Opinión
Ver día anteriorSábado 11 de junio de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Infancia y sociedad

Circo sin sol

D

e la conducta de políticos y funcionarios, a los mexicanos ya casi nada nos sorprende: se permiten todo sin el mínimo pudor. Bien hizo Fernando del Paso al señalar en Madrid, al recibir el Premio Cervantes, que el país está en plena decadencia y vamos hacia el Estado totalitario. Basta mirar la barbarie contra el magisterio defensor de la educación pública.

Si la impunidad es madre de la corrupción, la suma creciente de ambas no puede llevar más que a la decadencia y al totalitarismo que hoy sus autores quieren disfrazar y ocultar con un sol que no es suyo.

Por más blancas que sean sus casas y por más alto que vuelen sus aviones, la vida de los políticos mexicanos transcurre a nivel del suelo, entre el estiércol, el veneno y la sangre derramada de jóvenes, mujeres y periodistas inocentes.

Nosotros somos los pasmados espectadores de su circo sin sol, sin belleza y sin verdad. Tal vez por eso han pagado millonaria cantidad para que otro circo –el Cirque du Soleil– rescate la cultura y trate al mismo tiempo de tapar los horrores (miles de fosas clandestinas) y crímenes (Ayotzinapa y más) que el gobierno comete contra el pueblo. El mundo sabe bien lo que ocurre, el color de la sangre es inocultable; los gobiernos del norte y de Europa alertan a su gente para no viajar a México. Pero los políticos mexicanos creen que las apariencias son más importantes que la verdad y que con dinero hasta la belleza y el sol se pueden comprar.

Pagar 47.7 millones de dólares al Circo del Sol para que hable bien de México es un acto obsceno en varios sentidos: comprar la complicidad de artistas internacionales; desestimar el talento de nuestros propios artistas; gastar en esta maniobra publicitaria una cantidad mayor al total del presupuesto que se destina a estímulos para creadores nacionales; patrocinar un espectáculo que, aunque muestre belleza, oculta verdades en vez de generar verdades bellas invirtiendo, por ejemplo, en educación artística y musical (orquestas sinfónicas como la bolivariana) para nuestros niños y jóvenes, ávidos de oportunidades y víctimas principales, además, de recortes del gobierno en salud, cultura y educación.

El proyecto con el Circo del Sol lo decidió el secretario de Turismo, hijo del ex presidente Miguel de la Madrid, Enrique de la Madrid, quien no se dio tiempo de consultar antes de gastar 47.7 millones de dólares. Es este otro circo, a espaldas de los apremios del pueblo, en el que se exhiben el dispendio, la indolencia, la torpeza, los caprichos políticos y el libertinaje.