Opinión
Ver día anteriorMartes 19 de abril de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
La Comisión de Ciencia de la Cámara de Diputados
U

n gran amigo mío que es al mismo tiempo un destacado investigador científico, me hizo llegar este fin de semana un texto de Nicholas Nehamas y Tim Johnson publicado el viernes 15 de abril en el periódico Miami Herald, acompañado de un breve mensaje en el que me pregunta: ¿Cómo ves esto? El artículo es una investigación en la que los periodistas del influyente diario estadunidense dan a conocer las transacciones en las que se encuentra involucrado el diputado Bernardo Quezada Salas, del Partido Nueva Alianza, por la adquisición de inmuebles de lujo en Florida por al menos 8.2 millones de dólares.

Al día siguiente, este tema ya estaba en las primeras planas de algunos diarios mexicanos, en los que además, se documentan los negocios realizados previamente por Quezada y algunos de sus familiares, mediante el otorgamiento de créditos a los maestros miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Lo anterior podría ser entendido simplemente como un caso más entre las acusaciones de corrupción sobre algunos políticos mexicanos –a las que desafortunadamente desde hace muchos años nos hemos venido acostumbrando–; sin embargo, en este caso tiene un componente adicional, que, en mi opinión, es muy delicado, pues Quezada preside actualmente la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados.

Esta comisión, independientemente de quién la ha presidido en sus distintas etapas, ha tenido un papel muy importante –y debe seguirlo desempeñando– en el desarrollo de la ciencia y la tecnología en México. En ella se expresan las concepciones de todos –sí de todos– los partidos políticos sobre un área del quehacer nacional, en la que los mexicanos han puesto sus esperanzas para lograr un mayor desarrollo económico y social, por eso la mayor parte de las resoluciones en esa comisión y luego cuando son llevadas al pleno se votan casi siempre por unanimidad. La pregunta que surge es qué consecuencias tiene una acusación como la que hoy recae sobre su presidente en la marcha de este órgano legislativo.

Lo primero que hay que considerar es que ante una acusación como la que se le hace al legislador no se puede prejuzgar y declararlo automáticamente culpable, aunque sobre él esté presente la sombra del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, organización a la que Nehamas y Johnson califican de corrupta –y no nada más ellos, considerando que su principal lideresa, la maestra Elba Esther Gordillo, se encuentra presa acusada de diversos delitos que implican sumas millonarias. Lo que quiero decir es que Quezada no es culpable sólo porque el Miami Herald y otros medios lo señalen, eso toca abordarlo a las autoridades correspondientes, y tiene todo el derecho de defenderse y ofrecer las explicaciones que considere necesarias.

Pero también es cierto que tanto las acusaciones como las aclaraciones no deben afectar la marcha de un órgano legislativo con una agenda tan importante para el desarrollo de la ciencia y del país, como la que corresponde a la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados.

A pesar del tiempo tan breve que ha transcurrido desde su instalación, la comisión ha realizado una actividad muy interesante. Efectúa reuniones de trabajo periódicas y públicas de la propia comisión (hace poco se hizo la quinta sesión ordinaria) y para tratar temas relacionados, por ejemplo, con el papel del conocimiento científico y tecnológico en el campo laboral. Hace algunas semanas influyó de manera decisiva para evitar que los recortes al presupuesto durante este año afectaran las asignaciones a las becas de posgrado.

Para no ir más lejos, ahora que ha sido nombrado coordinador de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Oficina de la Presidencia, el doctor Elías Micha ha puesto de relieve –en una entrevista próxima a aparecer en el número de mayo de la revista del Foro Consultivo Científico y Tecnológico– que el gasto federal en ciencia y tecnología que se destina a las diferentes secretarías de Estado debe utilizare estrictamente en las tareas científicas, tecnológicas y de innovación, y para ello es posible que se requieran adecuaciones en el marco legal que lo hagan vinculante.

Entonces la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados debe estar ligera y al servicio del país. Por ello, yo creo que la mayor contribución que puede hacer en este momento el diputado Quezada Salas, sin prejuzgar sobre las acusaciones que pesan en su contra, es separarse de la presidencia de esa comisión. Respondiendo a mi amigo científico… Así es como lo veo.