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Aloja el MAM La belleza llegará después..., exposición sobre la madurez de Boris Viskin

Entrevera artista alusiones a la guerra, el genocidio y la violencia de hoy en el país

El ensamblaje y óleo Veracruz nació del dolor y duelo que plantea Francisco Toledo, afirma

 
Periódico La Jornada
Viernes 15 de abril de 2016, p. 6

La exposición de Boris Viskin (CDMX, 1960), montada en el Museo de Arte Moderno (MAM), inicialmente estaba programada para la sala que ocupó Duelo, de Francisco Toledo.

Viskin acudió varias veces a observar ese espacio e invariablemente la exposición captaba su atención. “Con esa vibra, dolor y duelo que plantea el maestro Toledo”, nació Veracruz (2015), ensamblaje y óleo sobre madera, la más reciente de su muestra La belleza llegará después..., que para Viskin representa estos tiempos de violencia por los que estamos pasando.

La belleza llegará después..., título que se refiere a lo burdo de muchos de los materiales utilizados, se compone de ocho esculturas, tres instalaciones, 30 obras a muro, entre pinturas, ensamblajes en relieve y técnicas mixtas, así como tres series mixtas de pintura y gráfica. Se enfoca en los recientes tres lustros de producción, su periodo de madurez, expresó el curador Iñaki Herranz.

Según Herranz, aunque Viskin alude de modo directo a esos personajes, muchas veces se hacen citas, jamás cae en el paráfrasis ni en el pastiche. Siempre son reactualizaciones de la versión artística del tercero. Tiene un lenguaje mucho más contemporáneo. Así es como encontramos desde homenajes, no nada más a pintores, también a escritores, filósofos, cineastas y poetas. Otros, más que el tributo, están al lado del remake, a veces con cierta carga del humor”.

Posada ligó política y arte

Boris Viskin tiene presentes muchas exposiciones individuales que me marcaron y gracias a ellas mi trayectoria sería a mi gusto. Destaca su homenaje a José Guadalupe Posada, uno de los artistas que mejor pudo ligar la política con el arte.

También alude a Troya, retrato que incluye muchos de mis pintores consentidos. El título es un poco eso, cómo me meto en esas personalidades y a través de ellas trato de ganar la batalla.

El expositor pasó su juventud en Israel, luego vivió tres años en Florencia, donde estudió en el Studio Art Center International.

Sylvia Navarrete, directora del MAM, dijo que Viskin se refiere con mucha frecuencia en su obra a su niñez, con su educación de una familia judía, su infancia en Jerusalén, mientras en fechas recientes ha incorporado una reflexión sobre la religión como dogma y sobre los enfrentamientos que hemos visto en nombre precisamente de las religiones.

Aquí Viskin trae a colación la obra Llamando a Astroboy. “Creo que tiene esta carga –es uno de los títulos que se consideró para la muestra– de la niñez, la nostalgia, por el llamado a un héroe que nos pueda salvar. Los chamucos ya están desatados, la religión se utiliza para la guerra.

Uno de los ejes fuertes de la exposición es la niñez confrontada con el mundo a través del artista ya maduro que trata de mandar un mensaje de reconciliación y de paz.

La museografía de la muestra permitió la exhibición lineal del políptico Sonata para una noche cíclica, formado por 124 cuadros, entre óleo, collage y ensamblaje, que sólo se había mostrado una vez en Monterrey, aunque dividido en dos partes debido a su tamaño. En medio de este espacio se ha creado una especie de hongo atómico con todos los dibujos fallidos de Viskin.

“El título La culminación del error viene de una frase de Stanislaw Lem que me encanta. Muchas veces en el arte uno sigue los caprichos; entonces, para mí es una pieza que tiene carga cómica, pero a la vez algo del desecho que hizo una creación. Hay alusiones a los estragos de la guerra, el genocidio, la bomba atómica, la violencia por la que atraviesa hoy el país, entrelazado en puentes con la historia del arte y nuestro pasado.”