El obispo Óscar Armando Campo y la comunidad diocesana de Tehuantepec, así como los arzobispos de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, y de Antequera, José Luis Chávez Botello, instaron al gobierno a dialogar con maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y terminar con la violencia.

En comunicados por separado, los jerarcas católicos sostuvieron que es necesario tender puentes de diálogo. Lo que se consigue con autoritarismo o violencia sólo puede alimentar respuestas de la misma naturaleza, expuso el obispo de Tehuantepec, Óscar Armando Campos Contreras. Pidió a las partes poner la razón por encima de la pasión y destacó que quien sólo se escucha a sí mismo nunca se abre al diálogo.

Admitió que la Iglesia no tiene soluciones para todas las cuestiones particulares, pero acompaña las propuestas que mejor respondan a la dignidad de la persona humana y al bien común.

Garfias Merlos, arzobispo de Acapulco, refirió que desde 2010, los obispos señalaron que el país vive una emergencia educativa y que el fracaso en este ámbito se explica por el reduccionismo antropológico que concibe a la educación en función de la producción, competitividad y el mercado.

Hizo un llamado al gobierno y al magisterio disidente a dejar de lado la cerrazón y anteponer el bien común. La irracionalidad, la imposición de la ley y el autoritarismo no ayudan a que se resuelva el conflicto, no favorecen a la paz y al desarrollo del país.

El obispo de Antequera, Oaxaca, Chávez Botello, pidió un diálogo cimentado y guiado por la verdad, la unidad y el bien común para atender las causas reales del malestar social y a detener toda expresión de violencia.

Invitó a las partes en conflicto a sembrar y cultivar acciones de paz y a construir una sociedad sin violencia, sin injusticias, sin corrupción, sin impunidad. Convocó a sacerdotes y feligreses a orar por la reconciliación y la paz social en Oaxaca.