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Amenazo y ataco a los maestros, luego existo
C

on las recientes movilizaciones del magisterio convocadas por la CNTE exigiendo diálogo y la respuesta del gobierno federal negándolo, se pone de manifiesto, particularmente por las acciones y declaraciones del secretario de Educación, Aurelio Nuño, que hay una obsesión por reprimir y desaparecer a la disidencia magisterial. Además de autoritario, se revela ignorante de las causas justas que dieron origen al surgimiento de la CNTE y de su capacidad de resistencia ante las embestidas represivas en su contra.

Ciertamente, en sus 36 años de existencia, la CNTE ha visto desfilar en Los Pinos a José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y ahora a Enrique Peña Nieto. También ha visto desfilar al frente del SNTE a Carlos Jonguitud, Ramón Martínez, Alberto Miranda, Antonio Jaimes, Refugio Araujo, Elba Esther Gordillo y Juan Díaz. La CNTE ha sorteado todos los desafíos que eso ha implicado. En ese lapso ha experimentado con todas las formas de lucha para combatir al charrismo, y al mismo tiempo defender la educación pública, tanto con gobiernos priístas como con los panistas. Pese a las adversidades, mantenerse como una fuerza viva, activa y vigente no es un asunto menor.

Además, con el surgimiento de la CNTE, más allá de las acciones espectaculares como las marchas y los plantones, surgen con el movimiento nuevas prácticas democráticas en la conducción de la vida sindical, prácticas distintas y opuestas a las ejercidas por los dirigentes sindicales oficialistas. También han generado procesos colectivos de reflexión sobre su práctica docente y han establecido compromisos con los padres de familia. Dichas prácticas son menos visibles que las movilizaciones callejeras, pero importantísimas, ya que contribuyen a la construcción de un nuevo tipo de sindicalismo, uno en el que hay participación real de los trabajadores en los procesos de toma de decisiones.

Por otra parte, desde que se decretó la reforma educativa, las acciones llevadas a cabo por la SEP no hacen sino confirmar que no es educativa sino laboral –muy antilaboral, por cierto– y administrativa. Lo mostrado hasta ahora por las autoridades es que se trata de una operación represiva en gran escala. Todo comenzó con la campaña de estigmatización del magisterio y las escuelas normales, siguió con los exámenes de evaluación rigurosamente vigilados y con los asistentes encapsulados, continúa con los montajes de provocación en las movilizaciones de la CNTE y remata con el anuncio de miles de maestros cesados o en proceso de cese.

A juzgar por sus declaraciones cotidianas, al secretario Nuño parece dominarlo un impulso destructivo que puede resumirse en la frase: amenazo y ataco a los maestros, luego existo. Se trata de una desmesura, pues ninguno de los secretarios que lo antecedieron y enfrentaron paros y movilizaciones magisteriales decidieron el cese de tantos maestros. En 1960, por ejemplo, a raíz de una huelga dirigida por el MRM la SEP cesó a 550 maestros, la mayoría de los cuales fueron reinstalados, y en 1968, en el contexto del movimiento estudiantil, después de varios paros magisteriales fueron cesados 63, también mayoritariamente reinstalados.

Y de lo educativo nada, porque no hay nada, y ante más amenazas represivas por parte de la SEP, más movilizaciones exigiendo diálogo convoca la CNTE, incorporándose a las acciones contingentes que no se habían hecho notar, como es el caso de los maestros de Guanajuato.

Como algo muy relevante en el contexto de polarización por la reforma educativa es el creciente número de académicos e investigadores educativos que, a partir de un primer pronunciamiento emitido en el marco del décimo tercer Congreso de Investigación Educativa organizado por el COMIE, en noviembre de 2015, se adhieren al planteamiento de que es necesario el diálogo entre la SEP y la representación de la CNTE. Reiterando esta idea, una comisión de académicos entregó un documento a la SEP el pasado 3 de junio.

También es importante recordar que la reforma es parte de un proceso que tiende a la anulación de las escuelas normales como las formadoras de docentes para la educación básica y a su cierre posterior. Ciertamente, ningún egresado de las normales públicas tendrá una plaza acorde con la formación que recibió y en la que se invirtieron recursos públicos. Desde ahora se aplica un cuestionario estandarizado y sobre esa base el INEE determina quién es idóneo y tiene vocación para la docencia. El perfil social y la formación específica para la docencia no importan para las autoridades; requieren ahora maestros reciclables, desechables y que no reclamen ningún derecho.

Las experiencias de los 36 años de la CNTE, las formas de organización y de movilización generadas a lo largo de su historia son ya parte del acervo y un aporte para todos los que luchan por una sociedad más justa y democrática. Pese al ambiente represivo, la actual generación de sus dirigentes tiene los elementos y la voluntad para lograr el diálogo fructífero con las autoridades; éstas tienen la palabra.