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Ver día anteriorMartes 26 de abril de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Jorge Prior y Malgré Tout
C

onozco al cineasta y videasta Jorge Prior tiempo atrás de que, entre otros, colaborara ocasionalmente en una serie televisiva sobre personas del medio artístico, sobre todo artistas aún jóvenes. Esos programas de Galería plástica se transmitían en Canal 22. Hace pocas semanas, en la UNAM, Prior me confesó estar apasionado de una etapa anterior del arte mexicano que involucra a lo más granado de la generación romántica en su epígono, aquí denominado modernismo, palabra tomada de la llamada Revista Moderna que reunió, como se sabe, al epígono del simbolismo mexicano en un contexto internacional, epígono radicalmente romántico y liberal que a su vez dio lugar a los albores de otros movimientos.

Me indicó que su documental Malgré Tout, sobre Jesús Fructuoso Contreras, estaba programado para ser transmitido en la Cineteca y así fue durante toda una semana. Voy a referirme al mismo, pero lo haré resaltando tanto sus cualidades como otros puntos que le encuentro, el primero de ellos es el siguiente. Para ser documental, es demasiado largo, más de una hora; es digno de ser considerado casi largometraje y fácilmente daría lugar a una película que no sería radicalmente de ficción.

Sin embargo, el producto se queda en el género reportaje. Está narrado de principio a fin por Arcelia Ramírez (su voz me pareció demasiado pareja) y la parte musical, a cargo de Gerardo Bátiz, principalmente sobre música de Manuel M. Ponce, es de encantamiento, sobre todo porque digamos que el motivo principal es la danza tipo habanera también titulada Malgré tout.

Se supone que Manuel M. Ponce (1882-1948) la compuso para la mano izquierda en honor del escultor Contreras a partir de que a éste le fue cercenado el brazo derecho. Amado Nervo había difundido la noticia errónea de que Jesús, manco, creó la escultura de la mujer encadenada que parece querer avanzar alzando un poco el rostro y que conocemos con ese título, mismo que acabó por ostentar esa maravillosa pieza de Ponce, cuya partitura es en clave de fa y de sol en secciones iguales, aunque resulta cierto que debe ser interpretada con la mano izquierda igual que uno de los conciertos de Maurice Ravel. La música del documental es perfecta para el desarrollo del mismo, un positivo y deleitoso acierto.

La vida del escultor Contreras está tratada en todos sus aspectos y su carácter de fundidor se introduce desde las primeras escenas en las que el fuego que derrite el bronce convirtiéndolo en un líquido, ofrece el inicio simbólico de perfecto efecto visual. La historia del escultor y fundidor se encuentra narrada a través de grabaciones animadas, excepcionalmente logradas a partir de documentos y tarjetas postales que están resguardadas en el Fondo Contreras de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, que comparte los créditos del documental con el Conaculta (hoy Secretaría de Cultura) y con Produccciones Volcán, agencia fundada por Jorge Prior que ha generado exclusivamente productos culturales de varios autores y sobre varias tendencias artísticas. Destaco en este trabajo la generosa intervención del escultor Javier Marín para ilustrar procedimientos de modelaje y de la autora de la principal tesis que se ha dedicado a Contreras: Patricia Pérez Walters, investigadora que fue tan apasionada de su tema que hasta sintió ser la viuda de Contreras. Su libro Alma en bronce está publicado por el Conaculta y el Instituto aguascalentense de Bellas Artes.

Al igual que la investigadora, Jorge Prior se enamoró del tema y por su cinta discurren personajes esenciales de la segunda mitad del siglo XX mexicano, como Federico Gamboa (1864-1939), según se deja ver cercanísimo amigo de Contreras, el poeta Manuel Flores (1846-1885), quien estuvo preso en Perote y fue el amante de Rosario, la de Acuña, a quien Contreras dedicó un monumento. Debo aclarar ahora que Acuña nunca estuvo enamorado de Rosario ni se suicidó por ella, cosa que debió manifestarse acudiendo al poeta y lingüista Antonio Campos. Ignacio Manuel Altamirano, quien fue alumno de El Nigromante y desde luego el escultor Miguel Noreña, quien encauzó a Contreras al oficio de la fundición igualmente comparecen. Las esculturas a uno y otro lado del Paseo de la Reforma (proyecto de Maximiliano) fundidas en la Fundidora Mexicana que fue una de las grandes aportaciones de Contreras a la vida artística nacional. Son de su autoría la de su tío, ex gobernador de Aguascalientes José María Chávez, Justo Sierra, Luis G. Urbina, José Juan Tablada, Rubén M. Campos y Juan de Dios Peza. A lo largo de la cinta queda incluido un desglose iconográfico de lo que se conoce como “‘un capricho de Julio Ruelas”, se trata de La entrada de don Jesús Luján a la Revista Moderna, así como el autorretrato pintado de Ruelas que pertenece al acervo del Munal. El camarógrafo acaricia el cuerpo de mármol de la mujer postrada y encadenada que pese a todo (malgré tout) con garbo retórico intenta avanzar, sea para salvar la vida que para ilustrar uno de los aspectos predilectos de esa época, las mujeres medio torturadas y víctimas que a la vez se imponen como seres fatales en ese legendario periodo en el que triunfaron por ejemplo Sarah Bernard, La Bella Otero y Cleo de Medrodes más como personajes que como seres de carne y hueso.

Poca gente conoce el origen de esta escultura que por años estuvo en la Alameda hasta 1983 cuando fue trasladada al casi recién fundado Munal, donde fue objeto de una revisión y restauro. (le faltan algunos dedos). Es la obra más conocida de Jesús F. Contreras, pero ni con mucho la única: tiene obras en Saltillo, un monumento a la paz en Zacatecas (no muy ostentoso), además de esos relieves que parecen brotar de las placas de bronce trabajados al parecer en París y que acabaron por ornar El monumento a la raza en esta ciudad, cosa que creo que casi nadie sabe y que ahora se nos hace evidente.