Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Director: Iván Restrepo
Editora: Laura Angulo
Número Especial agosto septiembre 2016 No 207

Intoxicaciones producidas por ficotoxinas

Antonio Almazán Becerril
Unidad de Ciencias del Agua, CICY, AC
Correo-e: [email protected]

Ivonne Sandra Santiago Morales
Instituto de Industrias, Universidad del Mar
Correo-e: [email protected]

Ernesto García Mendoza
Departamento de Oceanografía Biológica, CICESE
Correo-e: [email protected]


Extracción y purificación de toxinas de muestras de ostiones durante un curso de ficotoxinas realizado en las instalaciones del CICY-Cancún
Foto cortesía de Antonio Almazán Becerril

Cuando se presentan florecimientos algales de especies productoras de ficotoxinas existe el riesgo de afectar a la salud humana. Los vectores principales de las ficotoxinas hacia los humanos son los moluscos bivalvos (almejas, ostiones, mejillones) con excepción de las ciguatoxinas, que son transmitidas por peces tropicales. La ingestión de alimento contaminado es la forma más común de sufrir el efecto de la ficotoxinas pero también se puede padecer su efecto por otras vías.

Por ejemplo, la brevetoxina, producida por el dinoflagelado Karenia brevis, es volátil y durante un florecimiento puede alcanzar la costa viajando con la brisa marina en forma de aerosoles y causar irritaciones en el sistema respiratorio. Otro ejemplo son las toxinas producidas por cianobacterias del género Lyngbya, que pueden estar presentes en el agua y generar irritaciones en la piel de los bañistas.

Debido a la diversidad en su naturaleza química, las ficotoxinas actúan de diferente manera en el organismo ya que tienen distintos blancos moleculares. Existen ficotoxinas que afectan el sistema nervioso provocando los síndromes conocidos como ciguatera (CFP), intoxicación neurotóxica (NSP), intoxicación paralizante (PSP) e intoxicación amnésica por consumo de mariscos (ASP).

El efecto neurotóxico en el caso de la CFP, NSP y PSP está asociado a la interacción de las toxinas con los canales de sodio, potasio y calcio. Estos canales están compuestos por proteínas que atraviesan la membrana celular y permiten, bajo ciertas condiciones, el intercambio de iones entre el interior y el exterior de la célula controlando la transmisión del impulso nervioso entre neuronas.

El mecanismo de acción de las ficotoxinas consiste en unirse a estos canales aumentando o bloqueando el flujo de iones e inhibiendo su actividad regulatoria afectando al sistema nervioso, circulatorio y respiratorio. En consecuencia, la intoxicación por ficotoxinas neurotóxicas pueden provocar prurito (sarpullido), dolor de cabeza, parestesia (sensación de cosquilleo), diarrea, vómito, taquicardia y en casos extremos, por ejemplo en la intoxicación de toxinas tipo paralizante (PSP), parálisis respiratoria y muerte.


Cultivo de ostiones en bahía de San Quintín, una de las áreas certificadas para la acuacultura en Baja California Foto cortesía del Comité Estatal de
Sanidad Acuícola e Inocuidad de Baja California (CESAIBC)

En el caso de la ASP, el ácido domóico no actúa sobre los canales iónicos sino que compite directamente con un neurotransmisor (ácido glutámico) provocando la entrada en exceso de calcio a las neuronas. La acción de este compuesto es tan potente que causa degeneración de estas células y particularmente las que forman parte del cerebelo, por lo que la sintomatología asociada a esta intoxicación incluye dolor de cabeza, desorientación, pérdida de memoria de corto plazo, convulsiones y en casos graves la muerte.

Otros síndromes no relacionados con efectos neurotóxicos son la intoxicación diarreica por consumo de moluscos (DSP) y la intoxicación por azaspirácidos (AZP). La DSP es causada por el ácido okadáico y las dinophysistoxinas. Estas toxinas inhiben la actividad de las enzimas fosfatasas que controlan la permeabilidad de solutos en el intestino. Por ello, el síntoma más frecuente de estas intoxicaciones es la diarrea, aunque también hay dolor gastrointestinal, nauseas y vómito. Además, se ha demostrado que la exposición crónica al ácido okadáico promueve la formación de tumores en ratones.

Finalmente, la intoxicación por azaspirácidos, de relativamente reciente detección, presenta una sintomatología similar al de las toxinas diarreicas, aunque el modo acción todavía no se comprende del todo.

A pesar del riesgo a la salud que representan las ficotoxinas (por ejemplo, la saxitoxina es catalogada como arma química por ser unos de los compuestos naturales más tóxicos), su naturaleza química y la especificidad en su modo de acción también representa una veta de investigación muy importante para producir sustancias terapéuticas para el tratamiento de diversas enfermedades crónicas y degenerativas.

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