultades que trabajan desde hace décadas estos temas. El Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, el Departamento de Investigaciones Educativas tiene una experiencia de más de 40 y un trabajo reconocido en México y en el extranjero. Este departamento ha contribuido de manera significativa al mejoramiento del sistema educativo nacional. El país cuenta también con una Universidad Pedagógica Nacional, con productivas sedes en todo el territorio nacional, con la Escuela Nacional de Maestros y la Escuela Normal Superior, con una experiencia pedagógica incomparable. En varias universidades de los estados también se realiza muy valioso trabajo en ese campo.

Este es, por supuesto, un listado incompleto de las instituciones nacionales dedicadas a esa compleja tarea; imposible hacer en este espacio un mínimo recuento de las experiencias y aportaciones de todas ellas que ahora parecen ser unos invitados más a participar en foros en los que podrán expresar libremente sus opiniones ¡para que las valoren los economistas del CIDE!

Peña, Nuño y compañía han invitado reiteradamente a los maestros de la CNTE para que se sumen a esos foros y les advierten que no deben automarginarse. Evidentemente, no se dan cuenta de que son ellos quienes se están automarginando del país. México, el otro México, está en otra parte: no está en los centros académicos de élite, ni en la OCDE, ni en Mexicanos Primero, ni en la junta directiva del INEE.

En las líneas transcritas, Justo Sierra señala con acierto que para que el pueblo esté armado para la lucha por la vida es necesario que tenga plena conciencia de su estado social, que es lo que para nosotros quiere decir un pueblo libre. Pero la reforma educativa, impuesta por los gobiernos neoliberales de PAN y PRI, busca anular la posibilidad de que la educación sirva para desarrollar esa conciencia (de clase, podría haber dicho don Justo). Siguiendo los dictados de los organismos internacionales al servicio del capital (OCDE, Banco Mundial) y de sus sucursales en nuestro país (como el CIDE), en sus proyectos para la educación básica y media han disminuido al mínimo materias como historia, filosofía, ciencias sociales, campos del conocimiento que precisamente tienen el potencial de desarrollar esa conciencia de su estado social.

El absurdo que estamos padeciendo no es un asunto meramente académico. La arrogancia con la que el gobierno está actuando ha generado ya un conflicto en extremo grave. La oligarquía organizada está presionando para que se tome una medida represiva en contra de los maestros y del pueblo. Esta es la verdadera pedagogía que quieren aplicar; ya avanzaron en Ayotzinapa y Nochixtlán, ¿adónde quieren llegar? Habrá que dedicar otro espacio a señalar las más evidentes fallas pedagógicas de la reforma pedagógica, con la cual se pretende justificar tanto perjuicio.