Sociedad y Justicia
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Rufina Paniagua, residente en Veracruz, dependía económicamente de uno de los fallecidos

Inmigrantes que buscaban mejorar su vida, varias de las víctimas en Orlando
 
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de junio de 2016, p. 33

La última vez que el joven veracruzano Joel Rayón Paniagua, de oficio jardinero, habló con su madre, Rufina Paniagua Ramos, fue el viernes, dos días antes del atentado en el centro nocturno gay Pulse, en Orlando, Florida, para preguntarle si necesitaba que le enviara dinero.

“Me dijo: ‘mamá, ¿alguna novedad?’. Le respondí que todo estaba bien. Me contó que no había trabajado esa semana porque había llovido mucho, pero que aunque sea un poquito me iba a mandar; quedó de hablarme el domingo, pero ya no pudimos comunicarnos otra vez”, relató la señora, quien dependía económicamente de Joel.

Rufina Paniagua explicó que los restos de su hijo fueron identificados a partir de las pertenencias que llevaba. Sobre el difícil momento que vive, expresó: yo me mantengo de pie porque mi esperanza es llegar a verlo y traérmelo. Es un dolor muy grande, pero la vida sigue, y voy a seguir por mis demás hijos.

A las 8:30 horas de ayer, la señora, acompañada de sus hijos Nicolás y Germán Rayón, acudieron a la delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores para solicitar una visa humanitaria y gestionar la repatriación del cadáver del joven de 32 años.

Comentó que Joel es el cuarto de seis hijos y tenía años planeando ir a trabajar a Estados Unidos, con la intención de mejorar sus ingresos económicos, lo que consiguió hace nueve meses, cuando comenzó a laborar como jardinero.

Joel compró un predio y había comenzado a construir, pero le faltaban detalles, y él decía que acá (en México) no iba a poder terminarla, que mejor se iría a Estados Unidos para concluirla pronto, relató Rufina.

Nicolás Rayón dijo que la historia de su hermano Joel –quien sólo concluyó la secundaria– es como la de la mayoría de los mexicanos que sale del país con intenciones de mejorar su situación económica. Cuando uno tiene escasos recursos, uno busca la manera de salir adelante. Mi hermano se fue a trabajar allá, y le tocó la de malas.

La familia de otro de los mexicanos fallecidos en el atentado en Orlando, el migrante hidalguense Juan Chávez Martínez, se puso en contacto con la Dirección de Atención al Migrante, de la Secretaría de Desarrollo Social estatal, para pedir apoyo y asesoría en los trámites para el traslado y velación de los restos del joven.

Juan, de 25 años, era originario de la comunidad de Maxtha, municipio de Huichapan, y se encontraba en Estados Unidos en calidad de indocumentado; laboraba en el hotel Reunion Resorts.

Luis Sergio Vielma Astudillo y Miguel Ángel Honorato, de 22 y 30 años, respectivamente, son los otros dos mexicanos que perecieron en el ataque en el bar Pulse. Ambos eran guerrerenses, el primero originario de Coyuca de Catalán, en la Tierra Caliente, y el segundo de Ixcateopan, en el norte del estado.

Luis, de 22 años, era hijo de José Luis Vielma y Robertina Astudillo, creció en Orlando, a donde llegó cuando era niño; luego obtuvo la nacionalidad estadunidense. Estudió idiomas y actualmente trabajaba como guía de turistas en un parque de diversiones. Sus familiares informaron que esperan trasladar el cuerpo a Coyuca de Catalán, en un plazo no mayor a cinco días, para darle sepultura.

Víctor Manuel Salgado, alcalde del municipio de Ixcateopan, informó que “aún no se sabe si los restos de Miguel Ángel Honorato serán repatriados. El joven trabajaba en el restaurante Fajitamex Mexican Catering y era padre de tres hijos; residía en Apopka, Florida.

(Eirinet Gómez, Sergio Ocampo, Héctor Briseño y Ricardo Montoya, corresponsales)