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La actriz catalana posee una dilatada y rica carrera a escala mundial, define el jurado

Reconocen a Núria Espert con el Premio Princesa de Asturias de las Artes

La artista siempre ha estado al servicio de la poesía y de la esencia de la escritura dramática

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Núria Espert (Barcelona, 1935) se catapultó a la fama en 1971, cuando dio vida a la heroína de Federico García Lorca en el montaje de Yerma
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 12 de mayo de 2016, p. 7

Madrid.

La actriz Núria Espert, quien ha interpretado grandes papeles líricos y trágicos del teatro, la artista que también ha escrito, bailado, cantado, dirigido y creado escenografías singulares, fue distinguida ayer con el Premio Princesa de Asturias de las Artes.

Ese reconocimiento supone un colofón merecido a una de las figuras más relevantes del teatro español de los siglos XX y XXI, con una trayectoria que se remonta a los años más duros de la resistencia del arte dramático libre durante la dictadura franquista y la posguerra.

Espert ha actuado a escala mundial en algunas de las obras más importantes de la historia, tanto de autores anglosajones (Shakespeare), hispanos (Federico García Lorca) y dramas clásicos, como Medea.

Vínculos con la ópera

Núria Espert (Barcelona, 1935), sigue activa y cuando se sube al escenario se transforma en una artista singular. Ha sido Lucrecia, Bernarda Alba, Medea, La Celestina, Virginia Woolf y numerosos personajes de las obras de Shakespeare. Con su talento ha tocado todos los registros y siempre, o casi siempre, con un clamor contundente por su manera de entender y escudriñar al personaje, como sólo hacen los genios de la escena.

El acta del jurado destaca que se otorga el premio a Espert por una dilatada y rica carrera que la ha conducido a triunfar en escenarios de todo el mundo, además de aclarar que ha sido actriz, directora y escenógrafa, desde que incursionó en el teatro profesional a principios de los años 50 del siglo pasado y siempre ha estado al servicio de la poesía y de la esencia de la escritura dramática.

Espert inició su carrera de actriz a los 16 años de edad, pero no fue hasta 1954, cuando tenía 19, cuando interpretó su primer gran papel y uno de los que la han acompañado toda su vida: Medea, al igual que hizo la otra gran figura de la escena española del siglo XX, Margarita Xirgu.

Después participó en El caballero de Olmedo (1954), de Lope de Vega; Las brujas de Salem (1957), de Arthur Miller y Las criadas (1969), de Jean Genet.

Interpretar la heroína de Lorca en Yerma, en 1971, la que la catapultaría a la fama y la dio a conocer en el ámbito internacional.

Ha tenido vínculos con la ópera, con su participación en numerosas puestas en escena desde 1987, cuando dirigió por primera vez Madame Butterfly, de Puccini, en el Covent Garden de Londres; más tarde vendrían Rigoletto (1988) y La Traviata (1990), de Verdi, y Carmen, de Bizet.

En años recientes destacan La loba (2912), de Lillian Hellman, dirigida por Gerardo Vera; el monólogo La violación de Lucrecia (2012), de Shakespeare; La casa de Bernarda Alba, de García Lorca; Hay que purgar a Totó (2008), de Georges Frydezu; Play Strindberg (2006), de Friedrich Dürrenmat, o la gira que protagonizó con La Celestina, dirigida por Robert Lepage.