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Dirigida por Reynolds Robledo, se monta los lunes y martes en La Teatrería

Sonámbulos, puesta en escena que plantea el dolor como elemento transformador

Puede ser aprovechado para convertirlo en cosas positivas, como en arte, apuntó el dramaturgo

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La intención de la obra es que la gente reflexione sobre la cualidad liberadora del dolorFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de junio de 2016, p. 6

El dolor, visto como elemento transformador y liberador, es el tema de la obra Sonámbulos, que fue estrenada el pasado lunes 6 en La Teatrería, donde mantendrá temporada durante 16 semanas.

Es una celebración del dolor, para que la gente se detenga a reflexionar y vea que éste puede transformarnos y liberarnos, explica su dramaturgo y director, Reynolds Robledo.

Uno a veces se estanca en el dolor y se queda en él mucho tiempo, cuando puede ser aprovechado para encontrarse con uno mismo o transformarse en muchas cosas positivas, como en arte.

Protagonizada por Mónica Dionne, Hernán Mendoza, Paloma Woolrich, Ana González Bello y Pablo de la Rosa, esta pieza teatral de hora y media cuenta la historia de una familia que durante un año vive fragmentada a raíz de padecer un secuestro colectivo.

Los integrantes de esa familia eluden abordar el tema y se refugian en el aislamiento hasta que la madre escribe un libro sobre lo ocurrido, lo cual destapa la cloaca y sale a relucir cómo cada uno de ellos ha enfrentado la situación y encarado el sufrimiento.

El mensaje, indica el creador escénico, es que nos desconectamos muy fácil de todo: tener un aparato en la mano nos ha dado el potencial para comenzar a ignorar y hacernos indiferentes.

La puesta en escena es, de alguna manera, un reflejo de la sociedad, en la que ya no se mira al otro ni se le presta atención, a pesar de estar enfrente, agrega.

Es una familia que está tan metida en su dolor que deja de hablarse, de verse, de sentirse, y en momentos como éstos es que viene la reflexión a no ser indiferentes. Espero que el público se conecte.

Aunque aclara que no es partidario de encasillar, Reynolds Robledo señala que Sonámbulos, más que una tragedia o una tragicomedia, definitivamente es un drama.

En ciertos momentos, la gente podrá reírse, pero, más que hacerlo por algo chistoso, es una risa nerviosa por verse reflejada y sentirse incómoda. Es una obra con mucha ironía y sarcasmo, dice.

El dramaturgo y director precisa que esta pieza nada tiene que ver con su historia personal ni su familia, si bien asume que se trata de un trabajo catártico e incluso que cada uno de los personajes tiene rasgos de su personalidad.

Por su parte, Mónica Dionne destaca que uno de los aspectos que más llaman su atención de este montaje es que aborda la relatividad con la que los seres humanos observamos nuestras vidas y la manera en que enfrentamos los problemas y tragedias.

En tanto, Hernán Mendoza se dice atraído porque la obra está llena de momentos y situaciones con los que cualquiera puede identificarse.

Me llamó la atención cómo lo cuenta Reynolds, me gustó el diálogo, cómo enfoca todos los problemas que conlleva una familia y los plasma de una manera cruda, y cada quien puede tomar o no de aquí. Me abrió a un mundo de posibilidades.

De acuerdo con el actor, hacer teatro en México es un acto de amor y pasión hacia esta expresión, porque vivir de ella es imposible. Para hacer dinero, agrega, debe hacerse cine y televisión.

Producida por Óscar Carnicero y La Teatrería, las funciones de Sonámbulos son los lunes y los martes a las 20:30 horas, en Tabasco 152, colonia Roma.