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La actriz enfrenta amenazas de muerte y tiene prohibido regresar a su natal Afganistán

Marina Golbahari, un agitado destino; de estrella de cine a solicitante de asilo
 
Periódico La Jornada
Jueves 5 de mayo de 2016, p. a10

París.

Eran estrellas en Afganistán, donde el cine provoca odio y violencia entre los más conservadores. Ahora, Marina y Noorullah van saliendo adelante de forma paulatina en Francia, donde han solicitado asilo. Su agitado destino es una metáfora de su país, arrasado por tres décadas de guerra.

Marina Golbahari, de 24 años, sólo tenía 10 cuando fue descubierta en Kabul a finales de 2001, después de que los talibanes fueron expulsados del poder por una coalición internacional.

Era vendedora de revistas, cuyo padre fue asesinado por los talibanes, y se convirtió en he-roína de la película Osama. En la cinta, Marina interpretaba a una niña que se disfrazaba de chico durante el mandato de los extremistas, cuando estaba prohibida la presencia de mujeres en las calles. El largometraje ganó un Globo de Oro en 2004. Marina Golbahari, de chispeante mirada, se coronó musa del séptimo arte afgano. Encadenó películas y premios internacionales. El cine es mi vida, confía. En una película, puedo decir todo sobre mi pueblo, añade.

Noorullah Azizi, su marido, pasó su infancia en Pakistán, donde viven 2 millones de afganos que huyeron de su país, en guerra desde 1979.

Noorullah, de 28 años, recuerda su juventud viviendo en la pobreza, las noches pasadas bajo una tienda y su trabajo de obrero en una fábrica de zapatos. De vuelta a Kabul, trabajó en mil oficios antes de convertirse en actor de series popula- res. De mandíbula cuadrada y músculos marcados, ha encarnado a policías y soldados que luchaban contra los talibanes. Era feliz. Lo tenía todo, dice.

A Marina la conoció por Facebook y, con ella, llegó el amor. La familia de Noorullah, de etnia pastún, no acudió a la boda el pasado septiembre. Se avergonzaban de mi mujer, porque es una actriz a la que todo el mundo puede ver en fotos. La situación empeoró rápidamente. Una imagen de Marina con la cabeza descubierta en un festival de Corea del Sur causó polémica.

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Marina, de 24 años, se convirtió en heroína de la película Osama, cinta que ganó un Globo de Oro en 2004Foto Afp

En su pueblo natal, en la provincia de Kapisa, “el imán dijo: ‘¡No hace falta que ella vuelva!’”, cuenta Noorullah. “Lo que quería decir: ‘hace falta que muera’”, aclara.

Infieles

Las amenazas y los insultos por teléfono se multiplicaron e incluso les lanzaron una bomba, que no explotó, en su jardín. La pareja se mudó tres veces de vivienda. A mediados de noviembre, tomaron un vuelo a Nantes (oeste de Francia), donde Marina participaba de jurado en un festival. Nunca habíamos pensado en quedarnos, asegura Noorullah, señalando las maletas medio vacías. No trajimos muchas cosas. Pero sus familias, también amenazadas, les prohibieron regresar. La pareja se vio obligada a pedir asilo en Francia.

Cuando uno es actor o actriz en Afganistán, o está implicado en una película, se le acusa de ser infiel. Siempre estamos en peligro, lamenta Siddiq Barmak, director de Osama, refugiado en Francia desde hace un año.

De momento, Noorullah y Marina han sido trasladados a una residencia para solicitantes de asilo en Dreux, al oeste de París.

Soñaba con vivir en Francia. Pero no así, dice Marina. En Dreux, la pareja teme, particularmente, a sus compatriotas afganos. Sobre todo, no deben reconocerla, murmura Noorullah, quien encierra a su esposa con llave para evitar cualquier intrusión. Antes, soñaba con el futuro, cuenta Marina. Ahora, no hago más que mirar mi pasado, se lamenta.