21 de mayo de 2016     Número 104

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada


FOTOS: La Jornada del Campo

Historia de la litografía,
contada por Per Anderson

Tengo varios libros que pudieran documentar una historia muy puntual y muy clara de la litografía, porque mucho de lo que se ha dicho de este arte aún no toca lo medular. Hay muchas explicaciones que sólo narran los hechos del primer periodo del descubrimiento de la litografía y su desarrollo por cien años. Pero es necesario escudriñar más a fondo para comprender su ascenso, declive y momentos en que estuvo a punto de desaparecer.

En 1796 un joven, Senefelder, descubrió una nueva técnica de impresión que abarataba de tajo los costos de producción de diez a 15 veces. Este joven de 24 años de edad estaba en grandes apuros económicos con su familia; era aficionado al teatro estudiantil y había escrito una obra de teatro. Pensaba: ‘si encuentro al editor dispuesto a editar esta obra, vamos a salir de pobres’. Tenía gran ilusión, pero no era fácil, porque el título de su obra, El conocedor de muchachas, desanimaba a muchos de los editores. Rucos y con mucha experiencia y colmillo, se rehusaban a arriesgar capital en una producción que no prometía ser éxito. Y el joven tampoco inspiraba tanta confianza. Estamos hablando de tiempos de Mozart, quien murió en 1791, y las frivolidades estaban de moda. Al ver la negativa de las casas editoriales, el joven decidió hacerse cargo de la edición. En aquel entonces, una casa editorial realizaba la fundición de los tipos, su mayor riqueza eran los tipos móviles; los impresores tenían prohibido sacar tipos fuera de su taller. Si un tipo se dañaba, lo fundían de nuevo. Los tipos era el corazón de la impresión, y era carísimo hacer una familia tipográfica; te podía costar diez años de trabajo; era como trabajo de un joyero, con lupas y limas finísimas. Se trataba de hacer una por una las letras que eran la matriz, esto se estampaba en un pedazo de cobre que era el fondo del molde, después había un ingenioso sistema que cerraba y abría el molde y se vertía la aleación, con eso producías un tipo. Una imprenta tenía muchos gastos, estaba involucrada con un capital muy fuerte. La familia tipográfica era el tesoro del dueño de la imprenta. En realidad imprimir era lo de menos, se trataba sólo de entintar los tipos, podían imprimir cuatro mil copias al día.


Haciendo yo lo mismo 178 años después, litografía, 2002. Per Anderson

En su búsqueda, Alois Senefelder descubrió el uso de la piedra en lugar de placas de cobre o tipos, y ¡guau!, bajó radicalmente los costos de producción. Los primeros que prestaron interés en la litografía fueron los que editaban partituras musicales; vieron que era fácil usar la piedra, en lugar de placas de cobre, para imprimir pentagramas y notas. Debían sólo invertir la posición de las figuras, usando un espejo, y obtenían la impresión al derecho. Fantástico. Ellos fueron entonces los primeros que mostraron interés en la litografía y se dieron cuenta de que en vez de litros de tinta y ácidos que se usaban con la placa de cobre, en la piedra necesitaban gotas. La piedra era una sustitución genial, abarataba inmensamente los costos y la velocidad con que se imprimía. Era diez veces más rápido.

La litografía logró entonces un gran éxito comercial. Después los artistas se dieron cuenta. Estamos hablando de una época pre fotográfica. Los grabadores –que se habían sometido a la disciplina de aprender a manejar la gubia, que es algo muy especial, y que además debían tener talento– eran personajes muy apreciados socialmente, con una alta reputación, similar a la de los cantantes de ópera, pues eran ellos quienes traían noticias de la Tierra Santa o de las pirámides de Egipto. Se apreciaban además sus habilidades para reproducir cuadros de Rubens, de Rembrandt… todo dependía de su excelente ejecución del grabado. La litografía comenzó a dar la opción a cualquier artista a hacer eso mismo si sabía dibujar sobre papel o tela, y había un montón de artistas que dominaban esto. Los artistas empezaron a dibujar directamente sobre la piedra, y los otros, los grabadores, comenzaron a verlos con sospecha. Le pusieron mil peros a la litografía en un principio, decían: ‘no es tan bueno como el grabado’. Por una parte estaban los que tenían imprentas y podían aprovechar el abaratamiento de los costos de producción, y por otra estaban los grabadores profesionales que decían ‘aquí hay gato encerrado’, veían la litografía con malos ojos. Al final fue imposible evitar que más y más artistas tuvieran acceso a la piedra e hicieran ejecuciones cada vez más chingonas. En la litografía además era posible introducir el color de una manera más fácil que en el grabado, por eso se difundió tanto.

