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Conduce a bajo crecimiento y al incremento de la desigualdad, advierte un ensayo

Cuesta entre 1.5 y 2 billones de dólares al año corrupción en el sector público: FMI
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Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, en Washington el pasado 30 de abrilFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 12 de mayo de 2016, p. 17

Washington.

La corrupción en el sector público representa entre 1.5 y 2 billones de dólares al año de la economía mundial y genera costos muchísimo más altos al contener el crecimiento global, impedir una mayor recaudación pública y limitar la caída de los niveles de pobreza, dijo la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.

Las pérdidas por los sobornos representan 2 por ciento del producto interno bruto (PIB) global, señaló en un ensayo que será presentado el jueves en la Cumbre Anti Corrupción convocada por el primer ministro británico, David Cameron. No obstante, recordó que los sobornos son apenas una parte de todas las posibles formas de corrupción y por lo tanto el costo total es muy elevado. Señaló que los costos de la corrupción conducen al bajo crecimiento y a un crecimiento de la desigualdad y tiene un impacto corrosivo en las sociedades.

En una nueva investigación, el FMI sostuvo que atacar la corrupción es vital para lograr la estabilidad macroeconómica, uno de los mandatos de la entidad. El FMI aseveró que las estrategias para la lucha contra la corrupción requieren transparencia, un marco legal claro y voluntad para desregular la economía.

Si bien los costos directos de la corrupción en la economía son bien conocidos, los costos indirectos podrían ser más sustanciales y debilitadores, escribió Christine Lagarde. La corrupción también tiene un efecto corrosivo en la sociedad. Afecta la confianza en un gobierno y erosiona los estándares éticos de los ciudadanos, agregó.

El estudio Corrupción: costos y estrategias para mitigarlos no apuntó a ningún país en particular, pero destacó que la dependencia en recursos naturales no renovables puede alentar la corrupción y conflictos sobre el control de las materias primas. El FMI precisó que se necesitan leyes anticorrupción más duras y una mayor capacidad de la justicia para perseguir estos delitos.

Además, la corrupción frena la inversión tanto local como extranjera y ayuda a perpetuar la ineficiencia, con consecuencias directas en la capacidad de los gobiernos de aplicar recursos en áreas como educación y salud.

Así, el fenómeno afecta desproporcionadamente a los pobres, ya que esas personas dependen más de los servicios de gobierno, dijo. En la visión de Lagarde, el enfrentamiento eficaz del fenómeno de la corrupción requiere un abordaje holístico que incluya los elementos que componen la imagen del palo y la zanahoria, en la forma de sanciones e incentivos.

Diversos instrumentos en general caracterizados como de naturaleza disciplinaria (el palo) pueden mejorar la rendición de cuentas. Otros instrumentos proporcionan refuerzo positivo (la zanahoria), escribió Lagarde en su ensayo de 13 páginas.

Sostuvo que el mayor desafío surge cuando la corrupción ha permeado una sociedad al punto en que las instituciones que deben aplicar la ley se ven comprometidas en su integridad y credibilidad.

Al analizar el papel que el sector privado puede desempeñar en el combate a la corrupción, Lagarde recordó que por cada soborno aceptado por un funcionario público, un soborno es ofrecido por una personas proveniente de la iniciativa privada.

Según Lagarde, la corrupción termina por introducir enormes cantidades de imprevisibilidad a los negocios, y por ello el sector privado debe ser un aliado para erradicar prácticas corruptas.

Lagarde admitió que existía considerable sensibilidad al hecho de que el FMI arroje luz sobre la corrupción, pero destacó que la entidad no podía considerar países a la luz de sus políticas monetarias o financieras cuando el problema de la corrupción es endémico.