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El Nobel de la Paz 1980 llama a repensar qué sociedades queremos

Lamenta Pérez Esquivel la impunidad en México ante crímenes de lesa humanidad
 
Periódico La Jornada
Viernes 15 de abril de 2016, p. 6

Lo que hoy ocurre en México son crímenes de lesa humanidad. Con esa contundencia, el premio Nobel de la Paz 1980, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, se refirió a la crisis de inseguridad y a las constantes violaciones a los derechos humanos generadas a partir de la estrategia para combatir al crimen organizado.

El pacifista y defensor de los derechos humanos ofreció ayer una conferencia magistral en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la que criticó que en el país se cometan delitos como el secuestro o la desaparición forzada, y que la mayoría queden impunes.

En el auditorio Pablo González Casanova, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS) de la UNAM, Pérez Esquivel –quien el 5 de diciembre de 2014 fue nombrado profesor extraordinario por esta institución– lamentó lo que sucede en territorio mexicano.

Nos duele lo que pasa en este país. El secuestro y la desaparición de personas fueron declarados por la ONU, desde 1981, crímenes de lesa humanidad, y éstos no prescriben.

Dijo que por ese motivo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha puesto especial atención en investigar lo que viene ocurriendo en México en años recientes. Mientras exista impunidad jurídica, continuarán cometiéndose estos actos.

Su trayectoria en la defensa de los derechos humanos y la paz es reconocida desde hace décadas. En 1972, Pérez Esquivel se convirtió en portavoz latinoamericano de las doctrinas pacifistas inspiradas en los idearios de Mahatma Gandhi, Martin Luther King y Hélder Camara. Un año después fundó el periódico Paz y Justicia, que con el paso del tiempo se convirtió en pilar del movimiento pacifista y pro derechos humanos en América Latina.

Fue perseguido por la dictadura de Jorge Rafael Videla (1976-1981). En abril de 1977, al intentar renovar su pasaporte, fue detenido en Buenos Aires y encarcelado sin proceso judicial, pero ante la presión internacional el gobierno se vio obligado a dejarlo en libertad en junio de 1978. Tras recibir el Nobel, fue designado miembro del comité ejecutivo de la asamblea permanente de la ONU sobre Derechos Humanos.

Ante decenas de universitarios, del director de la FCPS, Fernando Castañeda, y del director del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, Miguel Concha, Pérez Esquivel aseguró que la paz no es ausencia de conflicto y no se regala, sino que es una conquista de los pueblos.

Destacó el papel que las sociedades deben jugar para contrarrestar los conflictos. “No pueden ser agentes pasivos, porque de mantenerse así serán dominados por el sistema (…) No deben tener miedo a la política; se puede ser político sin convertirse en partidario. Lo peor que podemos hacer es ser indiferentes y cerrarnos a las luchas sociales”.

Desde su perspectiva, el mundo vive muchos holocaustos. No nos engañemos. ¿De qué paz y democracia hablamos ahora? ¿Al mundo le importa la lágrima de los oprimidos? Ésta debe ser una lucha compartida y urge repensar las sociedades que tenemos y hacia dónde va la humanidad.