La litografía se usó mucho para imprimir angelitos (se hicieron millones de ellos), bellas madonas, etcétera, pero también álbumes. Si tú vivías por ejemplo en Noruega o Finlandia, era difícil enterarte cómo eran las ciudades en el sur de Francia. No había fotografías, era difícil viajar. Las imágenes litográficas de esos lugares se vendían en un sistema de suscripción; eran de gran interés para el público burgués. Tenían gran demanda. Cherikob fue un personaje importante para la litografía. Hizo unas 350 litografías en su vida, murió demasiado joven. Era apasionado de los caballos. Fue un artista potente y le valía gorro eso de que la litografía tenía que tener un cierto parecido al grabado.

Después del descubrimiento de Senefelder, se agregaron tantas pequeñas partes a la invención, que pronto se convirtió en una grandísima industria. Tenían tintas para conservación, tintas para transporte, tintas para clonar, tintas para impresión en masa… Entonces la técnica estaba súper diversificada. Si iban a hacer diez mil copias podían aplicar acidulaciones, muchas y continuas para que se pudiera sentir el relieve en la superficie de la piedra. Había artistas con mucha libertad, por ejemplo Daumier, que era fenomenal para hacer caricaturas políticas. Se imprimían quizá cien copias de cada imagen, eso era una cantidad normal, y podían tener una tremenda difusión y gran penetración en el público. Toulouse-Lautrec era muy bueno para hacer dibujos, pero borracho la mayor parte del tiempo, no manejaba la prensa. Él tenía que estar asociado con el impresor. La litografía es una técnica colaborativa, el impresor sí podía hacerse cargo de su dibujo sin que se perdieran tonalidades y valores, agregar los tonos de color y hacerlos casar perfectamente.

Luego la fotografía comenzó a aparecer pero al principio sus representaciones eran débiles, y en cambio la litografía tenía los valores tonales que a la fotografía le faltaban. Hoy día eso sería al revés. En aquel entonces era muy importante la presencia de la litografía. El litógrafo podía completar una fotografía.

La litografía servía para ilustración de libros, para naipes, para tarjetas de ángeles… Imágenes de moralejas: el padre que tiene que ser firme como un roble… todo era materia. Había grandes litografías, impresas incluso sobre papeles muy delgados, y estos papeles se pegaban con engrudo a telas y estas telas se restiraban sobre marcos de madera que luego se barnizaban, se ponían en un cuadro dorado y se vendían como si fueran pinturas al óleo.

La litografía permitió también que el arte penetrara en sectores sociales muy marginados. Los artistas podían en cualquier momento apalabrarse con el impresor. ‘Déjame hacer una piedra’, y hacían un chingo de imágenes. Todos los artistas en algún momento han hecho litografías, y esas tenían un precio mucho más bajo que las pinturas. Pero pocos artistas manejaban la técnica. Picasso por ejemplo, no la dominaba, nada más dibujaba y exigía ‘no me vayan a perder estos grises, el negro lo quiero bien profundo’. Sabía exigir pero no conocía la técnica litográfica, eran pocos los artistas que sí se involucraban en el procedimiento.


Beim Dengeln, litografía, 1905. Kathe Kollwitz

En el terreno político la litografía también tuvo penetración. Para 1834, ya existía la fotografía, pero todavía no podía dar imágenes de alta definición de las tropas napoleónicas que acribillaban a personas injustamente, de los atroces asesinatos. Eso lo hacía la litografía y levantaba a la opinión pública. Al día siguiente de que ocurrían los hechos, se tenía en circulación 500 imágenes, además había la posibilidad, por los sistemas de impresión, de clonar un dibujo de una piedra en otra piedra. Muchos impresores y dibujantes sufrieron cárcel por oponerse al gobierno.

La litografía fue una revolución porque podían imprimirse muchas copias y con bajo costo, y así penetrar en cualquier casa, de ricos o pobres. Las imágenes de santos o de tarjetas coleccionables aparecían por todas partes. Además el corazón humano, sus deseos y pasiones, están muy presentes en la litografía. Algo muy conmovedor fue que en Hamburgo hubo un incendio, en 1842, buena parte de la ciudad se quemó. La fotografía que se conserva da una muy triste versión de las cosas, en cambio el litógrafo realizó la misma imagen pero le puso árboles verdes.

Luego nació la cromolitografía, con tantos colores como fueran necesarios. Y más tarde la tricromía. Hubo en el pasado técnicas muy sofisticadas, técnicas para todo que con el paso del tiempo se fueron perdiendo. Y lo que se ha conservado es una mínima parte.

