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La puesta en escena se restrenará en el teatro Rafael Solana el próximo 15 de agosto

Almacenados invita a romper con la enajenación laboral: Fernando Bonilla

Creo que hemos construido una sociedad que aplaude al depredador, que nos ha metido en esa carrera de trabajar para nadie, afirma

Es una invitación a ser congruente toda la vida, dice Héctor

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Sergio y Héctor Bonilla en dos escenas de la obra sobre el texto de David DesolaFoto cortesía de la producción
 
Periódico La Jornada
Martes 2 de agosto de 2016, p. 9

Almacenados invita a quejarse de manera inteligente a fin de salir de los espacios de trabajo con la conciencia de que la vida está afuera; para romper la enajenación laboral y la absurda continuidad generacional, y darle un sentido al sinsentido de no saber para qué o quién se trabaja, expresaron en entrevista Héctor y Fernando Bonilla, actor y director, respectivamente, de esta puesta en escena.

Luego de presentarse en varios foros y tras cumplir más de 200 funciones, la obra se restrenará en el teatro Rafael Solana por una corta temporada, que empezará el 15 de agosto, presentada por la Compañía Puño de Tierra.

El texto es de David Desola y es interpretado por Héctor y Sergio Bonilla.

Almacenados narra la historia del señor Lino, quien después de trabajar 29 años en un almacén será jubilado y sustituido por Nin, un joven inexperto. Ambos pasarán cinco días juntos en el inmenso almacén vacío, donde aparentemente nunca pasa nada. La desesperación, el conflicto generacional y el peso de una gran mentira irán forjando entre ellos un vínculo inquebrantable: la conciencia de los perdedores.

Fernando Bonilla agregó que Almacenados comenzará así su quinta temporada en la Ciudad de México. “Esta obra tiene un impacto universal, porque nos presenta un relevo generacional. Creo que el enorme éxito se debe a la gama tan amplia de públicos a los que puede impactar. Divierte mucho y desde un tono ligero contiene una profundidad importante.

“Llama la atención sobre sinsentidos muy claros en nuestra vida, como el sentido del deber, del trabajo y el sentido o no sentido de la vida. Estas reflexiones, que pueden ser tan dolorosas, están presentadas desde la ligereza de una comedia o de una tragicomedia. Es muy difícil lograr eso y Almacenados lo consigue. Por eso gusta tanto: es conmovedora y divertida. Hay trabajos absurdos. La obra aborda la historia de un hombre que ha desperdiciado su vida siendo el jefe de un almacén que no almacena nada. Esa es una metáfora que puede alcanzar a todos.

Hay otro espejo: las hormigas. Hay un hormiguero en el almacén y sus integrantes siguen el mismo camino todos los días y se encargan de hacerlo más grande. Al final la pregunta es: para qué hacer eso.

Se le recuerda la frase somos millones que trabajamos para nadie, de John Lennon, a lo que comentó: Eso tiene que ver con procesos históricos, con la transformación que sufrió el mundo con la Revolución Industrial, con la caída de las monarquías y del poder económico como poder predominante. Creo que hemos construido una sociedad que aplaude al depredador, y lo hace excesivamente al individuo, porque fomenta la competencia, y es lo que nos ha metido en esta carrera de trabajar para nadie y nos convertimos en nuestros propios explotadores.

Odio y competencia

Agregó: “Almacenados nos plantea una réplica de este problema, por medio de dos personajes que están en el lugar perfecto para odiarse y competir. Al final acaban haciendo a un lado sus diferencias, encontrándose en un lugar humano, emocionante y profundo. Ver a los ojos del otro lleva a saber que lo importante no es el individuo, sino la comunidad.

El teatro no escapa a los mecanismos de mercado y tenemos que pagar la renta y sobrevivir, pero somos afortunados de vivir en una ciudad en la que puede uno sostenerse con el teatro. Sí, soy mi propio explotador y debo trabajar más obras al día, pero vivo de hacer lo que me gusta.

Héctor Bonilla afirmó: “Esta obra plantea una metáfora muy afortunada. Por eso el parecido que tenemos Sergio y yo es muy importante, porque esencialmente somos el mismo personaje. Está diciendo que este joven que va a transformar el mundo llega un momento en que se volverá ese viejo que se entrega al sistema. Es una invitación abierta al ¡atórale!, para que no se vuelva un impulso de juventud, sino en que tengas una actitud de congruencia en la vida. Cuando el joven ya se va a sentar en el mismo escritorio que ha sido del viejo durante tantos años se plantea si se va a quedar, si se la va a jugar o si se va a sentar a hacerse güey, igual que el viejo, aunque se vuelva loco como él.

Esto es lo que estamos haciendo todos: pagamos nuestros impuestos, vamos a una manifestación y es la olla exprés, la catarsis, y gritamos que chingue su madre tal o cual político, y no pasa nada. ¿Cómo trabajar sistemáticamente y cómo enfocarte y organizarte sin hacer panfleto? Esta obra es una invitación a atorarle en serio. En mi caso yo me he negado a la posibilidad de tener un puesto. En tres ocasiones decliné ir a una diputación; en dos, a jugar para delegado, y en una para presidente municipal. Ahora estoy en la Constituyente, pero de manera honorífica.

La propuesta fue estrenada en 2012 y ha sido llevada de gira a escala nacional, además de presentarse en el Foro Shakespeare, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris y más recientemente en el teatro Arlequín; ha participado en actividades como el Festival Héctor Azar de Puebla y el Festival Internacional de Teatro de Manizales, Colombia.

Almacenados regresará el 15 de agosto con funciones los lunes, a las 20 horas, en el teatro Rafael Solana, ubicado en Miguel Ángel de Quevedo 687, colonia Cuadrante de San Francisco, Coyoacán.