Los agroempresarios emprenderán una gran batalla para que el presupuesto del campo de 2017 sea igual al de este año (352 mil millones de pesos del Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable) y  no se recorte, dijo Bosco de la Vega Valladolid, presidente electo del Consejo Nacional Agropecuario (CNA).

Apuntó que la situación es preocupante, ya que el alza en los precios de las gasolinas y de la electricidad repercuten en los costos de producción. Refirió que 68 por ciento de los productores depende de las tarifas de bombeo agrícola, cuyo costo se define anualmente y eso crea incertidumbre.

Destacó que otro de los temas de alto interés para el gremio agroempresarial es la seguridad. Esto es algo que preocupa mucho, se refleja en casos como el de Tamaulipas, toda vez que los productores manejan sus propiedades desde Estados Unidos; en Zacatecas cientos migraron a Aguascalientes, y en Veracruz hay mucho temor. Si no se atacan a fondo inseguridad, corrupción e impunidad, el potencial de crecimiento del sector no despegará, asentó.

A diferencia de otros sectores, que han disminuido su dinamismo en la economía mexicana, el agroalimentario demuestra su importancia y solidez por medio de una producción en expansión y crecimiento en la comercialización, tanto en cantidad como en calidad. El resultado es que en este año se espera que las exportaciones agroalimentarias superen los 30 mil millones de dólares, a pesar de que no se ha logrado el establecimiento de un presupuesto multianual, para dar más certidumbre a los agricultores y no tener las mismas condiciones de los socios comerciales para competir, expuso en conferencia de prensa.

Insistió en que se requieren políticas públicas que den certeza a la producción y competitividad; hay que mantener los apoyos a los más necesitados, pero también potenciar a los más exitosos. Apuntó que la pobreza es una hipoteca social que debe atenderse, pero también en necesario terminar con la herencia histórica de los clientelismos políticos; se requiere una recomposición en el sector rural para generar oportunidades a los jóvenes e integrar a la pequeña agricultura al mercado nacional.

Consideró que la reforma del campo es una asignatura pendiente, la cual hay que retomar para acelerar los cambios en los tres años que restan del actual gobierno.

Respecto de los jornaleros agrícolas, apuntó que es un tema de responsabilidad social que llegó para quedarse, su organización ya no es un obstáculo para los empresarios del campo; hay que atenderlos y ofrecerles garantías básicas.