Hay imágenes antiguas en que se ve el local de los dibujantes de litografía. Son muchos y están en una sala con mucha iluminación. Se podía dibujar directamente en la piedra o sobre un papel transfer. Este papel se pasaba a los impresores, quienes tenían que garantizar la calidad de la imagen, someterla a pruebas y garantizar los niveles de gris. Ellos producían una matriz que luego se pasaba a una máquina grande. Esta máquina era operada por tres personas, una que metía el papel, el litógrafo estaba al lado vigilando que todo estuviera en orden y uno más agregaba color cuando el maestro lo indicaba. En las imágenes se puede ver una máquina que trasladaba la piedra en posición horizontal hacia adelante. De atrás tomaba tinta, tomaba agua, y era un sistema lento. Cuando luego se contó con el offset, éste hacía circular el cilindro en un solo sentido, y así se disparó muchísimo la rapidez con que se imprimía, y lo que se podía montar sobre el cilindro era una lámina de aluminio, de zinc, y entonces la piedra cayó totalmente en desuso. A partir de 1950 es cuando la litografía sobre piedra casi desapareció del escenario.

Estuve en Dresde, Alemania, porque allí hay un museo del arte gráfico y también una biblioteca con unos dos millones de libros. Particularmente me interesaba ver qué contenía su acervo sobre litografía, y había no menos de 150 artículos y libros técnicos sobre el tema. Esto es impresionante. Y es que en Alemania son muy meticulosos y detallan todo. En Estados Unidos, en cambio, cuando se trató de reactivar la litografía en los años 70’s no podían apoyarse más que en un solo libro de 1928, de Morton Brown. Se nota la diferencia. Para mí, los libros de Dresde fueron un manjar, saqué muchas fotocopias, y copié recetas para anexar las opciones que podríamos mantener vivas hoy.

¿Qué rescaté? Fórmulas, cómo preparar tintas, cómo preparar touch (tinta líquida que se aplica con pincel, es acuoso y puede dar una serie de tonalidades que no da el lápiz o la crayola), cómo preparar lápices y crayolas, cómo hacer el rodillo de cuero, todo esto. Yo elaboré un catálogo donde tengo las fórmulas… En el caso del touch, son recetas muy antiguas y pueden ser tomadas directamente del libro que editó el inventor, en 1818.

En el catálogo que publiqué, y del que ya no tenemos más que una copia carcomida por los insectos, hay una imagen de la cantera donde extraemos el mármol mexicano... estoy sentado junto al banco. Es curiosa la historia geológica. Este mármol se formó en la misma época en que se formó la piedra litográfica alemana. Esto fue hace 180 millones de años. Entre Europa y América se interpuso el Océano Atlántico, pero el mármol mexicano nació en sitios y tiempos muy cercanos a los de la piedra alemana.

Quiero hacer un nuevo catálogo pero más enfocado al uso de la técnica, tema que luego se descuida. Y es que la litografía cuando estaba realmente en auge era una gran industria, pues se la utilizaba para realizar carteles, posters, calendarios… En cambio hoy se la emplea para el arte y no con fines comerciales.

También se puede hacer litografía sobre una superficie diferente a la piedra, incluso sobre cristal, se hace mucho sobre lámina de zinc, láminas de aluminio… Varían un poco los términos pero se le llama litografía sobre lámina. Y se trabaja en muchos lugares, incluso se practica sin agua –whaterless litography, le llaman– empleando sobre una lámina un menjurje de silicón y otras cosas. Pero todo esto son inventos tardíos y te hacen depender de un producto específico: este silicón que viene de aquí o esta lámina de allá. La litografía en su forma más original, lo que hemos recuperado acá en La Ceiba, te da más libertad, las mejores opciones técnicas y buenos resultados, ¿para qué buscar dependencia?

Hay litografías que pueden hacerse incluso sobre hojas de plástico, pero me da urticaria pensar en eso. Si tú puedes remplazar la hoja de aluminio por una hoja de plástico, ya hiciste un gran avance tecnológico, digamos, y esta hoja de plástico la imprime un plotter directo, ni siquiera es un negativo fotográfico que pasas a una lámina sensible a la luz. Entonces abrevian paso a paso los procesos y terminan en procesos digitales. Lo que ganamos nosotros al tenerlo sobre piedra, es que la piedra la puedes reutilizar muchísimas veces; puedes raspar, volver a dibujar, raspar, 25 veces hacer correcciones… Esto no lo puedes hacer en la lámina o en una hoja de plástico. Con la piedra, puedes sensibilizar la superficie a la luz y pasar a la piedra un negativo fotográfico si quieres; puedes hacer un transfer, una fotocopia allí; puedes utilizar un esténcil con pintura de spray, y claro, puedes dibujar sobre la piedra, tienes muchísimas opciones. Pero antes que nada tienes libertad, tú escoges... Ya una vez que hiciste la inversión de la piedra, yo creo que sale más barato que incluso una hoja de papel. Si puedes utilizar la misma piedra unas 500 veces, y considerando que te haya costado mil 500 pesos, cada vez que utilizas la superficie representa un costo de tres pesos. Y puedes regranear hasta con un puño de arena. Se puede volver a pulir la piedra en sólo diez minutos. La litografía en piedra es una técnica realmente deliciosa porque te permite trabajar con muy bajos costos.

opiniones, comentarios y dudas a
[email protected]