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Analizan la crítica política, social y cultural que imprimió a sus filmes

Exploran el cine de Tin Tan lejos de clichés y mitos, en la Cineteca
 
Periódico La Jornada
Jueves 30 de junio de 2016, p. a11

Germán Valdés Tin Tan es recordado por el emblemático personaje de pachuco que interpretó en varias películas de la época de oro del cine mexicano (1936-1955), pero éste era más que una simle interpretación, pues el actor hacía una constante crítica política, social y cultural del país en su trabajo.

A esa conclusión llegó el investigador Jorge Alberto Rivero Mora el pasado martes en la Cineteca Nacional, durante la ponencia Ton’s qué con el cine de Tin Tan: una mirada más allá de lo anecdótico, en la que ofreció una perspectiva lejos de los clichés o mitos del actor sustentada con una investigación doctoral.

“El cine del Pachuco de oro se desenvolvió durante la presidencia de Miguel Alemán Valdés (1946-1952), periodo marcado por una grave crisis económica, movimientos ferrocarrileros, altos índices de corrupción, tráfico de influencias, nacionalismos, entre otros aspectos que dieron motivo para hacer burla a pesar de la fuerte censura gubernamental”, puntualizó.

Con proyecciones de algunos extractos fílmicos dio ejemplos sobre mofas, como la corruptela en la clase política durante ese sexenio en la cinta El rey del barrio (1949), el patriotismo del Himno Nacional en El ceniciento (1951) o la alegoría metiche de la clase popular en El revoltoso (1951).

El docente argumentó que el polifacético nivel histriónico de Valdés deriva de su incursión en el teatro al hacer puestas en el Folies Bergère o Tivoli, y la radio en la XEW, donde se disfrazó, bailó, cantó, gesticuló como un pachuco muy personalizado y espontáneo.

Foto
Germán Valdés Tin Tan y Fannie Kauffman, mejor conocida como Vitola, en un fotograma de la película El rey del barrio, de 1949

Acotó que la cultura y folclor de los inmigrantes mexicanos y lo conflictos raciales en Estados Unidos, además de la masificación del cine hollywoodense durante ese periodo, fueron otros elementos explotados y que dieron influencia histriónica al comediante.

“Hacía muchas parodias. Si Tyrone Power hacia La marca del zorro (1920), él hacía La marca del zorrillo (1950); si existía La bella durmiente en los cuentos, él hacía en el cine El bello durmiente. Por otro lado, uno de sus grandes modelos en términos de canto, baile y gesticulación fue cantante y músico estadunidense Cab Calloway”, expuso.

Por otro lado, su alegórica forma de hablar, inspirada en el léxico chicano, le valió una campaña de malas opiniones lanzada por un grupo de intelectuales, colegas, la Iglesia y medios de comunicación, entre los que destacan el actor Mario Moreno Cantinflas o el escritor José Vasconcelos.

Sin embargo, Valdés replicó a la revista Cinema Reporter: Mi propósito de popularizar al pachuco no es destrozar el idioma. No hago otra cosa que ridiculizarlos.

La plática formó parte de las actividades alternativas de la muestra ¿Actuamos como caballeros o como lo que somos? El humor en el cine mexicano, compilación compuesta por más de 700 piezas que rinden homenaje a este género tan particular, que cerrará el 18 de octubre.