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Tequisistlán busca hacer resurgir el negocio del ónix
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Empleados de la Empresa Comunal Industrial de Mármol y Ónix Primo Tapia, en la localidad de Magdalena Tequisistlán, Oaxaca, señalan que carecen de equipo y financiamiento para extraer y procesar el mineralFoto Diana Manzo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 18 de julio de 2016, p. 36

Magdalena Tequisistlán, Oax.

Desde hace 60 años, comuneros de esta localidad explotan las canteras de ónix, y pese a carecer de apoyos gubernamentales, mantienen su empresa en el mercado y aspiran a crecer.

Sus 16 integrantes laboran de las 6 a las 14 horas en la explotación del material, que anteriormente se exportaba a Europa, principalmente a Italia, y hoy solo se comercializa en el Istmo de Tehuantepec.

La Empresa Comunal Industrial de Mármol y Ónix Primo Tapia es la única que genera empleos en Magdalena Tequisistlán, poblado de 6 mil 182 habitantes (según el censo de 2015) ubicado a 200 kilómetros de la capital del estado, donde se conserva la lengua chontal.

Magdalena Tequisistlán es la única localidad de México donde se extrae ónix, aun cuando en el sur del país existe gran cantidad de canteras sin explotar.

Según cálculos de la Universidad Autónoma Metropolitana, hasta 1984 en esa región había 5 millones de metros cúbicos de ese material, así como depósitos de grava y arena del río.

En esa área se encuentran los sitios denominados Pelquis 1, 2 y 3, donde abunda el ónix; sin embargo, los comuneros señalan que debido a la falta de equipo y apoyo la explotación es de baja intensidad. En los talleres se observan cortadoras, afiladoras y compresoras que datan de la década de 1970.

En ese entonces, inversionistas de Estados Unidos fundaron dos empresas, Metales del País y Libertad Mármol y Ónix.

Jorge Orozco Alavez, de 71 años de edad, lleva 59 dedicado a la marmolería, antes como obrero y ahora como socio comunero.

Contó que los extranjeros llegaron a su natal Magdalena Tlacotepec y quedaron admirados con la abundancia de ónix, por lo que, con la anuencia de los pobladores, comenzaron a exportar a Europa.

En la década de 1970, cuando los estadunidenses se fueron, formamos la comuna. Con el apoyo de todos les pagamos y nos dejaron todo esto, y ahora es la única empresa que tenemos. No somos muchos, pero a los que les gusta trabajar aquí están; nos administramos y surtimos a los clientes del Istmo de Tehuantepec, explica.

Los comuneros venden losas para pisos y recubrimientos de casas y oficinas, así como artesanías. Vendemos losas de 30 por 30 centímetros. Tenemos pedidos semanales, principalmente de Juchitán y Tehuantepec y otras veces nos visitan de la costa oaxaqueña, explica.

Con orgullo, dice que sólo en Magdalena Tequisistlán existe ónix. Anteriormente había en Puebla, Zacatecas y en el poblado de Etla, Oaxaca. Actualmente sólo nosotros tenemos la fortuna de sobrevivir de la explotación del ónix, que es el sello nos caracteriza, detalla.

Para que la empresa comunal funcione, agrega, sus miembros apuestan a las cuentas claras: uno de ellos se encarga de la administración y tres del comité de vigilancia.

Felipe de Jesús Villalobos Ovando, administrador, comenta que el trabajo del ónix es noble. Al ocupar el cargo, el año pasado, se fijó la meta de hacer de la empresa un proyecto rentable.

Antes vendíamos 16 o 18 metros cuadrados a la semana; ahora estamos duplicando esa cifra y nuestra meta es cubrir el mercado nacional. Además del ónix también trabajamos con el mármol negro, que adquirimos por fuera, señala.

La piedra viene en bruto y de diversos colores (verde, café o blanco). Aquí la refinamos con cortadoras y afiladoras, hasta dejarlas listas para pisos o recubrimientos. Las sobras se trituran y se hace marmolería para detalles. Todo lo aprovechamos, hasta hacemos artesanías, indica.

Nuestro sueño es exportar y vender como antes, entre 200 y 300 metros de ónix en losa a la semana. Sabemos que lo lograremos, somos un gran equipo, expresa.